martes, 17 de mayo de 2011

NO TENGAS MIEDO







Aún no he podido hablar con nadie que haya visto No tengas miedo, la última película de Montxo Armendáriz, todavía en los cines. Trata un tema incómodo y la gente no está por la labor de sufrir. Como ocurre en la realidad, por desgracia, prefiere mirar hacia otro lado o cerrar los ojos. Yo fui a verla sabiendo a lo que iba, movida por el interés que me suscitaban las críticas leídas u oídas. Las más fiables hablaban de delicadeza y tacto al abordar un asunto tan delicado, y no se equivocaron.

La película se apoya en un sólido guión que elude el morbo y las situaciones demasiado explícitas. Muestra sin enseñar, por eso resulta más atroz lo que adivinas que lo que ves. Ves esa mano paterna amorosa y solícita y te revuelves al saber lo que ocurre cuando la cámara sólo enfoca la cara de la niña, una Michele Jenner fabulosa en cada escena. Lluis Homar representa a la perfección un papel difícil, incómodo. Hay quien dice que da incluso pena. A mí no me la dio. Por mucho que me lo expliquen, no puedo ni siquiera intentar entender qué mueve a un padre a destrozar la vida de su hija. Es lo mismo que los maltratadores: ¿Son enfermos o simplemente malos? Yo me inclino por lo segundo. No sé nada de patología criminal o mentes desviadas, más allá de lo que cuentan las películas, ni me interesa. Todo intento de justificación me irrita, me parece injusto. En la película aparecen testimonios reales de personas que han padecido abusos, casos espeluznantes, y uno de ellos dice algo así como que para cuando encontró el valor   suficiente para denunciar a su agresor el delito ya había prescrito. "¿Y mi dolor cuándo prescribe?", se pregunta. El malvado se va de rositas, la víctima tarda años en recuperarse o no lo consigue nunca. Las secuelas son tanto físicas como psíquicas, terribles, increíbles.




Dice Carlos Boyero algo así como que "el hombre del saco está en casa", y nada más cierto. A todos de pequeños nos previenen contra los extraños, el peligro que representa que un desconocido nos ofrezca caramelos para llevarnos a lugares terribles, pero nadie nos advierte de lo retorcido que puede llegar a ser un abuelo, un profesor, un cura, un padre, de las atrocidades que se cometen entre las paredes del sacrosanto hogar, el respetable internado, la impoluta sacristía. Adultos asquerosos que abusan sin ningún escrúpulo de menores indefensos, incluso bebés, que machacan su inocencia y su cariño con el peor de los delitos impunemente, porque encima lo peor no es el hecho en sí, con ser terrible, es que además el resto de la familia, incluso la Iglesia,  sabe y calla, oculta la tremenda verdad, no muele a palos al cerdo ni le castra sin miramientos, se hace la desentendida y aquí paz y después gloria. Las víctimas están terriblemente solas, doblemente solas porque aunque les crean, algo harto improbable, nadie hace nada.  



Aquí es la madre, interpretada por Belén Rueda, la que escucha (más bien sólo oye) las quejas de su hija sin darle crédito. Hacerle caso habría supuesto un vuelco en su vida así que lo soluciona marchándose y dejándola con su padre porque es quien mejor puede cuidarla. Se desentiende de ella. Silvia está sola, terriblemente sola. Se siente trágicamente unida a su padre por una relación ambigua pero muy profunda. Se refugia en la música y en el juego de manera enfermiza, no sonríe hasta el final, cuando se vislumbra la esperanza. Ha pasado su infancia y adolescencia sufriendo en silencio. Un día estalla y encuentra por fin a una persona capaz no sólo de entenderla sino de encauzar su miedo y su inseguridad  a través de la palabra. Verbalizar lo que nos ocurre es el primer paso para solucionarlo, hay que poner palabras al dolor, a la rabia, a la frustración. Hay miles y miles de casos y sólo una pequeña parte salen a la luz.  ¿Qué pasa con el resto? ¿Cómo recuperan su vida las víctimas? ¿Cuántos cabrones pagan su culpa? Muy pocos. Los hay de todo tipo y condición, en todas las escalas sociales, pero abundan los que utilizan su poder para hacer daño, mucho daño. 

