sábado, 28 de marzo de 2009

¡HE VUELTO!

Negrita
¡Albricias! Por fin he recuperado mi ordenador y puedo poner al día mis asuntos. En todo este tiempo apenas he podido visitar brevemente algunas páginas y echar un vistazo al correo, pues dispongo de poco tiempo libre en el colegio. He seguido con mi costumbre de ir al cine, eso sí, y he podido leer El lector, la novela en la que se basa la película que os comenté la última vez y que me ha gustado tanto o más que ésta. Os la recomiendo. También llevo ya terciado Catalina, la fugitiva de San Benito, de Chufo Lloréns, que es bastante entretenida.
Vi Slumdog millonaire y me pareció francamente interesante, con escenas muy duras sobre la vida en la India, sobre todo la de los niños, y un cuento de hadas bastante verosímil. El baño de Óscar que recibió la mantiene aún en las salas, me alegro por ellos. Los premios deben servir para eso. Qué mundo éste, qué terribles desequilibrios tenemos... Niños que malviven en las calles, mafias que los explotan y maltratan, policías torturadores... Acabas con una sonrisa, pero el trayecto no tiene nada de idílico. Me acordé de Agua, también hindú, sobre la situación de las viudas en la época de Gandhi, terrible, aunque no sé si ahora es muy diferente. Ojalá haya cambiado, aunque sabemos que siguen existiendo barbaridades como el matrimonio entre niñas y viejos y costumbres ancestrales que nos acercan a las bestias más que al ser racional que supuestamente somos.
Me encantó Gran Torino, genial Clint Eastwood haciendo de viejo gruñón racista reconvertido en héroe al final de su vida. La película da para pensar bastante. Es una historia muy bien contada, honda y sincera. Una vez más habla de las difíciles relaciones familiares y de cómo se puede encontrar el cariño en otros aparentemente distintos y ajenos con quienes no tenemos lazos de sangre. La soledad, la incomunicación y la injusticia son los mimbres que utiliza el sabio Clint para tejer una fábula llena de sensibilidad que proporciona material suficiente para una larga sobremesa.
En cambio, me decepcionó Los abrazos rotos. Me lo esperaba, pero tenía que verla. No consiguió emocionarme. Penélope Cruz está muy guapa y es buena actriz, pero no me convence. Siempre tiene una mirada triste y aquí no me transmite nada. Su historia de amor con Lluis Homar no tiene la tragedia que pretende contar, o eso me pareció al menos. Blanca Portillo sí está estupenda, como siempre. Hay que reconocer que Almodóvar sabe venderse muy bien, aunque sus productos sean muy irregulares. No hay que alabarle sólo por ser quien es, tiene que ganarse las buenas críticas. Su mundo es variado y surrealista, imaginativo pero muchas veces sobrevalorado. Ya dicen que más vale caer en gracia que ser gracioso. Cierto que ningún creador puede mantener una calidad elevada en todas sus obras, todos tienen altibajos, pero deben ser lo bastante humildes como para reconocerlo y no mantenerse en el Olimpo a toda costa sin hacer caso a las críticas. Volver era magnífica, honda y sincera, lástima que su sucesora no esté a la altura.
Ayer vi Traidor, un thriller político sobre terrorismo al estilo de Red de mentiras pero menos enrevesada y con más trasfondo para reflexionar. Muestra distintos aspectos del mismo problema. Vivimos una época complicada y nada es totalmente blanco ni totalmente negro, todo tiene matices y varias lecturas, aunque indudablemente el Bien existe y el Mal también, sólo que no están claramente definidos ni delimitados casi nunca. Me gustaría saber más de tantas cosas... No quiero ser visceral ni irracional, pero me pregunto cómo alcanzar la ecuanimidad y el equilibrio. ¿Es suficiente la información? ¿De quién podemos fiarnos? ¿No influye en nosotros también nuestra historia personal y nuestras experiencias? Yo provengo de una familia de derechas y sin embargo ahora pienso de manera totalmente diferente. ¿Estaba equivocada entonces? ¿Lo estoy ahora? Demasiadas preguntas para estas horas de la madrugada, pero seguiré pensando en ello.
Feliz domingo a todos.