lunes, 7 de junio de 2010

LA FERIA DE LA LECTURA Y UN MITO RENOVADO

Hacía años que no iba a la Feria del Libro, instalada, como siempre, en el parque del Retiro, una de nuestras joyas. Hacía mucho calor, lógico, con el verano anticipado que ya sufrimos. Y había mucha gente, pero menos quizá que durante el fin de semana. Era una gozada ver casetas y casetas con miles de libros, curiosos preguntando y libreros y autores charlando amigablemente con los lectores, porque todo el que va allí es lector ya veterano, seguro, y va buscando consejo y ayuda, o, las más de las veces, una persona que también ama los libros y domina su trabajo, algo cada vez más inusual, por desgracia. Es una gran oportunidad para conseguir firmas de autores o ver caras conocidas. Por allí estaban Juan Cruz, voz amiga de la radio, José Mª Carrascal (con un aspecto estupendo, nada avejentado), Matilde Asensi, cuya firma al final no logré, y otros que no conozco o no recuerdo. Compré, sin tenerlo previsto, dos libros de Domingo Villar, de corte policiaco, porque empecé a hablar con él y me gustó su acento gallego. Me escribió dos bonitas dedicatorias: Para Yolanda, que encuentres playas tranquilas si la vida te ahoga (el libro se titula La playa de los ahogados) y Para Yolanda, que abre la ventana a las cabeciñas locas de los más jóvenes, este viaje a poniente, a la costa meiga en el libro titulado Ojos de agua. Éste ya lo he empezado y me está gustando. Este año la feria tiene como invitados a los autores nórdicos, aprovechando el enorme tirón del fallecido Larsson. Aún no he leído nada de Mankell, aunque lo compré hace meses, y Aurora boreal, de Asa Larsson, me decepcionó.
Me gusta todo lo relacionado con los libros, me encanta leer y suelo comprar todo lo que leo, así que tengo mi casa repleta y mi economía... qué más da. No pirateo nada de internet, pero presto muchos libros. Lo siento por el bolsillo de los autores, pero que un libro vaya de mano en mano me parece el mejor de los homenajes .
Ayer estaba, tras años de ausencia, Arturo Pérez-Reverte. Supongo que se hartaría de firmar ejemplares de El Asedio, que es altamente recomendable. Me habría encantado conocerle y charlar con él. Estuve hojeando su libro para niños El pequeño hoplita, muy bien ilustrado, es cierto, pero a un precio abusivo, a mi parecer: más de trece euros por poco más de cuarenta páginas. Porque ésa es otra, el precio de los libros. Dicen que han bajado las ventas, y lo lamento pero no me extraña. ¿Cuántos pueden permitirse la compra de cuantos libros consideran interesantes? Si algo he conseguido con mis actuales alumnos es que disfruten de la lectura, les encanta leer en voz alta y han leído muchos textos diferentes conmigo, no sólo libros. A veces les presto libros míos, o les compro alguno si me parecen interesante. El último ha sido Alicia en el país de las maravillas, para que noten la diferencia con la película de Tim Burton, que no me apetece ver, me parece una revisión innecesaria.
Si los libros fueran más baratos se venderían más, seguro. Cierto es que hay buenas ediciones a precios muy asequibles, pero las novedades tardan mucho en pasar al formato más económico. Y si hablamos de libros de texto ya ni os cuento, menudo abuso... Vaya negocio el de las editoriales... Algunas ya han cambiado las ediciones de los libros recién estrenados el curso pasado con la excusa de la "mochila ligera", repartir en tres partes el contenido de uno normal. Si es que no saben qué hacer para vender... Luego nos echan la culpa a los maestros del elevado gasto escolar...
Es raro encontrar un librero de verdad, alguien que entiende de libros sin necesidad de consultar en el ordenador. Las librerías de toda la vida están en retroceso, por desgracia. Ahora venden libros en los lugares más insospechados, en las gasolineras, en Media Markt, en Carrefour o similares, pero aviado vas si buscas un título fuera de las lista de los más vendidos o consejo para encontrar algo más complejo. Una pena...
En cualquier caso, disfruté mucho de la tarde bajo el calor de junio con mis colegas entre libros. Podría haber estado varias horas más. Es una actividad muy gratificante. No sé si llegaré a comprar esos artilugios electrónicos que almacenan en poco espacio toda una biblioteca, de momento no estoy por la labor. Necesito tocar el libro, olerlo, sentirlo, pasar las páginas... No aguanto largas lecturas en la pantalla. ¿Otro paso adelante? No sé, no sé...


Ayer decidí ir a ver Robin Hood, la última colaboración de Ridley Scott y Russell Crowe que ha tenido criticas muy dispares. La taquilla de momento es bastante favorable. A mí me gustó bastante, será porque a veces soy poco exigente o porque iba predispuesta para ello. Sigue el corte de Gladiator, que me gustó mucho. Es lo que ahora se llama "precuela", narra cómo Robin Hood se convirtió en la leyenda que todos conocemos y que tantas veces ha sido llevada a la pantalla. La más alabada es la versión protagonizada por Errol Flynn (esas mallas verdes tan ajustadas...), pero no es mi favorita.

