domingo, 10 de mayo de 2009

UN BUEN HOMBRE

Hoy me tocaba ver cine español. Una colega me habló de esta película que van a retirar pronto, me temo, así que he ido a verla. Está bien, aunque tiene algunas trampas y no acaba de desarrollar la idea original, que es buena. Lo mejor son los actores, como suele pasar. Tristán Ulloa es Un buen hombre y Emilio Gutiérrez Caba, que siempre ha sido un gran actor, su amigo mayor, casi un padre para él y mentor en la Facultad de Derecho.
La película comienza con la clase inaugural del curso: Vicente (Tristán Ulloa) anima a los alumnos principiantes, les dice que van a ser los encargados de hacer cumplir las leyes, unos superhombres, los guardianes del Bien porque sin duda existe, igual que existe el Mal. Es un hombre intachable, católico, justo, cumplidor, con una buena posición y una mujer que le quiere. Cree que es bueno porque hace las cosas según el libro. Tiene unas convicciones morales inamovibles, en las que lo blanco es blanco y lo negro es negro, no hay lugar para claroscuros. El mundo le compensa por su "bondad" al otorgarle una Cátedra a la que aspiraba. Pero algo sale mal: se convierte en testigo de un crimen y se coloca en una posición en la cual tiene que ampliar su visión, entender que, en la vida real, las cosas son mucho más complicadas y tienen muchas más lecturas de las iniciales. Cuando sus propios intereses se mezclan en la trama descubrimos de lo que es capaz "un buen hombre", nada que ver con la idea inicial.
Pregunta: ¿se debe hacer cumplir la ley o ayudar al amigo al que tanto se debe? ¿Se puede ser asesino sin renunciar a lo que ha costado tanto conseguir? ¿Se justifica la hipocresía y el delito en determinadas circunstancias? ¿Se paga un precio por todo ello? La literatura y el cine están llenos de ejemplos de asesinos circunstanciales. Hay quien hace el Mal simplemente por eso, por maldad, pero recuerdo, por ejemplo, esa escena espeluznante de El inocente en la que el protagonista mata al bebé de su mujer dejándolo en la ventana en pleno invierno para evitar que sea su heredero, algo que le parece inconcebible: no es suyo, no es de su sangre, no tiene derecho a llevar su apellido ni a heredar su fortuna. La persona con quien vi la película lo justificaba plenamente. Yo, no. Curiosamente, acabo de terminar Catalina, la fugitiva de San Benito, cuyo punto de partida es el intercambio de recién nacidos porque el hidalgo necesita un heredero varón, y su cuarto vástago es otra niña. La envía a un convento bajo la tutela de su hermana la priora, pero no la abandona. La historia es bastante complicada, pero acaba enganchando.
No me parece que el honor familiar sea tan importante como algunos creen. Mi madre decía que no era posible querer a un hijo adoptado como si fuera propio, pero los casos que conozco afirman lo contrario. La importancia de la "limpieza de sangre" pasó a la historia. ¿O no? Hoy abundan los casos de hijos ilegítimos (aunque la ley desechó este término hace años) utilizados de modo torticero. Aún hay hijos de republicanos que han vivido en una familia que no era la suya y siguen buscando sus orígenes. Todos queremos saber de dónde venimos. Parece que conocer las raíces nos afirma en nuestra identidad. Y, sin embargo, un hijo adoptado tiene los mismos derechos que uno natural. ¿Seguro? Conozco algún caso en el que los abuelos se niegan a reconocer al nieto porque no es de su sangre. ¿Es una doble moral? ¿Es hipocresía? ¿Es una idea del honor mal entendido?
Volviendo al tema de la película, hay más casos en los que un hombre pacífico se convierte en su antítesis movido por las circunstancias. Ocurre en Perros de paja, por ejemplo, pero en este caso el protagonista, Dustin Hoffman, debe recurrir a la violencia para proteger su hogar y su familia. Cuando el atenuante es la legítima defensa las cosas cambian: no eres un asesino, te has defendido en buena ley. ¿Y si matas al asesino de tu hija porque no confías en la ley? Hay tantos casos con tantos matices que no se puede simplificar. No envidio a quienes deben aplicar las leyes, aunque todos tenemos opinión a la hora de juzgar los casos que saltan a la luz. En caliente, por ejemplo, tras un atentado, prácticamente todos somos partidarios de la pena de muerte. Otra cosa es pensar con objetividad y cierta frialdad una vez conocidas todas las circunstancias. Se dice: "Odia el delito y compadece al delincuente". No puedes juzgar sin tener todos los datos, lo cual es prácticamente imposible. En un conflicto siempre hay que escuchar a todas las partes implicadas. Todos los días nos surgen casos en los que hay que tomar decisiones, enjuiciar, dar nuestro parecer. Evidentemente, eso no implica enfrentarse a un asesinato, pero, ¿y si llegara el caso? Nunca sabemos cómo vamos a reaccionar llegado el momento. Mejor que no llegue.
Buena semana a todos.

