domingo, 11 de octubre de 2009

SI LA COSA FUNCIONA

El viernes, después de la forzosa baja por mi inoportuna afonía, fui a ver la última de Woody Allen, "Si la cosa funciona". Me reí mucho y pasé un rato estupendo. Es el Woody de siempre, no el de "Vicky Cristina Barcelona", por fortuna. No llega a la genialidad de "Match Point", que es una rara avis en su producción, pero es ácida, inteligente, divertida, ocurrente y compleja a pesar de su aparente simplicidad. El cómico Larry David (creador dela exitosa serie Seinfeld) encarna a Boris Yellnikoff, un hombre maduro que dice haber estado a punto de ganar el premio Nobel de Física, divorciado de una mujer bella e inteligente que vive solo en un apartamento descuidado, sobreviviendo a base de dar clases de ajedrez a niños a los que llama "gusanos" y cosas peores y que larga sus discursos irónicos y pesimistas a sus amigos. Sabe que no es una persona con la que guste estar, es desagradable y ha intentado suicidarse, por lo que no espera nada de la vida. Es desaliñado y nada simpático, pero el Destino, ese imprevisible desconocido, se le aparece personificado en Melody, una joven bellísima, encantadoramente ingenua y alegre que cambia por completo su existencia. Ha huido de su casa y espera obtener una vida mejor en Nueva York, escenario favorito de Allen. Le pide asilo y se queda hasta conseguir casarse con él, algo que ni de lejos entraba en sus planes, pero no es una aprovechada ni una timadora, le quiere y le admira de verdad a pesar de sus muchas diferencias. Todo va bien durante un año, hasta que aparece su madre, con la que no se llevaba nada bien. Y empiezan los líos característicos de Woody, los diálogos ingeniosos (siempre ha de haber una referencia a los judíos, faltaría más), las situaciones insólitas, los giros del guión, las situaciones imprevisibles felizmente resueltas hasta llegar a un final redondo. Pocos personajes, diálogos muy trabajados, actores excelentes: ése es nuestro Woody admirado de siempre, el desencantado y sin embargo esperanzado, el que a pesar de su edad, o quizá gracias a ella, sabe que todo es posible, que cualquier cosa puede pasar, que a la vuelta de la esquina te espera el amor y con él (cuando funciona) la felicidad. ¿Y por qué no pensar así? ¿Acaso está todo escrito y decidido? Por supuesto que no. Cualquier detalle puede suponer un giro radical, una cambio vital. La vida es imprevisible, nadie puede predecir el futuro, para bien o para mal. Como suele decirse, espera siempre lo mejor, prepárate para lo peor y acepta lo que te llegue.
Y el amor, ah, el amor, esa poderosa fuerza que nos eleva o nos hunde, nos salva o nos condena, nos engrandece o nos destruye. Resulta imposible describir sus efectos, hay que sentirlo para entenderlo. Sin él no podemos vivir pero es imposible determinar por qué unas veces triunfa y otras no, por qué algunas parejas duran años y años felices y otras se quiebran en medio de reproches y dolor infinito. Ni la afinidad de gustos y caracteres ni una vida cómoda y sin aparentes problemas garantizan una unión viable, cuanto más si en el devenir diario aparecen los roces, la falta de respeto, la incomprensión, la incomunicación, la falta de tiempo, la economía precaria... Y, sin embargo, puede estar ahí, aparecer de la forma más insospechada, como aparece Melody en la vida de Boris, que nada esperaba ya. Hoy ya no extrañan las noticias que hablan de enamoramientos y matrimonios entre jubilados, ancianos felices que han encontrado una nueva e inesperada compañía en el tramo final de su vida. Una tía abuela mía se casó a los 70 años con un viudo algo mayor que ella, y tendríais que haber visto su ilusión el día de su boda. Que su felicidad tuviera corto recorrido no es lo más importante.
Se nota el peso de la edad real de Woody Allen. Siempre ha hecho referencia a ella, pero en esta película creo que es más palpable. Es más realista y más sereno sin perder la ironía y la mordacidad. No le importa decir lo que piensa, aunque sea lo que hemos dado en llamar "políticamente incorrecto". A estas alturas no le queda nada por demostrar ni tenemos por qué exigirle una obra maestra cada año, algo de lo que nadie es capaz. Como alguien dijo una vez, ya le gustaría a más de uno que su mejor obra fuera como una de las "menores" de Allen. Ya sé que no gusta a todo el mundo, pero la recomiendo a todo el que quiera pasar una hora y media larga inteligentemente divertida.
Otro día os hablaré de la obra "La tortuga de Darwin", con una increíble Carmen Machi. Hasta entonces, feliz día de fiesta y buena corta semana laboral.

10 comentarios:

Joselu dijo...

