domingo, 25 de octubre de 2009

ÁGORA

Tenía muchas ganas de ver Ágora, tan anunciada y promocionada desde meses atrás. Me gusta Amenábar, al menos lo que ha filmado hasta ahora, sobre todo Mar Adentro, que me impresionó profundamente. Los Otros también era muy estimable. Tesis y Abre los ojos eran originales, pero las recuerdo con menor intensidad. No tienen nada en común unas con otras, lo que supone no poco mérito aunque el resultado sea desigual.
La crítica se ha dividido en sus valoraciones sobre Ágora. Todas coinciden en alabar el gran trabajo de Raquel Weisz, bellísima y perfecta en su papel, y el del resto del reparto, así como la ambientación y el vestuario, a los que no hay que poner ningún reparo. Se lo han trabajado de verdad, no es cartón piedra barato ni túnicas de todo a cien. Los peros empiezan en el guion, demasiado discursivo para algunos, con exceso de datos y discusiones sobre astronomía, religión y el saber en general. Sin embargo, yo creo que todo eso es necesario para entender la historia, bastante compleja, centrada en Hypatia, sus enseñanzas, sus inquietudes y sus deseos de independencia. Parece ser que en realidad murió a edad avanzada, no en plena juventud y hermosura, pero no creo que importe demasiado. Según tengo entendido, no dejó nada escrito, pero la importancia de sus estudios ha perdurado a través de los siglos.
La historia se sitúa en el siglo IV, cuando el cristianismo ya era la religión oficial del Imperio Romano, lejos de las persecuciones anteriores. Su nuevo status les volvió intolerantes y crueles con las demás religiones, actitud que se mantiene hoy en día. Con razón la Iglesia católica prohíbe a sus fieles verla, como ya hizo con El Código DaVinci y tantas otras, lo cual supone una propaganda excelente y gratis, además. ¿Por qué la Iglesia teme tanto a las críticas fundadas y a los hechos históricos que no la favorecen? Se puede ser creyente sin ser ciego o sordo, pero las verdades que defienden como fundamentales no soportan el más mínimo análisis racional. Ninguna religión lo hace. Deberían servir para unir a todos los seres humanos, para ser mejor con los demás, para ayudarles, y en lugar de eso son instrumentos del poder, medios para manejar los cuerpos y las almas y excusa para iniciar crueles guerras. Hay tantos episodios espantosos relacionados con la religión a lo largo de toda la Historia que da miedo sólo recordarlos.
Hypatia se pregunta el porqué de las órbitas de los planetas, el misterio de las estrellas, qué lugar representa la Tierra en el universo. Estudia, observa, reflexiona. Siente pasión por los libros de la legendaria Biblioteca de Alejandría, donde ocurre la acción. Intenta inútilmente salvarlos de la destrucción provocada por unos fanáticos. Pobres libros, depositarios del saber, tan perseguidos y destruidos en tantas ocasiones que están en la mente de todos. He leído en algún sitio que aquella fabulosa biblioteca llegó a almacenar tal cantidad de tesoros porque cada vez que llegaba un barco en el que se hallaba algún manuscrito se requisaba, se llevaba a la Biblioteca, donde era copiado, y se devolvía a su portador. Pero todo aquel esfuerzo desapareció, para desgracia nuestra. Entonces, como ahora, el saber suponía una amenaza para el Poder.
