domingo, 31 de enero de 2010

UP IN THE AIR

Tenía muchas ganas de ver Up in the air, la última aparición de mi admirado George Clooney en la gran pantalla. Huele a Oscar en varios apartados y creo que se llevará alguno. Es más que alta comedia, ese estilo que en Hollywood dominan tan bien cuando se empeñan. El protagonista, Ryan Bingham, vive de aeropuerto en aeropuerto y de hotel en hotel porque su trabajo consiste en viajar allá donde su empresa le mande para comunicar despidos a empleados de todo tipo. Se lo dice con corrección y frialdad, sin sentimientos. No les da motivos ni explicaciones, sólo les dice que sus servicios ya no son necesarios y les ofrece una carpeta llena de supuestas alternativas porque ese final puede suponer un gran comienzo. Y se va, sin más.
Es todo un profesional de los viajes: hace la maleta tamaño cabina para no tener que pasar por facturación rápida y eficazmente, no lleva más de lo necesario y conoce todos los trucos para no perder tiempo. Sabe a qué agencia de alquiler de coches debe llamar, qué compañía ofrece mayores ventajas y qué tarjetas debe utilizar para ser un pasajero privilegiado. Su aspiración es llegar a una desorbitada cifra de millas viajadas para formar parte de un selecto club que hasta el momento sólo cuenta con seis miembros. Todo sin perder su encantadora sonrisa, su porte impecable y sus modales exquisitos, con una eficacia que ya quisieran muchos, yo misma, que soy un desastre haciendo maletas y me perdería en cualquier aeropuerto, seguro.

Apenas pisa por su casa, no tiene casi contacto con sus hermanas y mantiene las relaciones que le apetecen sin ningún compromiso. Se siente libre, aséptico, ligero de equipaje en el sentido más literal del término, sin ataduras, sin compromisos. Es un empleado eficaz que vive de despedir a otros. Es un hombre odioso, pero no puedes odiarle porque es George Clooney, la reencarnación de Cary Grant, pulcro, perfecto, caballeroso, siempre en su sitio, sin despeinarse ni perder la sonrisa.
A veces es invitado a dar conferencias y mantiene una curiosa tesis que fue lo que más me hizo pensar de la película. Muestra una mochila al auditorio y les hace pensar en que la llevan sobre sus hombros. Ahora deben imaginar todo con lo que cargan: muebles, libros, la casa, el coche... todos los objetos que poseemos. Pesan, ¿verdad? Y, visto así, tiene razón: nos empeñamos en atesorar demasiados objetos, muchos superfluos. Yo, desde luego, sé que tengo demasiadas cosas, muchas de ellas en perfecto desuso desde hace años, pero ahí siguen, ocupando espacio y acumulando polvo. Creo que somos muchos los que padecemos el Síndrome de Diógenes pero en limpio, aunque es un flaco consuelo.
Luego pasa a las personas: metamos en la mochila a los amigos, hermanos, padres, compañeros, conocidos, cónyuge, hijos... El peso ya llega a ser insoportable. Y ahí es donde no estoy de acuerdo. Las personas no son una carga, no deben serlo. Si se convierten en un peso imposible de soportar es por un problema serio: alguien que nos está haciendo daño, una relación enfermiza... En condiciones normales, las personas a las que queremos nunca son un impedimento, sino todo lo contrario. Es confortador saber que al otro lado del teléfono suena una voz amiga, que en un momento de apuro sabemos que alguien concreto no nos va a fallar, que si necesitamos ayuda o consuelo alguien nos lo va a proporcionar. Todos necesitamos ese calor humano. Cuanto más llena esté nuestra mochila de personas, más acompañados andaremos nuestro camino.


Ryan no lo ve así, por eso no quiere tener pareja, ni hijos, ni siquiera casa propia. No quiere compromisos ni ataduras. Conoce a Alex, una mujer muy semejante a él, interpretada por Vera Farmiga, una mujer fascinante, elegante y gran actriz. Se ven sin ningún problema cuando quieren, cuando sus respectivos trabajos les permiten coincidir en alguna ciudad del vastísimo EEUU. Se sienten bien juntos, se atraen mucho, se divierten. No piden más. Pero, ay, llega una joven que revoluciona la empresa de Ryan con un nuevo método de trabajo: despido por ordenador. Ya no hace falta ver cara a cara al pobre despedido, la pantalla es un escudo que permite realizar la misma función a miles de kilómetros. Una feroz crítica al sistema capitalista, a la deshumanización de las relaciones laborales: Ha sido un buen trabajador durante veinte años, pero ya no le necesitamos. Adiós y muchas gracias. Buena suerte. Y eso es todo. Ryan no siente nada tras haber dicho lo mismo cientos, acaso miles de veces. Pero ahora este nuevo sistema amenaza con cambiar su forma de vida: no más viajes, no más desplazamientos, es hora de asentarse y echar el ancla. Así que se lo plantea seriamente, pero... Y hasta aquí puedo contar para no destripar el final por si vais a verla.




Las escenas del viaje con su joven nueva colega, la eficiente Natalie, son las más divertidas de la película. Yo también me prestaría gustosa para recibir unas cuantas lecciones del médico más apuesto que pasó por Urgencias. Hay un intercambio de opiniones y de formas de actuar, algo que les cambia a los dos.
Su hermana pequeña se va a casar y eso le lleva a su ciudad natal, a su antiguo instituto, a la poca familia que tiene. Surge un contratiempo y él lo soluciona eficazmente. No cree en el matrimonio, pero sabe que su hermana va ser feliz con ese hombre. Esa escena también es memorable.




