sábado, 30 de abril de 2011

PRUEBA

Probando, probando... ¿Qué pasa en la blogosfera? No puedo publicar desde hace unos días. A ver si ahora...

jueves, 28 de abril de 2011

WHERE IS LEO?

Hay duendes malignos haciendo de las suyas, estoy segura... Al grano: Dos estupendos colegas míos han filmado un vídeo de dos minutos de duración con alumnos de 5º para participar en un concurso de la Comunidad de Madrid que pretende potenciar el bilingüismo. Hay varios premios otorgados por el jurado, pero otro lo da el público con sus votos, así que necesitamos mucha difusión. Por alguna extraña razón en el enlace directo no se puede votar, hay que ir a la página principal: www.premiosmicrofilms.es En la página 8 de los participantes está el nuestro, titulado WHERE IS LEO? Debajo hay unas estrellitas para poder votar. ¡Echadnos una mano, por favor! Gracias mil.

domingo, 10 de abril de 2011

EN UN MUNDO MEJOR


En un mundo mejor es la película danesa que recibió el Óscar a la mejor película extranjera hace apenas un mes. Tenía muchas ganas de verla y no me ha decepcionado. Es dura y emotiva, como todas las de Susanne Bier, al menos las que yo he visto, especialmente Hermanos.

En un mundo mejor se muestra la violencia, el odio y la crueldad en dos lugares bien diferentes, Dinamarca y África. La fama de Dinamarca como país idílico y modélico cae por tierra aquí. Entre los daneses hay chavales matones y crueles y adultos violentos y fanfarrones como en cualquier otro lugar. En un campamento de refugiados en África ejerce su trabajo Anton, médico sensato y valiente, padre de dos hijos y a punto de separarse de su mujer por una infidelidad. Allí vive día a día la miseria, la enfermedad y el horror que provoca un jefe del lugar: uno de sus pasatiempos consiste en abrir el vientre de las embarazadas para ganar la apuesta sobre el sexo del bebé. Cuando acude al médico para que le cure una terrible herida en la pierna las enfermeras y el resto del personal se niegan a ayudarle, en justa venganza.

Elías, hijo mayor de Anton, sufre acoso en el colegio por ser sueco, por sus dientes, por esos detalles que otros chavales sin escrúpulos aprovechan para machacarle sin compasión hasta que aparece Christian, que se enfrenta al cabecilla sin piedad. Christian acaba de perder a su madre por un cáncer y no ha superado su rabia y su dolor. Mantiene una difícil relación con su padre, que sigue con su trabajo en Londres, por lo que él debe quedarse en casa de su abuela. La muerte de su madre le ha endurecido, no acepta la debilidad y comienza una escalada de violencia inusual en un niño de doce años hasta llegar a un suceso trágico pero no irreparable, por fortuna.

Elías se deja ayudar, aunque no comparte los sentimientos de venganza de su amigo. Piensa que ha de haber otra salida, pero la más rápida es, como muchos creen, pagar con la misma moneda. Por eso asisten atónitos y un tanto avergonzados a la pasividad de Anton cuando es atacado por un mecánico chulesco por una pelea de niños en el columpio. Anton no devuelve los golpes, decide marcharse con los niños, que esperaban otra reacción. Averiguan quién es y dónde trabaja el mecánico para planear un resarcimiento, pero Anton desbarata sus planes yendo a buscarle y diciéndole que no ha conseguido nada a pesar de sus golpes, que es un cobarde y que no vale la pena perder el tiempo con él. Los chicos no entienden nada y Christian empieza a pensar en una venganza de imprevisibles consecuencias.

La película va ganando en intensidad dramática y consigue emocionar y sobrecoger. Da miedo y pena la cara de Christian, que no sonríe ni una sola vez, frío y vengativo. Qué fácil es montar una bomba casera con las instrucciones que se encuentran en internet... Es verídico, no un invento de la directora. Es un chico que no consigue controlar sus emociones ni sus sentimientos porque quizá no se lo han enseñado, y la pérdida de su madre le descoloca por completo. Aflora su crueldad, que él considera justa, hasta que comprende que necesita ayuda.

Todos los personajes sufren, de uno u otro modo. Son vulnerables y atormentados, lo que los hace más cercanos y creíbles. La mujer de Anton no puede perdonar su infidelidad, pero siguen queriéndose. El padre de Christian no sabe cómo hablar con su hijo, siente que le está perdiendo a pesar de contarle la verdad sobre la muerte de su madre y cómo la soportó él mismo. Todos se ven envueltos por la misma tela de araña, en Dinamarca y en África. El dolor, la maldad y la violencia no conocen distancias ni fronteras. En cada sitio se manifiestan de manera diferente, pero en esencia son iguales, algo consustancial al ser humano, tan animal y tan primitivo como hace millones de años. No sé si entonces existía alguien como Anton, pero necesitamos muchos como él. La policía sólo soluciona una parte del problema, pero no lo ataja ni previene. Los profesores tampoco parece que acierten demasiado. Quienes conocemos bien a los chavales sabemos lo crueles que pueden llegar a ser, aunque algunos no lo crean. Lo que no es cierto es que nos quedemos de brazos cruzados ante una situación de violencia o acoso, al menos es lo que yo he vivido en más ocasiones de las que quisiera recordar. Es muy desagradable verse envuelto en problemas así, pero ocurren prácticamente todos los días. ¿Por qué es tan habitual la violencia entre niños pequeños que lo tienen todo? ¿Por qué insultan y pegan con tanta saña? ¿Por qué algunos padres se creen con derecho a atacarnos incluso físicamente sin ningún miramiento? Podemos equivocarnos, evidentemente, pero nada justifica reacciones tan desmesuradas. Con ejemplos así, ¿qué se puede esperar de los niños?

La película tiene un final esperanzador sin ser fácil ni sensiblera. Obliga, más que invita, a la reflexión a través de potentes imágenes y una fotografía fascinante. El reto es cómo manejar la violencia, cómo educar a los niños en un mundo dominado por ella, cómo escapar de la fácil y terrible ley del ojo por ojo. La directora ha sabido impregnarla de humanidad sin hacer concesiones fáciles. Es altamente recomendable, sin duda.

Feliz semana a todos.