Armendáriz tardó años en hallar la manera de contar mediante imágenes esta realidad sangrante. Buscó, investigó, entrevistó a víctimas y terapeutas. No tengas miedo está narrada desde el punto de vista de Silvia, la cámara se mueve con ella. Sientes su dolor, su impotencia a través de su mirada ojerosa y triste. Pamplona es el escenario perfecto, lluviosa y fría cuando corresponde. 
No sé por qué nos da tanto reparo ver películas como ésta, valiente, delicada, respetuosa, honesta pese a la tremenda realidad mostrada. Te conmueve si eres sensible, pero no es desagradabe gracias a una fabulosa labor de contención y mimo, de cariño hacia esos seres indefensos que han de encarar cada día como si fuera un punto de partida porque les han robado el pasado. En mi vida profesional he conocido varios casos de maltrato, por desgracia, pero ninguno de abusos, que yo sepa. Por eso estoy especialmente sensibilizada sobre esta dura realidad. De mi experiencia personal... otro día, si acaso. No temáis verla, es dura pero muy recomendable.
Totalmente distinta (es lo bueno del cine) es El inocente, mala traducción de la novela de Michael Connelly The Lincoln Lawyer. Conocemos mejor el sistema judicial norteamericano que el nuestro gracias a productos como esta buena película que cuenta la historia de un abogado sin escrúpulos (uno más, diréis), muy bien encarnado por Matthew McConaughey (hay que ver con el apellido...) que tropieza con un caso que se complica por momentos. Sorpresas, giros de guión, hallazgos inesperados... todos los ingredientes necesarios para fabricar una intriga correcta y bien resuelta se dan cita aquí. Me gustó mucho porque me encantan las novelas policiacas y el cine negro, me atrae la investigación policial y el estudio de los personajes. Muy recomendable para los amantes del género.
Estoy deseando ver Midnight in Paris, el último regalo de mi admirado Woody Allen. Dicen que es estupenda. Incluso sus película menores tienen algo grande. Ya os contaré.


11 comentarios:

Ro. dijo...

Recuerdo que la ví anunciada hace unos días en televisión, pero andaba ocupada haciendo algo que ahora mismo no recuerdo y no le presté demasiada atención. Ahora tengo ganas de verla. Buena crítica.

Joselu dijo...

Me gusta mucho el cine de Montxo Armendariz. Lo he seguido y me maravillaron su Tazio, 27 horas, Secretos del corazón... Creo que tiene una sensibilidad y fuerza magníficas. Sin embargo, en esta película (que quería ver mi mujer porque le gusta mucho Belén Rueda) tengo alguna prevención. Tú lo has dicho. El tema es oscuro y escabroso. Me gusta el cine duro, extremo, pero hay ciertos temas que me llenan de horror y éste es uno de ellos. Vi lleno de tristeza aquella película triste que es Nunca me abandones o La carretera o Cisne negro o muchas otras, pero esta me inquieta. No hay nada tan frágil como un niño y pienso que contemplar, aunque sé que sólo mediante alusiones, algo que de ninguna manera puedo remediar, me llenaría de congoja. No digo que no vaya a verla. Ya te he dicho que en casa hay intención de hacerlo, pero pienso que será una peli que me generará malestar por la realidad brutal que expone. Cuando vi Te doy mis ojos me invadió también una profunda desazón porque en alguna medida se humanizaba al maltratador y su dolor. Como bien dices, el que abusa de un niño puede tener razones pero no quiero escucharlas, no me interesan. No quiero que los humanicen. El horror es eso horror y no quiero entrar en él ni siquiera para comprenderlo.

Sigo intentando ver Incendies pero, alucinado vuelvo a constatar, que no está en Barcelona.

Un abrazo, colega y gracias por tus certeras reflexiones que tienen como eje al cine.

Lola dijo...

Espantoso el tema, pero si está tratado con delicadeza iré a verla. Me daba miedo ver escenas escabrosas.
Me gustó mucho la segunda peli que comentas.
Un gran beso y sigue contándonos cosas de cine que todos leemos con avidez. Lola

Yolanda dijo...