Up in the air es una pequeña joya, una obra maestra de la acidez envuelta en azúcar, una fábula de nuestro tiempo, marcado por la prisa, la inmediatez, la falta de valores y el capitalismo feroz. Tiene ternura y tristeza, hondura y humor, inteligencia y pesimismo, todo junto pero no revuelto, muy bien dosificado y mejor contado. Yo pasé un rato estupendo viéndola y os la recomiendo. Es mordaz y elegante sin ser en absoluto superficial. George Clooney es un gran actor. Aún recuerdo la última escena de la gran Michael Clayton, ese largo plano de su rostro en el taxi reflejando los terribles sucesos vividos. Aquí compone un personaje complejo, protegido por una coraza para llevar a cabo su trabajo de tiburón frío y eficiente. Elige ser un solitario para no sentir y así no sufrir. Su mundo afectivo es deliberadamente limitado y aséptico. No tiene escrúpulos por el asqueroso trabajo que realiza. Al fin y al cabo, alguien tiene que hacerlo, y mejor estar a este lado de la mesa si pintan bastos. En tiempos de crisis (¿alguna vez no lo hemos estado?) nadie puede permitirse el lujo de ser compasivo y sensible. Y, sin embargo, es más necesario que nunca ser un ángel fieramente humano, como decía Blas de Otero. Siempre estamos al borde del abismo, por eso siempre necesitamos tener cerca una mano amiga que nos salve de la destrucción.
Ya en Juno, original y divertida, su director y guionista, Jason Reitman, dio buena muestra de su talento. Su hábil mezcla de drama y comedia ya ha recibido varios premios, y con razón. Veremos qué nos ofrece la próxima vez.
Feliz semana a todos.





















miércoles, 27 de enero de 2010

FOTOS DE "LA CINTA BLANCA" Y "NAPOLA"

Éstas son las imágenes que quise insertar ayer, sin éxito. Así os podéis hacer una idea de lo que se ve en la pantalla grande. Yo estuve en la primera fila, pero no me pesó en absoluto.

No me igais que la cara de este muchacho no es inquietante...

El servicio religioso dominical, todo un rito para reunir al pueblo y lanzar soflamas morales.


El niño, dispuesto a entregar el pajarillo ya curado a su padre porque el suyo ha tenido una muerte trágica, una de las escenas más impactantes de la película.
El beso en la mano del padre en una noche aciaga en la que no cena nadie de la familia. ¿Dónde está el beso en la mejilla, tan propio de los niños?


Las casas del pueblo, los niños al salir de la escuela, todo con una apariencia inocente engañosa. NAPOLA

Ésta es la mirada de unos muchachos llenos de ideales antes de empezar a descubrir la trampa en la que se han metido, engañados.


Las clases de tiro son parte fundamental del entrenamiento militar, por supuesto.



Un estimulante baño en aguas heladas templa el espíritu y el cuerpo, sin miramientos ni contemplaciones.


El boxeo es lo que lleva a un joven humilde a la escuela militar. Una vez allí es seleccionado para representarla en unas importantes competiciones en las que se juegan su prestigio frente a otras.




Todos asociamos este gesto con el uniforme que lleva. Siempre me he preguntado por la razón por la que se debe dar las órdenes gritando y con frecuencia también insultando.


Espero que estas fotos os ayuden a poner caras y escenas a mi texto. Un saludo a todos.