Ya en aquella época había divergencias en el seno de la incipiente Iglesia. Carlos Boyero, a quien la película no consiguió emocionar, aunque reconoce su factura impecable, hace notar que los cristianos van de negro absoluto, utilizan la lapidación como pena de muerte y muestran modales muy parecidos a los integristas musulmanes actuales. ¿Casualidad? No lo creo. Son fanáticos de su Dios, creen a pies juntillas en los libros sagrados (no escritos por Jesucristo, como es bien sabido) y no toleran ninguna crítica. Devuelven con creces la crueldad que soportaron tiempo atrás, envalentonados con su nueva situación. Las razones que llevaron al auge del cristianismo son tema para otro post.
El Imperio Romano ya se tambaleaba en aquella época, lejos de su esplendor de antaño. No sabe manejar la nueva situación, con religiones enfrentadas, sin querer tomar ninguna decisión arriesgada, lo que supone un fracaso seguro. La Historia se ha escrito así, a base de errores monumentales, de luchas encarnizadas por una idea, un trozo de tierra, riquezas... Muchos han muerto por defender a otros, su sangre empapa el suelo que pisamos.
Hypatia renuncia voluntariamente al amor carnal para centrarse en sus estudios, aunque no le faltan pretendientes. Como mujer no comparto esta decisión, incluso me cuesta entenderla. En tono de broma dije a mi amiga Blanca: "Si lo que quiere es ver las estrellas, que haga el amor de una vez". Pero no cede a los requerimientos de su esclavo Davo (estupendo Max Minghella) ni a los del prefecto Orestes (Oscar Isaac) . A pesar de lo que algunos han dicho, estas historias frustradas de amor sí me resultaron emocionantes. Entendí la pasión de los enamorados, y quise entender las negativas de ella, absorta en su ciencia, dando mil vueltas a los conocimientos que poseía y buscando respuestas a sus preguntas. El Universo siempre ha fascinado al hombre, incluso hoy que está mucho más explorado. Hypatia observa maravillada el cielo noche tras noche intentando desentrañar sus misterios. Pero, ay, es una mujer sabia y eso ha sido un serio peligro en muchas épocas y culturas. Fue lapidada, descuartizada y vejada tras su muerte (no desvelo nada al decirlo, está en cualquier información sobre la historia). Sin ser cristiana (no quiso someterse a ninguna religión, lo que demuestra su inteligencia) se convirtió en mártir porque suponía una amenaza para la intolerancia que representaba Cirilo. Hay tantas escenas significativas, tantos detalles... Es la magia del cine, decir con una imagen lo que las palabras apenas esbozan.
Ágora está teniendo excelentes resultados de taquilla. Yo la vi en una sala con más de seiscientas butacas y estaba prácticamente llena. Me alegra esta buena acogida de público, se la merece, aunque no sea una obra maestra. La considero interesante, atrayente, bonita. Contiene muchos datos fundamentales para entender incluso situaciones actuales porque las inquietudes humanas son atemporales. Me encantan esas escenas de la Tierra vista desde el cielo para ir acercándose poco a poco al escenario de la película, son toda una metáfora de lo quiere contar: somos apenas una gota en el universo, pero ésta es nuestra casa, la única que tenemos, y poseemos las armas necesarias para vivir felices en ella y llegar a atisbar qué se esconde mucho más allá. Sin embargo, nos empeñamos en destruir este tesoro, inconscientes y fatuos, orgullosos de nuestro mínimo poderío, egoístas y crueles. No creo que aprendamos nunca, por desgracia. Hypatia lo sabía, y la mataron. Si alguna lección se desprende de Ágora es que debemos ser humildes, comprensivos, generosos. Por supuesto, os la recomiendo.
Feliz semana a todos.