Esta nueva versión es desmitificadora y alejada de las anteriores, quizá por eso me gustó. Ridley Scott conoce bien su oficio, de eso no hay duda. Las escenas de lucha y batallas son espectaculares, al margen de la credibilidad de la historia, como es habitual. Al fin y al cabo, Robin Hood es una leyenda, así que, ¿por qué no dar otra vuelta de tuerca a la figura del héroe? Robin es un arquero que lucha a las órdenes de Ricardo Corazón de León y que por caprichos del destino acaba convertido en noble. Es honesto y valiente, pero no aspira a ser líder ni nada parecido. El azar le coloca junto a un moribundo noble que le encomienda llevar su espada (el bien más preciado para un caballero) a su padre, a quien se la cogió sin permiso. Esa misma casualidad le lleva a hacerse con la corona del fallecido rey, que debe ser llevada a Inglaterra para que su madre, Leonor de Aquitania, se la entregue a su único hijo superviviente, Juan Sin Tierra, que no sale bien parado en ninguna versión.



Robin Hood ya cuenta con los amigos conocidos, como Little John, para hacer frente a su nueva situación. El padre del noble al que vio morir, Robin de Loxley, el anciano Walter, le pide que se haga pasar por su hijo para salvar la hacienda familiar, incluso como esposo de Marion, que apenas estuvo una semana con su marido antes de que partiera a las Cruzadas.
Los grandes impuestos pagados para sufragar las ruinosas Cruzadas han dejado a los ingleses arruinados y hartos. Se niegan a pagar más, no hay jóvenes para trabajar porque casi todos se fueron en busca de la gloria y los nobles están a punto de sublevarse contra el rey Juan, despótico y caprichoso. Qué pocas veces los reyes están a la altura de su cargo... Aprovechando la debilidad inglesa, el rey francés Felipe (no sé dónde leí que él y Ricardo eran enemigos en el campo de batalla y amantes en el lecho) quiere invadir Inglaterra con la ayuda de un traidor. A río revuelto...




Pero ahí está el leal William Hurt , consejero destituido por ser razonable y nada crtesano, para impedir tal desatino con la ayuda de Robin y otros como él. El Rey se compromete al principio a acatar la Carta Magna, pero después cambia de opinión y condena a Robin y los suyos a vivir en la clandestinidad: empieza la leyenda.
La siempre estupenda Cate Blanchett es una aguerrida Lady Marion que lo mismo maneja el arado que la espada, nada que ver con esas damiselas lánguidas que sólo servían de adorno para el triunfo del héroe. No es una jovencita sino una mujer madura que sabe lo que es luchar y trabajar junto a un hombre que merezca la pena. Creo que es un gran personaje, aunque la han tachado de fría y distante. Audrey Hepburn desempeñó ese papel en Robin y Marian, quizá la película más bonita sobre este tema, con sus dos protagonistas ya maduros y separados por los años y sus diferentes vidas. Son dos grandes actrices que dan carácter a la protagonista.



Esta nueva visión del mito quizá no sea la mejor, pero no es en absoluto desdeñable, a pesar de la opinión de ciertos críticos. Hay que saber entender los giros y los guiños, aunque es algo lenta en algunos pasajes. El cine actual suele pecar de grandilocuencia y de efectos fáciles. Abusa de tramposos movimientos de cámara, pero el resultado esta vez es bastante notable a mi modo de ver, nada especializado, como sabéis. Me suelo guiar por mis emociones, y ayer lo pasé francamente bien en las casi dos horas y media de proyección. Comprendo que no todos compartan mi opinión, para eso está la múltiple oferta cinematográfica, para dar gusto a una gran diversidad de público.
Feliz semana a todos.














































8 comentarios:

Joselu dijo...

A veces paso por temporadas en que leer se me hace cuesta arriba, me encallo en algún libro y entonces me viene el pánico de si no estaré perdiendo el gusto por la lectura. Afortunadamente, aunque paso por rachas así todos los años, vuelvo a leer con auténtica pasión. No desdeño los bestsellers pero me doy cuenta de que están construidos para dar gusto fácil -lo que a veces es necesario-. El problema es que luego recapitulo y no me dejan nada. Necesito retener algo de un libro, aunque sea una frase, un pensamiento, un sentimiento, una impresión. Hay libros que he leído hace treinta años -que ya no recuerdo- pero de los que sigo teniendo una fuerte impresión. Hay lecturas que nunca olvido. Los libros que he leído con demasiada facilidad no suelen dejarme poso. Leo para disfrutar, no cabe duda, pero también para comprender y para ello no me sirven los textos narrativos equivalentes a los libros de autoayuda. El pensamiento duro igual que el cine duro es denso, es difílmente encasillable y no suele dejar una impresión burbujeante y ligera. El buen cine igual que la buena literatura no son productos de cómoda digestión. Producen una conmoción del alma, nos agitan interiormente, nos desvelan, nos cambian, apelan a nuestro ser más íntimo no dando respuestas sino alentando nuestra rebeldía existencial o nuestra comprensión más profunda.