martes, 26 de enero de 2010

LA CINTA BLANCA

Qué ganas tenía de dedicarme a mi querido blog, pero una inesperada subida de tensión arterial me lo impidió. Pasé el fin de semana bastante revuelta, pero ahora parece que mi presión se ha normalizado. Y me pongo tan contenta a escribir pero me encuentro un problema añadido: no sé por qué, no puedo insertar imágenes. Qué habré hecho, no tengo ni idea. En fin, de momento parece que os tengo que privar de las fotos que tenía seleccionadas, ya veremos cómo lo soluciono.
El viernes fui a ver, con gran expectación, La cinta blanca, de Michael Haneke, Palma de Oro en Cannes y creo que preseleccionada para los codiciados Oscar. Me impactó, sencillamente. Tenía referencias sobre la dureza del tema que trata y de las imágenes, en un deliberado blanco y negro, pero eso, lejos de ser un inconveniente, añade profundidad y dramatismo a las dos horas y media que dura la película, que no pesan en absoluto. La sala estaba llena y abundaron los elogios a lo que habíamos visto. El público era adulto, pero creo que es una película para ser vista y comentada por generaciones más jóvenes.
La acción se sitúa en un pueblo alemán en 1913-14, cercana ya la 1ª Guerra Mundial. En un ambiente hermético, dominado por la religión (la figura del pastor protestante es enormemente aterradora bajo su apariencia seráfica), las rectas costumbres y el sometimiento al barón dueño de casi todo el territorio empiezan a suceder hechos extraños y sangrientos que parecen castigos rituales sin motivo aparente y sin conexión entre ellos. La historia avanza lenta pero implacable, entre el suspense y el terror que sugieren, más que muestran, unas duras imágenes con escaso movimiento de cámara. Da la sensación, o eso me pareció, de estar viendo una película rodada en aquella época, tan perfecta me pareció la recreación, el vestuario y los actores, sobre todo los niños y adolescentes, sencillamente perfectos, elegidos tras laboriosas sesiones de selección, como suele ocurrir en estos casos. Son fantásticos, unos tiernos (los menos) y otros aterradores. Me preguntaba cómo podían meterse así en esos papeles unas criaturas nacidas y educadas en la era de la imagen y los avances electrónicos y digitales, tan distinta de aquellos difíciles años en un ambiente rural que no presagiaba nada bueno, como poco más adelante se vio.
A pesar de tanto protagonista infantil, llama la atención la ausencia casi total de gestos cariñosos , salvo el cuidado que un pequeño dispensa a un pajarillo herido y la historia de amor entre el maestro, narrador en su vejez de la historia, y la joven niñera. Sus sonrisas son las únicas, su beso contenido y púdico es un oasis entre tanta aspereza. Hay una crueldad explícita en varios tortazos propinados a los hijos (la autoridad del padre, totalmente indiscutible, permite toda clase de excesos disciplinarios) y otra aún peor, la implícita, la que se adivina detrás de una puerta cerrada y tras unas escenas escalofriantes. O la que asoma en los ojos y en los gestos de los adultos y se refleja en los niños, víctimas inocentes cuyas vidas ya nacen marcadas por la dureza, la incomprensión y la intolerancia, caldo de cultivo de decisiones y sucesos tremendos, no sólo inmediatos, sino posteriores. Esas criaturas fueron más tarde los que engrosaron las filas del nazismo, los que llevaron al límite el dolor aprendido en sus propias carnes porque crecieron sin amor, sin un gesto de cariño, en la peor de las violencias, la doméstica, la que se esconde tras los muros de cualquier hogar en apariencia modélico, la que se ejerce contra los más indefensos, los niños y las mujeres.
La verdad, no del todo aclarada pero sí atisbada, es terrible. No se acaba de explicar pero se ve trágicamente lógica. La violencia engendra violencia, la crueldad no surge por generación espontánea. Crece el odio, las mismas personas que suponen la salvaguarda de los más rígidos valores morales abusan de los más débiles, los acreedores de todo desvelo y cuidado. Golpes, ataduras, castigos, amenazas casi apocalípticas relacionadas con la masturbción (¿os suena el tema?), todo lo sufren sin poder quejarse. Por eso se acaban rebelando del modo más espantoso: son maltratados y castrados psicológicamente y se vengan en quienes son más débiles que ellos porque no pueden hacerlo con los verdaderos culpables. Nacen y crecen en la hipocresía, qué otra cosa podría esperarse de ellos... Según el propio director, su propósito era "presentar a un grupo de niños a los que se inculcan valores considerados como absolutos y cómo los interiorizan. Si se considera un principio o un ideal como algo absoluto, sea político o religioso, se convierte en inhumano y lleva al terrorismo." " En nuestra sociedad, no puede obviarse la cuestión de la violencia. En cuanto a la culpabilidad, crecí en un ambiente judeocristiano donde siempre estaba presente. No es necesario ser malo para convertirse en culpable, simplemente forma parte de la vida cotidiana". "Mi principio ha sido siempre hacer preguntas, presentar situaciones muy precisas y contar una historia para que el espectador pueda buscar las respuestas por sí solo. El arte debe hacer preguntas y no avanzar respuestas que siempre me parecen sospechosas, incluso peligrosas."