6 comentarios:

Joselu dijo...

Nunca se ha preguntado al pueblo español si quería república o monarquía, pero tampoco nunca se le ha preguntado si está a favor de la pena de muerte en según qué crímenes especialmente ominosos. Son decisiones que han sido tomadas por arriba, pero que, sin embargo, si se le plantearan podríamos encontrarnos con resultados que no cuadrarían con nuestra visión progresista de las cosas. Por eso es mejor no preguntar porque me temo que una amplia mayoría respaldaría la pena de muerte para determinados asesinatos. En cuanto a la película que comentas, intentaré ir a verla aunque me temo que cuando pueda, ya la habrán quitado. A mí me gusta el cine español y siempre que puedo lo voy a ver. Si el resultado es digno, disfruto doblemente porque a la vez siento la obra como cercana. Hay otros que necesitan que la película tenga protagonistas americanos para concederle crédito. Que tengas una buena semana, colega.

Sarashina dijo...

No la he visto, pero si la siguen poniendo por los cines de aquí, voy a intentarlo, porque tienes buen criterio. Eso que dices que le pasa a la película, que no desarrolla limpiamente, es común en el cine español. Así y todo parece una película digna.
Lo que dices luego, como derivación reflexiva de la película, plantea muchos problemas, pero yo particularmente en la pena de muerte tengo las cosas muy claras. Dice Joselu que no se preguntó nunca, pero sí se suelen hacer encuestas y hasta el momento la gente es contraria en su mayoría. Para ningún tipo de crimen la admitiría yo, desde luego.

Miguel dijo...

Como tú bien dices, una cosa es pensar con el corazón (cuando el asesinato se toma nada más haber tenido lugar) o pensar con la cabeza (pensar en el caso pasado un tiempo). El tiempo todo lo reblandece. Entonces la pregunta es saber si el paso del tiempo aclara las ideas y las hace más justas, o por el contrario, las enturbia y las hace menos justas.

Un saludo colega.

Yolanda dijo...

Joselu, se supone que elegimos periódicamente a nuestros representantes para que gobiernen con cierta lógica, aunque luego hacen muchas cosas que nos sublevan. Casi todas las leyes son controvertidas pero tiene que haber un modo de hacerlas al menos sensatas, ya que la justicia parece difícil de alcanzar.
Y el cine español a veces ofrece productos dignos, otras es penoso. Tenemos grandes actores pero parece que faltan buenos guionistas, teniendo excelentes escritores. Si sólo se puede hacer al año ocho o diez películas dignas, ¿por qué no dedicarse a ellas en vez de realizar trescientas mediocres? El cine americano nos come porque sabe venderse muy bien, pero no es necesariamente bueno, ni mucho menos.
Un abrazo, colega. Ah, hoy hemos ido a Segovia con los chavales, quizá lo comente en un post.

Yolanda dijo...

Clares, hay que ver cine español aunque no todo sea bueno. La última de Almodóvar, por ejemplo, no me gustó. Y hay otras vergonzosas, como, según cuentan muchos, "Mentiras y gordas" y "Al final del camino". Otras son bastante dignas, aunque sean obras "menores". No todo van a ser obras maestras. Te digo lo mismo que a Joselu: que se centren en unos pocos productos dignos y se olviden de la cantidad.

Y en cuanto a la pena de muerte, qué quieres que te diga. A veces parece justa, pero la realidad es que no soluciona nada. Se deberían endurecer algunas penas, eso sí. Recuerdo que en el programa "Cuerda de presos" Quintero decía que cualquiera puede cometer un delito en el momento menos pensado, todo depende de las circunstancias. Por ejemplo, entrevistó a un hombre que había matado a su mujer en un bingo con una escopeta porque era ludópata y estaba harto de que se gastara todo el dinero en el juego, arruinando a toda la familia económica y moralmente. En un momento dado todos tenemos un límite.
Gracias por leerme. Un saludo.

Yolanda dijo...

Miguel, no sé si con el tiempo se piensa mejor o no. La tranquilidad es necesaria a la hora de tomar decisiones, por supuesto, así como la información y la sensatez. No me atrevo a hablar de justicia, aunque todos tenemos conciencia de lo que es justo y lo que no. Rara vez mantenemos la misma opinión pasados unos años, la experiencia nos hace variar nuestros puntos de vista. No sé si nos "ablandamos", quizá nos volvamos más flexibles, que no es lo mismo.
Un saludo, colega.