No suelo asistir a las ferias del libro. Prefiero perderme en librerías profesionales, llevadas por amantes de los libros o especialistas en géneros. Gasto demasiado en libros. Bueno, "demasiado" no es la palabra, pero sí que pienso que tal vez pasar un año o dos sin lectura sería terapéutico. Sueño con una estancia en África (Senegal, Camerún, Malí...)escribiendo, trabajando, charlando, perdiéndome en el alma africana alejada del mito de la productividad, de la eficacia, de la competividad, del exceso, de la abundancia...

Feliz semana, Yolanda.

Lola dijo...

Que suerte tener una feria del libro con tantos autores para conocer. Es muy bonito, a mi me encanta, ir de caseta en caseta mirando y si te dejan, tocando todos los libros. Es un placer el olor a papel con imprenta.
Me encantan los libros. Besos Lola

Miguel dijo...

Los libros son la magia del conocimiento humano. Cada libro es para mí una varita mágica que al abrir las tapas desborda imaginación y pensamientos. Por eso, perderme entre libros es como perderme en un bosque de un cuento donde vive un hada buena. Por lo que respecta al cine, te diré que el que se hace ahora, en general no me gusta, me parece excesivo. Para mí el cine es otra cosa. Una cosa que se definiría diciendo que amo las películas antiguas y las de los años sesenta y setenta. A partir de ahí, ya hay pocas que me gusten. No sé explicarlo mejor. He tratado de explicarlo con una imagen. Por eso, sin haberla visto, casi me quedaría con la antigua versión de "Robin de los bosques".
Feliz semana.

Un beso.

Novicia Dalila dijo...

Me encanta leer, aunque no leo ni la décima parte de lo que querría.
Este es el primer año que me he perdido la feria del libro. Desde hace años y años voy al menos un día, pero este año no he tenido tiempo y lo lamento...
Tb se ha debido a que siempre voy con mi hija. Disfrutamos mucho las dos dando vueltas por las casetas husmeando aquí y allí, y aunque nunca vamos con un objetivo determinado, siempre volvemos con algo a casa... Nuestro ritual incluye también tomarnos un Cornetto Soft tiradas en el césped mientras charlamos.... Pero este año ella tiene los éxamenes finales y prácticamente vive en la biblioteca... No ha tenido ni un día para que pudiéramos ir. Y lo hemos echado de menos, la verdad.

Un beso y muy feliz finde, Yolanda

Yolanda dijo...

Joselu, leer supone un esfuerzo, aunque sea pequeño, de concentración e interés. Por eso en vacaciones me supone un gran placer poder leer durante horas, sentada al aire libre, sin agobios, sin prisas. Dejo para entonces los "tochos" (tengo pendiente "Un mundo sin fin", por ejemplo). Durante el curso leo menos, pero me gusta hacerlo antes de dormir, me relaja y me ayuda a conciliar el sueño. Debería leer obras más sesudas e importantes, pero no siempre está mi ánimo para recibir información tan sesuda.
Hojear libros siempre es un placer, puedo pasar horas en la sección de libros de cualquier tienda, por eso ir a la Feria del Libro es una actividad tan gratificante.
¿Has visitado la página que te recomendé sobre África? Tiene buena pinta.
Yo estoy hasta las cejas con el final de curso. Entre el papeleo, las notas, la fiesta de graduación, las visitas de padres...buf... no paro. Menos mal que ya queda poco.
Un fuerte abrazo, colega.

Yolanda dijo...

Lola, somos muchos los amantes de los libros, por fortuna. Siempre es un placer hojearlos y leerlos con calma, es un mundo inmenso y maravilloso. Cualquier iniciativa para fomentar la lectura me parece loable, y esta Feria del Libro es estupenda, está teniendo mucho éxito.
Un beso.

Yolanda dijo...

Miguel, los libros siempre enseñan, acompañan, consuelan, divierten, hacen pensar... Son la mejor compañía en las horas tranquilas y calurosas que nos esperan (pronto, por suerte). Nos queda lo más pesado, el papeleo, las notas, las despedidas... Paciencia...
También a mí me gusta el cine de antaño. Hoy se prefiere la espectacularidad, aunque sea un producto mediocre. Yo suelo disfrutar con lo que veo, aun reconociendo que no siempre es realmente bueno. Ayer vi "Crónica de un engaño" y es mediocre, aunque las interpretaciones son bastante buenas. Me temo que con los Mundiales la cartelera va a ser un saldo, más que cualquier verano. Menos mal que siempre nos queda el DVD...
Feliz veraneo en la playa, colega. ¡Disfruta!

Yolanda dijo...

Novi, qué pena que tengas que perderte la Feria del Libro, pero la causa es de fuerza mayor. Lo importante es seguir leyendo, no hay que dejarlo nunca. Pero no te prives del helado en el césped, placer de dioses... Yo los tomo sobre todo en San Sebastián, son deliciosos...
Un beso.