La cinta blanca es un puñetazo en la boca de estómagos sensibles. Lo que cuenta no es sólo lo ocurrido en la Alemania inmediatamente anterior a la primera gran guerra (¿es que las otras fueron pequeñas?), es el Mal que sigue existiendo, más o menos maquillado o disimulado. Hay un machismo absoluto, crudelísimo, un desprecio total hacia las mujeres, una autoridad paterna incuestionable ejercida con total impunidad. La escena en la que el médico "vomita", en palabras de Carlos Boyero, todo su asco y su desprecio a su amante es de una violencia verbal inaudita. Y está el poder del barón, moderno señor feudal como la marquesa de la magistral Los santos inocentes, ofrecida en televisión esa misma noche. La venganza de los súbditos es la esperada, hartos de tantos abusos.
Otra coincidencia, anoche vi Napola , película casi inédita en España, que yo sepa, interesantísima y con clara conexión con La cinta blanca. Es del mismo director de La ola, Dennis Gansel, que ya comenté entusiasmada en su momento. Cuenta la historia de un adolescente de origen humilde que es aceptado en una academia militar, cuna de futuros mandos nazis, gracias a sus dotes de boxeador. Estas escuelas existieron hasta 1945. Cree que es su gran oportunidad para triunfar en la vida, y se escapa para cumplir su sueño porque su padre se opone radicalmente a ello. El sistema sabía manejar psicológicamente a la gente, nada es porque sí. Es un ejemplo brutal de la importancia de la educación en los regímenes totalitarios, cómo inculcaban en los más jóvenes sus asesinas intenciones disfrazándolas de altos ideales, el amor a la patria y esas cosas. Buscan en la Bilblia argumentos en contra de los judíos para justificar sus crímenes. Ensalzan las legendarias figuras literarias germánicas para alimentar su propaganda de pueblo elegido, puro y único. Los alumnos son elegidos no sólo en función de su origen, sino también de su color de pelo y de ojos y de su complexión. Les convencían de que morir por la patria es el más alto honor y el mejor sacrificio: sus cuerpos no eran suyos, eran de Hitler . Muy jóvenes aún, algunos casi niños, iban a la guerra a morir y a matar ya al final del 3º Reich, sediento de muerte y de sangre. "En estos tiempos no vale el estudio ni los intelectuales, necesitamos hombres de acción como vosotros" , es el terrible mensaje del mando nazi a los cachorros del régimen, sometidos a duros y crueles entrenamientos. "Sin compasión", ése es el mensaje: no hay compasión para el púgil contrario, ni para el compañero que padece enuresis, ni para los niños rusos acribillados en el bosque. "Simplemente, era demasiado débil", es el terrible epitafio del jefe nazi tras el suicidio de su único hijo, consciente del horror que le rodea. Hitler quería "una juventud guapa y agresiva, que haga temblar al mundo de miedo, sin trazas de debilidad o fragilidad". He leído algo al respecto hoy mismo y a pesar de lo que ya sabía y de lo manido que puede resultar el tema aún siento escalofríos.
He recordado en la comida la innecesaria humillación a la que eran sometidas las niñas del internado del colegio de monjas al que fui de pequeña: cuando mojaban las sábanas por la noche debían exponerlas públicamente en la galería de acceso, por donde entrábamos todas, con ellas detrás. Mis hermanos iban al colegio de los Agustinos, que no se distiguían precisamente por su delicadeza y diplomacia en aquellos años. Y ahora que se celebra el trigésimo tercer aniversario de la matanza de Atocha (el mismo año que yo aprobé las oposiciones) recuerdo que mi padre decía que aquello fue "un acto de justicia", de modo que todo este horror que inunda mi post de hoy no me resulta ajeno ni lejano, por desgracia. Por eso quiero ser una maestra justa y rigurosa, pero nunca insensible ni rígida. A los maestros se nos presupone el cariño hacia nuestros alumnos, aunque hay quien opina lo contrario y se considera un "trabajador de la enseñanza", denominación que me parece horrible. No somos hermanitas de la caridad, pero sí debemos ser conscientes del material con el que trabajamos, delicado y frágil. Hoy mismo ha ido a verme un antiguo alumno, de casi treinta años ya, empleado del Ayuntamiento, feliz con lo que ha conseguido en la vida a pesar de no haber terminado sus estudios: dos casas y pronto una tercera, una discoteca en un pueblo cercano y un negocio en perspectiva de vinos en Japón, nada menos. Quiere conseguir lo suficiente para que su madre pueda dejar de trabajar. Se ha paseado con nostalgia por esos pasillos en los que pasó tantos ratos castigado con total merecimiento, según propia confesión. Se considera buena persona y asegura que no olvida el trato que recibió, la formación humana que le dimos. Y así son las cosas: uno puede no recordar las lecciones de los libros, pero sí las personas de las que recibió mucho más que instrucción académica. Visitas así alegran el día de verdad.
A pesar de todo, sabemos que la luz existe y que gran parte sale de nosotros mismos. Feliz semana a todos.