sábado, 17 de octubre de 2009

LA INCIERTA NORMALIDAD

Resulta difícil acercarse al tema de las deficiencias, tanto físicas como psíquicas. Desde que estamos inmersos en la llamada "corrección política", llegando a veces a extremos realmente patéticos, no se sabe qué decir ni hacer en ciertas situaciones. Los maestros estamos acostumbrados a tratar con alumnos más o menos dotados intelectualmente, pero hay que tener un tacto exquisito a la hora de tratar con los menos favorecidos y sobre todo con sus padres. Recuerdo que hace muchos años el padre de un alumno muy limitado me dijo tras mis observaciones: "No, si yo no pretendo que sea médico o ingeniero, con que sea maestro me conformo". Sin comentarios.
Los ACNEE reciben ahora una atención especializada, por fortuna, y los que sufren alguna deficiencia más profunda son atendidos en centros de integración o de carácter especial. Las personas que se ocupan de ellos también son especiales, no sólo por su formación, sino por su actitud personal. Tienen una paciencia infinita, unos modales suaves y afectuosos, hablan en voz baja y son comprensivos hasta lo inimaginable.
Hasta hace no muchos años tener un hijo con síndrome de Down o cualquier otra deficiencia suponía una tremenda carga e incluso una vergüenza. Esos niños eran ocultados a la vista pública, sobre todo si tenían hermanos "normales" en edad ya casadera. Una joven no podía decir que tenía un hermano así si quería optar a un matrimonio ventajoso. No recibían más atención que la familiar, quizá cargada de buenas intenciones (no siempre, por desgracia), pero en muchos casos se convertían en el hazmerreír de gente cruel que los convertía en blanco de sus burlas. La imagen del "tonto del pueblo" se repetía dolorosamente una y otra vez.
Hoy se sabe mucho más sobre este síndrome y otros muchos de índole parecida. Se sabe, por ejemplo, que una estimulación temprana y una educación adecuada llega a convertirles en personas autónomas y en trabajadores responsables dependiendo de su grado de discapacidad. Ya no se esconden, al contrario, y el trato que reciben da la medida de lo que hemos conseguido en materia educativa y social. Aún hay quien piensa que se les dedican demasiados recursos, pero la realidad es otra. Hay familias desesperadas porque no saben qué hacer con estas personas tan especiales y las Administraciones miran para otro lado con injusta frecuencia.
El cine ha tratado estos casos con desigual resultado. Grandes actores han encarnado a personajes con alguna deficiencia: Tom Hanks en Forrest Gump, Sean Penn en Yo soy Sam, John Malkovich en De ratones y hombres y muchos más, tanto españoles como extranjeros. Pero eran eso, actores, personas "normales" interpretando a otras diferentes. La novedad de Yo, también, premiada en el último Festival de Cine de San Sebastián, estriba en que un hombre de treinta años con síndrome de Down se interpreta a sí mismo con honestidad y sin más pretensiones que mostrar una faceta sincera y verídica sobre su caso y el de otros como él. Llegó a terminar las carreras de Magisterio y Psicopedagogía y lleva años luchando por la integración de personas discapacitadas. Ha salido frecuentemente en los medios de comunicación, sobre todo a raíz de la Concha de Plata donostiarra, galardón obtenido también por la magnífica Lola Dueñas, su compañera en la película. Yo, también es un acercamiento al mundo de los deficientes verídico y honesto, sin caer en el ternurismo, que habría sido lo más fácil, ni en la caricatura. La línea que separa la sensibilidad de la cursilería es muy sutil. Aquí las situaciones son verídicas, no están maquilladas ni dulcificadas, aunque la realidad es mucho más dura. A los deficientes se les impide no sólo el acceso a ciertas discotecas, entre otros muchos lugares, sino también el derecho a disfrutar de su sexualidad. Son sensibles y buscan amor, como todos los demás, pero lo tienen mucho más difícil. La película muestra con delicadeza éstas y otras situaciones cotidianas a las que se enfrentan. Pablo Pineda tiene una lógica aplastante, Lola Dueñas arrastra un pasado doloroso que intenta olvidar y superar entrgándose en la noche a cualquier hombre que le acerque. Dice en un momento dado: "Me he acostado con muchos hombres, pero nunca he hecho el amor." Quizá este eufemismo sea una de las grandes verdades de la película. Pablo aspira a enamorarla, ella no sabe qué hacer, se siente desconcertada y halagada a la vez. No puedo contaros más. Hay otra pareja que culmina su historia de amor en una escapada de los moldes sociales que les oprimen. Me recordaban a esa preciosa canción de Víctor Manuel titulada Sólo pienso en ti, tan tierna. De modo que las personas "normales" no saben manejar sus sentimientos, los "subnormales" lo tienen mucho más claro.
Porque, ¿qué es ser "normal"? Definición del diccionario: Dícese de lo que se halla en su natural estado. Que sirve de norma o regla. Dícese de lo que por su naturaleza, forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano. Y "subnormal" es: Inferior a lo normal. Dícese de la persona afectada de una deficiencia mental de carácter patológico. ¿Aclara algo? Creo que más bien poco en este caso.
Recomiendo la película por lo que trata y sobre todo por el modo de hacerlo. Habla de sentimientos, de humanidad, de realidad. Los abundantes primeros planos muestran por sí solos lo que pasa por la mente y el corazón de los personajes. Emociona y hace reflexionar. Todos tenemos cerca algún caso de discapacidad pero les prestamos escasa atención. Tienen mucho que enseñarnos, lo sé por experiencia. Su discapacidad intelectual no les impide tener sentimientos y reclamar de los demás el mismo cariño que ellos ofrecen desinteresadamente. Es una película diferente, bonita y sin pretensiones, pero cargada de ternura.
Feliz semana a todos.