Ro, comprendo que es una película poco atrayente en ciertas circunstancias. No suelo rehuir un buen producto aunque resulte en principio duro, por eso veo de casi todo. La oferta suele ser amplia y para todos los gustos. Ve a verla, no te defraudará.
Un saludo.

Yolanda dijo...

Joselu, Armendáriz es un buen director que se prodiga poco, quizá por eso sus películas son especiales. Dignifica el cine español, tan denostado por muchos. Ha sido valiente al abordar un tema incómodo y su gran mérito es la delicadeza con que lo hace, sin evitar los aspectos más duros. Es un serio problema que no es afrontado con rigor por nadie, ni siquiera por las personas cercanas a las víctimas. Se ven condenadas a la vergüenza a solas, silenciosa, sintiéndose culpables. Ningún castigo sería suficiente para esos cabrones. No temo ver este tipo de cine, aunque me revuelva por dentro, pero de eso se trata al fin y al cabo.
Ya hemos hablado de las otras películas que mencionas. No comprendo por qué no ponen "Incendies" en Barcelona, resulta inexplicable. Es una gran ciudad que seguro tiene personas que quieren verla, como tú. A ver si esta semana tienes más suerte, aunque según se aleja la fecha del estreno es más difícil. A veces duran poco tiempo en cartelera, ya sabes. El día que yo fui había bastantes espectadores y aún sigue en los Renoir. Que la taquilla mande tanto es un serio inconveniente, como las audiencias televisivas. Nos condenan a ver productos infumables sólo porque millones de personas disfrutan consumiendo basura, qué asco...
Un fuerte abrazo, colega.

Yolanda dijo...

Lola, el gran mérito de Armendáriz es tratar un tema tan oscuro y delicado con enorme cuidado, al contrario que ciertos programas televisivos que explotan el morbo sin ningún pudor ni vergüenza. Cada vez que hablan de algo así me pongo mala, son asquerosos. Debería estar prohibido enfocar con tan poco rigor y seriedad un delito que se ceba en los más débiles e inocentes. No respetan nada y sólo buscan la maldita audiencia.
A ver si puedo contar pronto algo más alegre...
Un abrazo.

Cabopá dijo...

Creo que hace dos meses que no voy al cine, por causas que no vienen a cuento....
Tenemos que retomar "los miércoles cine" y será siempre haciéndote caso de tus recomendaciones...
Gracias Yolanda por tus criticas, siempre tenidas en cuenta por mi
Besicos.

Miguel dijo...

¡Qué críticas más suculentas haces Yolanda...! A mí me han entrado ganas de enfrentarme a esta terrible realidad que se expone en la película de Armendáriz. Ya sé que voy a pasar un rato rabioso. E impotente. Pero el artista está ahí para quitarle todo lo horrible de la realidad y transformarlo en ficción. Y de cómo se resuelva este proceso depende la calidad de la película. Por lo que cuentas, en este caso está bien resuelto. Aunque la realidad supere a la ficción, y la película te lleve a inquietarte por una terrible situación que pasa más de lo que nos imaginamos, creo que vale la pena dedicar algunos momentos de nuestras vidas a pensar en ello.

Un beso, colega.

Yolanda dijo...

Cabopá, espero que mis modestas opiniones te ayuden a elegir una película que satisfaga tus gustos. No todo es válido, yo elijo según el momento y mi estado de ánimo pero procuro no dejar escapar las que vienen avaladas por ciertos críticos.
Un besote.

Yolanda dijo...

Miguel, soy de los que piensan que el cine no es sólo entretenimiento, ha de servir como testigo y denunciante cuando es necesario, utilizando su propio lenguaje, muy plástico y directo. En este caso era preciso contar de una vez una realidad terrible que a todos incomoda pero que la mayoría calla y oculta.Las víctimas están solas, incomprendidas. Cualquier persona sensible se verá afectada por lo que ve, y es bueno que sea así. Es una película dura pero no desagradable con un final esperanzador. Espero que podamos comentarla.
Un abrazo, colega.

María dijo...

Me gusta mucho la crítica que haces de la película "No tengas miedo", tanto que me gustaría ir a verla, ya que no la he visto, además, me encanta como trabaja Belén Rueda, que la he visto en otros papeles, como por ejemplo: "Los ojos de Julia" ¿la viste?

Un beso.