lunes, 18 de enero de 2010

MAFALDA Y MAFALDITAS

Hoy en la comida hemos recordado a Mafalda, esa niña inteligente y repelente a partes iguales creada por el genial Quino hace años, pero que mantiene su frescura y su gracia como si se renovara cada día. Mi hijo me regaló el álbum Diez años con Mafalda cuando era un crío, se gastó sus ahorros en él, así que podéis imaginaros la ilusión que me hizo. Lo releo de vez en cuando, sobre todo al final de un día cansado (¿y cuál no lo es?) para reírme y relajarme antes de irme a la cama. Conozco cada viñeta, cada dibujo, cada frase, y sin embargo no me canso de releerlo, es una terapia estupenda contra el estrés y el malhumor. Mafalda es ácida, incisiva y mordaz, pero también es tierna y optimista. Ve con indulgencia el mundo de los adultos y se da cuenta de las contradicciones que encierran las noticias y las relaciones internacionales. ¿Qué diría de lo que ocurre hoy día?
Coincidencias de la vida, he encontrado una antigua recopilación de disparates recogidos de varios exámenes de hace años. No llegan a la genialidad de Mafalda, pero tienen la frescura y la inocencia de quienes no conocen todavía la maldad y escriben lo primero que les viene a la cabeza como si de un test de asociación se tratara. Son espontáneos y sinceros, por eso me entero, a través de sus redacciones, de secretos o aspectos de su vida personal y familiar que de otro modo nunca saldrían a la luz. Los que trabajamos con ellos sabemos que manejamos una información muy delicada. A veces somos depositarios de su confianza, o de la de sus padres, y actuamos como consejeros, psicólogos, asistentes sociales y lo que se tercie. Más de una vez he tenido que consolar a una madre que se ha echado a llorar hablando conmigo, y no precisamente por lo que yo le decía, sino porque no soportaba la tensión que le suponía su vida familiar. Son datos muy confidenciales que a veces comentamos con los compañeros, pero que deben ser celosamente guardados. Lo de la "protección de datos" es un asunto que no debe tomarse a broma. Hay auténticos dramas tras un fracaso escolar, un divorcio o una conducta digamos "peculiar". Unas situaciones son graciosas y otras son terribles. Entre las primeras recuerdo lo que me contaba una colega hace años. Era Tutora de 6º y tenía preparado un exhaustivo informe sobre un alumno no precisamente brillante, así que cuando al fin consiguió que acudiera la madre estaba lista para soltarle una buena charla. Pero, para su sorpresa, la mujer se echó a llorar apenas empezada la conversación, desesperada porque no podía más, no sabía qué hacer con su hijo y necesitaba ayuda desesperadamente, así que mi compañera se sentó a su lado, la abrazó y le dijo:"Vamos, mujer, no será para tanto, a ver qué podemos hacer". Así que se olvidó de la filípica que tenía preparada y tras serenar a la madre le dio una serie de pautas para salvar el problema del niño. Lo contaba entre resignada y satisfecha: "Yo que iba dispuesta a darle la charla y acabé consolándola, vivir para ver..." Con ser curioso, no es lo más llamativo que podría contaros, pero ya sabéis cómo están las cosas ahora. Si algún día pudiéramos relatar lo que de verdad sabemos nadie nos creería y, desde luego, está a años luz de lo que creen saber quienes diseñan leyes , proyectos y programas a base de "corta y pega", de "ideas" inconexas e irreales, de informaciones cuanto menos inexactas y de propósitos que no me atrevo a calificar de malvados, pero sí de ignorantes, que no sé qué es peor. Quienes no han pisado un aula y sólo conocen a los alumnos por las fotos se creen grandes sabios con derecho de pernada sobre profesores y alumnos. Ahora que nos "amenazan" con un Pacto de Estado sobre Educación, ¿podemos respirar tranquilos, tener confianza, o echarnos a temblar directamente? No quiero ni pensarlo, veremos cómo se desarrollan los acontecimientos, pero, francamente, no espero nada satisfactorio. Ojalá me equivoque.
Las noticias que siguen llegando de Haití no son todo lo satisfactorias que cabría esperar, pero al menos sabemos que muchas personas excepcionales están trabajando muy duro para llevar algo de esperanza a quienes ya no tienen nada. No podemos olvidarnos de ellos, pero, como os decía, mi propósito de hoy era provocaros alguna sonrisa con las ocurrencias de mis alumnos de hace años. Los disparates estudiantiles, que tanto juego han dado y siguen haciéndolo, tienen una parte divertida, cómo no, pero tienen otra que nos desanima profundamente: ¿qué he hecho yo para merecer esto? ¿Qué demonios les he dicho para que cuenten cosas tan absurdas? Los malos resultados en los exámenes son más frustrantes para el profesor que para el alumno, pero si algunos errores lo son de forma y no de fondo tienen su gracia. Expresan su manera de ver el mundo, de entender los conceptos que les explicamos a veces de modo excesivamente académico. Aquí os transcribo algunos:
LA EDAD ANTIGUA
Los romanos fueron invadiendo muchos sitios: África, Asia,.. Pero en uno llamado Hispania la invadieron muchísimo.
Los celtas y celtíberos fueron los primeros pueblos que llegaron a la Península, pero los romanos les mataron, menos algunos que no querían morir, entonces les pagó con pieles y animales.
La lengua de los romanos era el latín, que se deriva del catalán, gallego y castellano. Trajeron la religión católica y rezaban muchísimo debajo de una loba.
Los íberos eran descendientes de los antiguos seres humanos, que vivían escondidos y se comunicaban con dibujos en las paredes, aunque no tenían rotuladores.
Ha pasado un millón de años y las calzadas no necesitan mantenimiento, no tienen baches ni nada.
Los íberos habitaban el Norte de la Península y vivían en manadas.
Los celtíberos no se llevaban muy bien. Esto es histórico.
Los romanos estaban en la Península hasta que descubrieron la ciudad del Al-Ándalus y les gustó tanto que se quedaron. Yo he estado allí y es muy bonita.
En el siglo V, cuando el Imperio Romano ya estaba flojo...
OTRAS ÉPOCAS
El siglo XVI es cuando Galileo Galilei inventó la imprenta o catalejo y por poco le quemaron.
Lo del Escorial es un castillo que lo hizo un apóstol. Tiene mucha piedras.
Los campesinos vestían ropa oscura, unos pantalones y una camiseta, pero entonces no había rebajas y se cambiaban poco porque eran pobres.
El Escorial: tenían el patio de los reyes, donde los enterraban, pero sólo cuando estaban muertos.
LA REPRODUCCIÓN DE LOS ANIMALES
La reproducción de los terrestres es como los humanos, pero en las aves no es así, ellos como los ingleses, a lo suyo.
El parto de vientre: el parto de vientre es igualito al nuestro y en cambio el de las aves no, las aves van a los huevos.
La reproduccón "asesxual": La "menoría" de animales la tienen. Él tiene los dos aparatos y no le hace falta acompañante.
Aquí vas a ver cómo se pone la pata para que nazcan los patitos: la hembra deja los huevos un momento para alimentarse y luego vuelve y no está ninguno.
La chica águila pone los huevos y cuida el nido mientras el marido se va por ahí.
¿Cómo se reproducen los peces? El espermatozoide se une con el óvulo en el agua, pero es muy difícil porque se van nadando. Algunos se quedan y ya saldrá para que nazca.
Feliz semana a todos... a pesar de todo.

jueves, 7 de enero de 2010

LÁGRIMAS DE EROS

No cabe duda de que Madrid dispone de una oferta cultural de primera línea. Es una ciudad frecuentemente incómoda, siempre en obras, abarrotada y cara, pero ofrece la posibilidad de asistir a importantes eventos culturales de todo tipo: cine, teatro, conciertos, exposiciones... Tiene grandes museos y enorme variedad de locales para todos los gustos. Yo voy poco, la verdad, a pesar de estar a una distancia más que razonable, y me hago frecuentemente el propósito de volver más a menudo. Me perdí la exposición de Sorolla por dejarlo para el final pero no quería perderme la que ahora exhibe el Thyssen y la Fundación CajaMadrid, Lágrimas de Eros. Es un bellísimo recorrido por la historia del erotismo en la pintura, escultura, fotografía y cine. Son casi ciento veinte obras, y sin embargo me supo a poco. Supongo que ése es el propósito de estos trabajos, dejarte con el gustillo de ver más, de profundizar en lo que ves, de estudiar más a fondo las historias que narran las obras. Era un día lluvioso y frío, a pesar de lo cual las calles estaban abarrotadas y nos costó esperar dos horas para entrar.

Lágrimas de Eros va del mito de Venus, con múltiples interpretaciones, como sabéis, al de Andrómeda, la muerte de Cleopatra, el trágico fin de Jacinto, el simbolismo homosexual de San Sebastián, la Esfinge, la voluptuosidad de María Magdalena, las ilícitas relaciones de Lot con sus hijas, la incitación de la serpiente, la alusión a Tánatos (sabida es la equiparación de sexo y muerte, tratada en la exposición en varias obras), las pecaminosas visiones de San Antonio o las cabezas cortadas de Holofernes y San Juan Bautista hasta llegar a la insólita imagen de Beckham dormido o tres bellas filmaciones a cámara muy lenta de Bill Viola teniendo como protagonistas a la pareja y el agua. Hay obras de Dalí y otros grandes clásicos, como Bernini, Tiepolo o Luca Giordano.