domingo, 11 de octubre de 2009

SI LA COSA FUNCIONA

El viernes, después de la forzosa baja por mi inoportuna afonía, fui a ver la última de Woody Allen, "Si la cosa funciona". Me reí mucho y pasé un rato estupendo. Es el Woody de siempre, no el de "Vicky Cristina Barcelona", por fortuna. No llega a la genialidad de "Match Point", que es una rara avis en su producción, pero es ácida, inteligente, divertida, ocurrente y compleja a pesar de su aparente simplicidad. El cómico Larry David (creador dela exitosa serie Seinfeld) encarna a Boris Yellnikoff, un hombre maduro que dice haber estado a punto de ganar el premio Nobel de Física, divorciado de una mujer bella e inteligente que vive solo en un apartamento descuidado, sobreviviendo a base de dar clases de ajedrez a niños a los que llama "gusanos" y cosas peores y que larga sus discursos irónicos y pesimistas a sus amigos. Sabe que no es una persona con la que guste estar, es desagradable y ha intentado suicidarse, por lo que no espera nada de la vida. Es desaliñado y nada simpático, pero el Destino, ese imprevisible desconocido, se le aparece personificado en Melody, una joven bellísima, encantadoramente ingenua y alegre que cambia por completo su existencia. Ha huido de su casa y espera obtener una vida mejor en Nueva York, escenario favorito de Allen. Le pide asilo y se queda hasta conseguir casarse con él, algo que ni de lejos entraba en sus planes, pero no es una aprovechada ni una timadora, le quiere y le admira de verdad a pesar de sus muchas diferencias. Todo va bien durante un año, hasta que aparece su madre, con la que no se llevaba nada bien. Y empiezan los líos característicos de Woody, los diálogos ingeniosos (siempre ha de haber una referencia a los judíos, faltaría más), las situaciones insólitas, los giros del guión, las situaciones imprevisibles felizmente resueltas hasta llegar a un final redondo. Pocos personajes, diálogos muy trabajados, actores excelentes: ése es nuestro Woody admirado de siempre, el desencantado y sin embargo esperanzado, el que a pesar de su edad, o quizá gracias a ella, sabe que todo es posible, que cualquier cosa puede pasar, que a la vuelta de la esquina te espera el amor y con él (cuando funciona) la felicidad. ¿Y por qué no pensar así? ¿Acaso está todo escrito y decidido? Por supuesto que no. Cualquier detalle puede suponer un giro radical, una cambio vital. La vida es imprevisible, nadie puede predecir el futuro, para bien o para mal. Como suele decirse, espera siempre lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que te llegue.
Y el amor, ah, el amor, esa poderosa fuerza que nos eleva o nos hunde, nos salva o nos condena, nos engrandece o nos destruye. Resulta imposible describir sus efectos, hay que sentirlo para entenderlo. Sin él no podemos vivir pero es imposible determinar por qué unas veces triunfa y otras no, por qué algunas parejas duran años y años felices y otras se quiebran en medio de reproches y dolor infinito. Ni la afinidad de gustos y caracteres ni una vida cómoda y sin aparentes problemas garantizan una unión viable, cuanto más si en el devenir diario aparecen los roces, la falta de respeto, la incomprensión, la incomunicación, la falta de tiempo, la economía precaria... Y, sin embargo, puede estar ahí, aparecer de la forma más insospechada, como aparece Melody en la vida de Boris, que nada esperaba ya. Hoy ya no extrañan las noticias que hablan de enamoramientos y matrimonios entre jubilados, ancianos felices que han encontrado una nueva e inesperada compañía en el tramo final de su vida. Una tía abuela mía se casó a los 70 años con un viudo algo mayor que ella, y tendríais que haber visto su ilusión el día de su boda. Que su felicidad tuviera corto recorrido no es lo más importante.
Se nota el peso de la edad real de Woody Allen. Siempre ha hecho referencia a ella, pero en esta película creo que es más palpable. Es más realista y más sereno sin perder la ironía y la mordacidad. No le importa decir lo que piensa, aunque sea lo que hemos dado en llamar "políticamente incorrecto". A estas alturas no le queda nada por demostrar ni tenemos por qué exigirle una obra maestra cada año, algo de lo que nadie es capaz. Como alguien dijo una vez, ya le gustaría a más de uno que su mejor obra fuera como una de las "menores" de Allen. Ya sé que no gusta a todo el mundo, pero la recomiendo a todo el que quiera pasar una hora y media larga inteligentemente divertida.
Otro día os hablaré de la obra "La tortuga de Darwin", con una increíble Carmen Machi. Hasta entonces, feliz día de fiesta y buena corta semana laboral.