He sido un seguidor del cine de Woody Allen desde que vi Manhattan y Anny Hall o Hanna y sus hermanas. Su admiración por Bergman, que comparto, me hace su cine cálido y humano, rico en situaciones conflictivas o enriquecedoras entre parejas, uno de sus temas favoritos. El descubrimiento del otro es una de las sensaciones más maravillosas que pueden darse, es una experiencia inigualable. Y dura para siempre misteriosamente o nadie sabe por qué extraños mecanismos se quiebra en medio de tormentosos procesos de distanciamiento. No es extraño que como Bergman, Woody Allen profundice en las relaciones, en los afectos, en esa sorprendente relación que pone a los seres humanos en contacto hasta sus niveles más profundos. Si a ello, le añade sentido del humor, mejor que mejor. El cine de Allen sin humor es bueno. Recuerdo la magnífica Interiores, pero con humor es mejor. Tiene los dos registros. No he visto Vicky Cristina Barcelona. Muchos me han dicho que no es de las buenas. Cuando pueda ir al cine, seguro que la veré. Buena semana corta.

Miguel dijo...

A mí me gusta Woody Allen. Y si puedo iré a ver la película que tú has comentado. Es normal que los años le vayan haciendo cambiar ciertos planteamientos en sus películas, por eso es bonito el cine de autor. Porque según vamos viendo películas suyas asistimos a su vida, con sus altibajos y sus euforias. El amor, qué quieres que te diga, para mí lo es todo. Sin amor, como sin aire, es imposible vivir. Así de simple.

Un abrazo y a por esta semanita que es corta.

Yolanda dijo...

Joselu, Miguel, qué bueno coincidir en la admiración por Woody Allen. Es un hombre inteligente que sabe trasladar a la pantalla sus inquietudes y su particular visión del mundo y de la vida. Merece la pena esta última película suya, ya me contaréis cuando la veáis. Cuando hablo de las pelis que veo no puedo contarlo todo, por razones obvias, y me quedo con el gusanillo de no poder comentar detalles interesantes. Espero hacerlo alguna vez con vosotros.
Feiz semana. Un abrazo.

Lola dijo...

Yolanda: que bien que otra vez me des paso a una peli que quería ver y ahora veré mas agusto.
Yo, muchas veces, cuando me gusta una película la veo dos veces para cogen todo lo que me he podido perder en la primera. Con tus explicaciones y a sólo necesitaré verlas una vez y les sacaré todo su jugo. Muchos besos de Lola

Sarashina dijo...

La he visto en Madrid este puente del 12 y estoy absolutamente de acuerdo contigo y con Joselu. Un encanto de película. Es cierto que yo a este hombre se lo perdono todo, que me gusta hasta cuando se porta como un fresco, y siempre encuentro algo memorable en sus películas, pero la libertad que se respira en esta, su gracia y su agilidad es incomparable. Un disfrute, un verdadero disfrute.

Sarashina dijo...

Para Joselu. Hay mucha gente que habla mal de Vicky, Cristina, Barcelona, pero yo pasé un rato buenísimo viéndola, y eso es muy importante. Me pareció en toda su línea y divertidísima, sin olvidar un punto de profundidad psicológica.

amalia dijo...

Hola wapísima........ no he visto esa peli de Woody Allen pero si que he ido a ver "El secreto de sus ojos". Los actores trabajan muy bien, en general todos....pero a mí, sinceramente , no me gustó mucho. El argumento es interesante....pero es que a mí las películas lentas, muy lentas, como que no me van mucho.Ricardo Darín me gusta como interpreta pero, y vuelvo a lo mío, la lentitud de las cintas argentinas me supera.
Espero guapa que ya estés mejor de tu afonía....cuídate y no hagas excesos. Da recuerdos por esos lares!!!
Un besote. Amalia (Majadahonda)

Yolanda dijo...

Lola, me alegro de que mis crónicas te sirvan para disfrutar más de una película. Yo también quiero ver algunas dos veces, pero tengo que esperar a que las pongan en la tele, y no es lo mismo. No hay nada como la pantalla grande. Ya me contarás cuando la veas.
Un saludo, y gracias por leerme.

Yolanda dijo...

Clares, ya veo que compartimos gustos cinematográficos. Es un placer ver algo bueno entre tanta morralla que intentan colarnos como cine espectacular. Las más de las veces es un derroche de efectos especiales sin ningún talento detrás. Woody Allen sabe lo que se hace y se permite el lujo de filmar lo que quiere. Tiene un público incondicional que le sigue con ganas. Esperemos que siga en racha.
"Vicky Cristina Barcelona" era un puro divertimento, nada genial pero entretenido, aparte de un excelente folleto turístico de España.
Un saludo, y sigue disfrutando del cine.

Yolanda dijo...

Amalia, qué gusto que te pases por aquí, a ver cuándo nos vemos. Siento que no te gustara "El secreto de sus ojos", a mí me encantó y a Miguel también. es cierto que el cine argentino es especial, distinto, se recrea mucho en los personajes y no parece tener prisa.
Te escribo aparte más despacio. Un besote.