La mismísima Rachel Weisz, mucho antes de Ágora, pero igualmente bella, aparece "vestida" con una enorme serpiente, mito erótico por excelencia. Ah, la mujer, portadora del pecado, qué mal nos han tratado siempre las religiones... Nos han relegado a papeles secundarios, pero, eso sí, se justifican diciendo que le han reservado el gran honor de ser Madre de Dios, previo requisito de mantenerse virgen, faltaría más, porque si de la Iglesia dependiera el hombre sería totalmente asexuado. Afortunadamente, la Naturaleza es mucho más sabia y nos ha dotado no sólo de un sistema reproductor altamente eficaz sino además equipado con todo un kit de elementos destinados al disfrute carnal que nos equipara a los dioses.


No sé cómo ha tolerado la Iglesia las múltiples interpretaciones que equiparan sufrimiento, penitencia y sexo. Las Tentaciones de San Antonio no eran un opíparo banquete, sino bellas mujeres desnudas. María Magdalena está desnuda y en una postura que incita al encuentro con el amado, no a la oración y el sacrificio. En múltiples ocasiones es representada desnuda, cubierta apenas por la larga melena (otro símbolo de alto valor erótico), y uno se pregunta si realmente estaba purgando sus pecados o dando rienda suelta a sus fantasías sexuales.


San Sebastián no ofrece el gesto de dolor que sería esperable al ser asaeteado por sus propios soldados, más bien parece hallarse en pleno éxtasis, con un cuerpo fornido y hermoso que le ha llevado a ser un icono homosexual, aunque es un aspecto que no tengo muy estudiado. Eleva los ojos al cielo en un gesto acaso de súplica, esperando la gloria eterna. La Historia Sagrada está llena de relatos escalofriantes sobre mártires y suplicios, contados con un detalle que para sí quisieran muchos guionistas del cine gore. Yo recuerdo aún muchas de esas historias, como la de los hermanos Macabeos, que llenaron de pesadillas mi infancia, o las escalofriantes muertes de vírgenes mutiladas que se liberaban así de sus pecaminosos atributos.




El dolor lleva al éxtasis, según extendida creencia y práctica, acompañado de la oración, como se vio en alguna escena de Camino. Yo tuve una compañera monja, de infausto recuerdo, que se dejaba a veces el cilicio en el baño, por lo que pude conocer de primera mano ese artilugio asqueroso y repugnante, lleno de pinchos, que al parecer la ayudaba a ganarse el cielo en cómodos plazos. Nunca he comprendido esa equiparación de sufrimiento y grandeza, sufrimiento gratuito, además, porque nadie sale beneficiado, y encima provocado por gusto o por obligación. Lo de "valle de lágrimas" es llevado hasta sus últimas consecuencias. Por eso está tan mal visto el goce, la risa (recuérdese la magnífica El Nombre de la Rosa, por ejemplo) o el placer en general. El dolor nos identifica con Cristo, dicen, que tanto sufrió por nosotros. Si tanto no quiere, ¿por qué no nos habla más de la felicidad y menos del dolor? Largo tema éste...




Cleopatra muere envenenada por una serpiente, según la leyenda, y su cuerpo blanco y cuidado sigue siendo bello tras la muerte. Aparece en un escenario lujoso, como correspondía a su categoría de reina de Egipto. Fue poderosa, ambiciosa e inteligente. Supo amar y ser amada y su figura ha servido para tejer numerosas leyendas. Qué más da cómo fuera su nariz, supongo que es una invención su forma y tamaño. Muchos siglos después sigue dando que hablar.

La Biblia ofrece no pocos relatos de alto valor erótico. El Cantar de los Cantares es el más conocido. Otros son directamente inmorales, como la incestuosa relación de Lot con sus hijas, que le emborracharon para tener descendencia con él, ante la amenaza del fin de los varones sobre la Tierra como castigo divino. Otras interpretaciones de la escena hablan de un eremita en la sombra como si fuera un mirón. En cualquier caso, los cuerpos desnudos vuelven a ser esplendorosos, pálidos y rotundos.


¿Y el papel de las cuevas? Escondite, refugio, misterio... También se las ha comparado con la vagina femenina. Aparecen en no pocas ocasiones como escenario de oración, habitáculo de eremitas o celda de castigo. En su estado natural son atrayentes y muy visitadas por curiosos que quieren descubrir los secretos que encierran las entrañas de la Tierra, aún poco exploradas.





Las lágrimas son agua, y el agua va unida en muchas ocasiones al sexo. Me gustaron mucho los vídeos de Bill Viola y recordé el apasionado beso en la playa entre olas furibundas de Burt Lancaster y Deborah Kerr en De aquí a la eternidad. El agua da mucho juego, es un elemento muy utilizado en el encuentro sexual, protagonista de fantasías y escenario de episodios eróticos . Del agua surgió la vida y sin ella no podemos sobrevivir.
Jacinto es otro fructífero mito. Murió accidentalmente por un disco lanzado por su amado Apolo. Curiosamente, en el cuadro aparece una raqueta de tenis, al parecer símbolo de la masculinidad. Otra licencia del pintor, porque en la Antigüedad no existía tal deporte, que se sepa. La mitología ya es suficientemente rica por sí sola. Hay que releerla con frecuencia porque sus historias son intrincadas y complejas, pero bellísimas. Gran parte de nuestra literatura y artes plásticas no se entiende sin ella.