martes, 6 de octubre de 2009

MARIPOSA JUGUETONA

Estoy afónica desde el viernes, afectada al parecer por un virus en las cuerdas vocales, así que me encuentro de baja hasta el jueves. Me siento mal cuando falto al colegio porque han de sustituirme mis compañeros y los chavales se sienten muy perdidos pasando por tantas manos, pero qué le vamos a hacer, estas cosas pasan y son imprevisibles. Estoy aprovechando para preparar temas y ponerme al día en varios asuntos, entre ellos actualizar el blog, pero, como veis al margen, tengo poco éxito. Tendré que pedir ayuda a algún entendido para deshacer este desaguisado.
Ya veo que somos muchos los preocupados por la enseñanza, leo comentarios de todo tipo y compruebo que abunda el desaliento, no sin motivo, desde luego. Somos blanco de muchas críticas y recibimos poco apoyo. Me temo que cualquier cosa que añada será poco original y no quiero repetir lo ya dicho. Así que para cambiar de tercio (esta semana no he ido al cine, y bien que lo siento) os ofrezco el poemilla que escribí para dar la bienvenida a los chavales con unas mariposas preciosas, diseño de mi colega Mercedes, que es una manitas para estos asuntos. Yo aporto mi intención literaria, aunque la poesía no es precisamente mi fuerte, como podéis comprobar. Espero que perdonéis mi osadía.
MARIPOSA JUGUETONA
Mariposa juguetona,
brillan tus alas al sol,
despiertas por la mañana
y alegras mi corazón.
Te escondes, huyes,
llena de vida y de luz,
viajera, temblorosa,
quiero volar como tú.
Nos adornas los paisajes,
blanca como espuma de nubes,
o violeta, sonrosada,
y ligera subes y subes.
Aspiras del campo el aroma,
sientes la brisa del mar,
danzas entretenida
en el azul primaveral.
Mariposa nacarada,
siempre amiga de las flores,
sencilla, dulce, gentil,
con ellas compartes colores.
Tocando apenas las hojas
bailas siempre de puntillas
y se ríen, tan contentas,
porque les haces cosquillas.
Quiero tocar tus alitas,
si me acerco alzas el vuelo,
y te escapas, fugitiva,
por querer tocar el cielo.
Amiga de ruiseñores,
bailarina silenciosa,
bebes gotas de rocío
siempre inquieta y hermosa.
Eres el broche del bosque,
duermes al atardecer,
simbolizas la alegría,
nunca te dejas coger.
Eres nácar azulado,
llenas de color los sueños,
y como ellos te vas
y te escapas de mis dedos.
Déjame guardar tu aleteo,
conservar esta sonrisa,
jugar por el aire, libre,
y esperar que vuelvas con la brisa.
YOLANDA BELLOD GIMÉNEZ