Y el beso, ah, el beso, tan íntimo, tan expresivo, tan sensual, tan prometedor...

Un vídeo de David Beckham durmiendo es uno de los elementos propagandísticos de la exposición, como trasunto de Endimión dormido. Convertido en un icono sexual, fabuloso personaje publicitario y puede que incluso gran futbolista, aspecto que se me escapa, está dotado de innegable atractivo físico. Aquí aparece dormido, otro símbolo erótico. ¿Quién no ha tenido sueños eróticos, o ha deseado dominar y jugar con el ser amado mientras duerme?


La sirena es un animal fabuloso mezcla de mujer y pez que llevaba a los hombres a la perdición. José Luis Sampedro la recreó maravillosamente en La vieja sirena. Hay un chiste sobre ella: Dos pescadores están en una barca. Uno de ellos atrapa una sirena hermosísima con su red. La mira, la toca, admira su larga melena, sus ojos azules, sus pechos, y la tira al agua. "¿Por qué?", le pregunta su compañero, asombrado. Y le contesta: "¿Por dónde?"


No podía faltar Andrómeda, salvada por Perseo de ser devorada por un monstruo marino. Otra vez la mujer ofrecida como sacrificio, la pureza capaz de aplacar al Mal, la virginidad como valor eterno. Inerme, indefensa, inocente, su belleza es la causa de su perdición.



La cabeza cortada es otro de los símbolos sexuales que casi cierra la exposición. Salomé y Judit, cada una por un motivo distinto, causan la muerte de San Juan y Holofernes por decapitación. La espada es un simbolo fálico en manos de Judit y Salomé , ricamente ataviada con joyas y velos, pide la ejecución del santo para satisfacer a su madre adúltera.
Toda la exposición es una belleza, un homenaje al cuerpo desnudo y hermoso, libre y portador de grandes deseos y de apasionadas historias, un canto a la sensualidad de manera elegante y voluptuosa. Id a verla si podéis, no os arrepentiréis. Las muestras monográficas siempre resultan interesantes. La próxima está dedicada a Monet, gran impresionista. Me quedé con ganas de comprar más recuerdos, pero, ay, ya sabéis que las tiendas de estos museos nunca tienen rebajas. Epero al menos haber despertado vuestra curiosidad y vuestras ganas de ver cuadros, los que sean.



















domingo, 3 de enero de 2010

AVATAR, EL PARAÍSO AZUL

Supongo que a estas alturas muchos habréis visto ya Avatar, por lo que no creo desvelar detalles que son significativos (creo que por ahí lo llaman spoilers). Es una maravillosa fábula visual, un entretenimiento fascinante, un paso más en busca de la perfección técnica cinematográfica. James Cameron se ha salido con la suya tras más de diez años de trabajo, y el esfuerzo ha merecido la pena, a juzgar por los buenos éxitos cosechados en las taquillas de todo el mundo. Es muy larga, pero tan amena que sientes que termine el fascinante viaje por Pandora, el satélite habitado por los Na´vi, estilizados y altísimos seres azules dotados de grandes cualidades gimnásticas que viven en perfecta armonía con la exuberante naturaleza que les rodea. En ella todo está interconectado, toda la energía fluye de manera positiva sin causar daño a nadie... hasta que llegan los humanos en busca de un mineral cotizadísimo (unobtainium) para solucionar los problemas de abastecimiento de energía de la ya esquilmada Tierra. La atmósfera es hostil para ellos, por lo que crean avatares, seres con el aspecto físico de los Na´vi pero con la mente humana de los invasores para mezclarse con ellos y conseguir su colaboración para extraer el preciado mineral. A ello destinan específicamente a Jake Sully, un marine que ha quedado paralítico, con la misión de espiarles a cambio de lograr una costosa operación que devuelva la movilidad a sus piernas. Pero todo se complica cuando Jake, con su cuerpo de avatar, se pierde en el bosque y empieza a ser asediado por las peligrosas y fascinantes bestias que pueblan Pandora. Es salvado por Naytiri, (con los rasgos y la expresividad de Zoe Saldana), la hija del jefe, a quien más tarde encomiendan su adiestramiento. Así descubre Jake la alianza con las plantas fosforescentes, los seres voladores, los árboles gigantescos y una especie de dragones amos y señores de los cielos.
Y surge el conflicto. El mayor yacimiento de unobtainium está bajo el árbol sagrado de los Na´vi, que, evidentemente, no van a sacrificar por las buenas, así que cuando la vía diplomática falla (es un decir) el coronel de los marines al mando de la misión, el malo malísimo de la película, ordena un ataque en toda regla, creyendo, como siempre, que el uso de la fuerza más bruta posible, el enorme despliegue de armas, explosivos y hombres entrenados para destruir será suficiente, y más que necesario, para lograr su propósito. Sólo se oponen los científicos (estupenda Sigourney Weaver, recordando sus mejores tiempos en Alien). El burócrata de turno da el visto bueno al ataque, faltaría más, se trata de conseguir un tesoro de valor incalculable aunque haya que arrasar una tierra maravillosa y matar a unos seres que simplemente "pasaban por allí". "Daños colaterales", como suele decirse. El hombre (ciertos hombres) siempre se ha creído con derecho a ocupar cuanto territorio se le ha antojado, desalojando y aniquilando a sus primitivos moradores.
Pero, ay, las cosas no salen como se habían planeado. Jake, integrado entre los Na´vi como uno más, se pone de su lado a costa de ser declarado traidor por los suyos. No está solo: además de los científicos, una marine (la aguerrida Michelle Rodriguez) le presta su ayuda. Y se desata la guerra, la previsible aniquilación de un pueblo y de un entorno hasta entonces idílico. La eterna lucha entre el bien y el mal tiene un final casi feliz, con las inevitables bajas en uno y otro bando.


¿Qué interpreto yo de todo esto? Por un lado, es cierto que el guión es bastante previsible, pero no es malo, ni mucho menos. ¿El mismo argumento de otras mil películas? Quizá, a estas alturas es difícil ser original, la cuestión es el tratamiento de la historia, y ahí es donde James Cameron se luce de verdad y echa el resto. Su recreación de Pandora resulta tan real que viéndola en 3D te parece estar volando entre las montañas flotantes o tocando los fantásticos seres que pululan libremente por un paisaje idílico. Cuida muchísimo todos los detalles para hacer real cada fotograma. Me parece especialmente buena la expresión conseguida de los Na´vi, que en nada tienen que envidiar a los actores de carne y hueso, estupendos todos ellos. Hay guiños (algunos dirán plagio) a grandes películas del Oeste (Un hombre llamado Caballo, Soldado Azul, Pequeño Gran Hombre, Bailando con Lobos...), o de dibujos (Pocahontas) y de ciencia ficción (hay que recordar, inevitablemente, Robocop, Terminator, La guerra de las galaxias, Blade Runner...) A mí esas evocaciones me llevan a territorio amigo, a escenas queridas. Creo, por ejemplo, que no es casual el color azul de los Na´vi: azul es el color de la pureza, del agua (por algo la Tierra también se llama Planeta Azul). Son seres naturalmente pacíficos, poseedores de una sabiduría ancestral que les permite comunicarse con la Naturaleza y beneficiarse de ella en el grado justo, sin causarle ningún daño. Poseen un inmenso tesoro que no necesitan pero que los humanos anhelan sin darles nada a cambio porque no tienen nada que ofrecerles. Única solución posible: tomarlo por la fuerza, cueste lo que cueste.
Jake es él mismo y otro a la vez, en un desdoblamiento que muchos podemos experimentar. ¿O acaso estamos hechos de una sola pieza, no tenemos fisuras, dobleces, no vivimos una doble o triple vida en ocasiones? No es un traidor, defiende la justicia y el bien, todo lo que ha descubierto en su relación con Naytiri, de quien se enamora. Al parecer la escena de sexo entre ellos era más larga y explícita, pero Cameron la cortó para llegar a más público, algo muy comprensible. Creo que se verá íntegra en la versión en DVD. Así pues, una vez más, aparece el amor como elemento de salvación. ¿Que es un hombre blanco (otro tópico) el que salva a los nativos de los blancos malos? Pues sí, pero no me parece nada negativo, al contrario. Son los demás los que le acusan de traición cuando no hace más que seguir los mandatos de la razón y del corazón unidos. Es sincero, se salva y salva a los demás siendo otro, lo que supone su redención, tanto física (qué alegría experimenta cuando comprueba por vez primera que puede volver a caminar) como moral. Ya nunca volverá a ser el de antes. Recordé vagamente una antigua película romántica de Gary Cooper encarnando a un paralítico que sueña que puede andar.


La moraleja de la historia es hacernos pensar, otra vez, por qué no es posible el progreso sin destrucción, por qué la civilización supone romper el equilibrio existente hasta que el hombre puso su zarpa sobre la Tierra, por qué no sabemos crear sin destruir, por qué hay que talar árboles de manera descontrolada, asolar la Amazonia, inundar bosques enteros para almacenar agua, contaminar el aire que respiramos para desplazarnos, y así hasta el infinito. Las voces que se alzan contra estos desmanes son rápida y cruelmente sofocadas (véase el ejemplo danés, tan modélicos ellos). No interesa investigar ni invertir en energías alternativas porque eso supone el fin del monopolio de los países que controlan el petróleo, un gran hallazgo que está resultando mortífero.
Cameron realiza una meticulosa recreación de un planeta idílico. Sus Na´vi son expresivos, sensibles, bellísimos, defensores del bien y de su tierra frente al invasor. Incluso encargó la invención de un nuevo idioma al lingüista Paul Frommer, de la Universidad de Carolina del Sur. Al parecer ya hay páginas en internet dedicadas a ella, y ya se habla de seguidores y aprendices al estilo trekkie. Se llama algo así como Learn Na´vi. Los potentes efectos especiales llenan la pantalla y parecen salir de ella gracias al efecto 3D. Son más de dos horas y media de gran espectáculo lleno de hallazgos visuales que te transportan a un mundo sólo posible en los sueños pero que quizá exista en alguna lejana galaxia. Yo disfruté de cada instante, me dejé llevar por las imágenes y por la historia, reflexionando mientras surcaba los cielos de Pandora. La banda sonora es magnífica, grandiosa y el ritmo narrativo no decae en ningún momento.
Cameron dice no haberse inspirado en ninguna civilización indígena en particular, pero ha intentado captar el espíritu de todas ellas, y creo que lo ha conseguido. Los Na´vi son bellos, el hombre es cruel, pero entre ellos hay quienes renuncian a la destrucción para seguir el camino de la racionalidad. Puede haber otras interpretaciones religiosas o filosóficas, pero no quiero extenderme más. Como veis, no creo que la película sea tan simple como algunos dicen, más bien todo lo contrario. Es la magia del cine, la narración de una historia a través de imágenes, en este caso bellísimas, fabulosas, en el sentido más amplio de la palabra. Yo la recomiendo, desde luego, y además en 3D, que merece realmente la pena aunque resulte más caro. Feliz tarde de cine.