domingo, 24 de octubre de 2010

LA VIDA SIGUE... PERO NO IGUAL

Después de más de un mes alejada casi por completo de la blogosfera (perdón por haberos hecho tan poco caso) al fin puedo sentarme a escribir. No tengo muy claro qué voy a decir. Tiendo al exceso, quiero contar mucho sin pararme demasiado en casi nada, y ha sido un mes tan intenso que resulta difícil seleccionar algo reseñable que se pueda contar, porque lo íntimo, lo particular, es demasiado doloroso y no es cuestión de pregonarlo en plan plañidero. La vida sigue, sí, pero no igual. El duelo es inevitable y hay que pasarlo, de un modo u otro. A la muerte de mi hermano siguieron unos días intensos y muy emotivos. Acudieron familiares y amigos, muchos, sinceramente apenados, para apoyarnos a todos, sobre todo a mi cuñada y a mis sobrinos. Decidieron llevar sus cenizas algún día a El Aaiún, donde pasamos buena parte de nuestra infancia y adolescencia. Descansa en paz, querido hermano Emilio.
Pasé muchos días bastante floja y desanimada, como era lógico. Sabía que debía darme un tiempo, estar tranquila, aunque apenada. Tomé un reconstituyente y el trabajo y la compañía de mis seres queridos hicieron el resto. Por fortuna, nunca me he sentido sola, que es fundamental para pasar un trance de este tipo.
He ido varias veces al cine. Más abajo os pongo imágenes de las dos mejores películas que he visto, Carancho y Buried (Enterrado). También vi la de Woody Allen, pero me dejó menos huella, aunque no es mala, ni mucho menos.
Pero, sin duda, lo que más me ha gustado de mis periplos culturales ha sido el concierto que ofreció la ONE y su magnífico coro el pasado viernes en el Auditorio Nacional. Estaba dedicado a las bandas sonoras de inmortales películas, ésas que vemos una y otra vez sin cansarnos, musicales o no. El programa era sensacional: Cantando bajo la lluvia, West Side Story, Desayuno con diamantes, El Mago de Oz, My Fair Lady, Un americano en París, Casablanca, Días de vino y rosas... Dramas, comedias, historias de todo tipo unidas por siempre a la música de Gershwin, Steiner, Henry Mancini, Cole Porter... Una maravilla. Estaba en la segunda fila, lo que me impidió disfrutar de una panorámica completa de la orquesta y del baile de claqué en un momento dado, pero en muchos momentos cerré los ojos y sentí cómo la música caía sobre mí, igual que la lluvia sobre Gene Kelly, y me empapaba de nostalgia y de belleza, de recuerdos y de armonía. La música tiene un poder evocador inigualable. Cada melodía me recordaba una escena, un baile, un actor, una actriz en pleno esplendor, como Audrey Hepburn, siempre hermosa y llenando la pantalla con su elegante delgadez y su cuello de cisne. El vestido que lleva en Desayuno con diamantes ha sido elegido como el más bonito de la historia del cine, y con razón. Junto a ella, George Peppard estuvo más guapo que nunca, bordando su papel de gigoló obligado por su frustrada carrera de escritor. Dos personajes dolientes que acaban encontrando el amor bajo la lluvia buscando un gato perdido.
También estaba sensacional en My Fair Lady dando vida a una muchacha humilde e inculta que se transforma en casi una princesa en manos de Henry Higgins, magníficamente interpretado por Rex Harrison. Nunca la historia de Pigmalión fue tan delicada y bellamente contada.
Judy Garland tenía una voz sensacional, pero su vida no fue precisamente un cuento de hadas. Siempre me emociona escuchar Over the rainbow y suelo llorar viendo la película. He leído el libro, pero no es lo mismo. Por una vez he de decir que la película es fantástica y supera al original escrito. Claro que Victor Fleming, el director (aunque hubo cuatro, creo) era un genio y sabía muy bien cómo manejar una cámara y cómo dirigir a los actores, aunque se tratara de un cuento infantil de aparente intrascedencia.

Por cierto, Cantando bajo la lluvia contiene varias anécdotas curiosas: Gene Kelly era bastante déspota, al parecer, y consideraba a Donald O´Connor un simple secundario hasta que le vio bailar en la escena Make them laugh y tuvo que rectificar. No quería a Debbie Reynolds porque la veía inexperta y no le gustaba cómo bailaba, pero Fred Astaire le dio unas lecciones y ya se ve que era un gran maestro. La famosa escena bajo la lluvia no es tal, sino una mezcla de agua salada y leche para hacer visibles las gotas en la pantalla. Gene Kelly la rodó con bastante fiebre y de un tirón, ahí es nada.


Y West Side Story, ah, qué bonita, con ese vigoroso baile juvenil en plena calle, qué gran comienzo para una película intensa y bellísima. Pocas veces estuvo tan guapa Natalie Wood, otra gran actriz marcada por la tragedia. El cine es, en realidad, una gran mentira, pero tan hermosa, tan bien hecha que la trastienda de los rodajes y las historias de sus protagonistas se cuentan como curiosidad y no como explicación.
Hay que reconocer que los americanos (los de EEUU, claro, con permiso de todos los demás) tienen muchos defectos, pero su sentido del espectáculo y su forma de llevarlo a cabo resulta inigualable. Hoy cuesta encontrar películas memorables salidas de sus factorías, pero durante décadas llenaron las pantallas con actores fantásticos, actrices maravillosas, historias intensas, comedias divertidísimas (Con faldas y a lo loco sigue siendo la number one, sin duda), dramas grandiosos... Pérez -Reverte decía en un artículo hace años algo así como que las actrices de ahora son chochitos desnatados comparadas con hembras como Ava Gardner, Rita Hayworth, Katharine Hepburn, Bette Davis, Kim Novak, María Félix, Sofía Loren... Conociendo su estilo no extraña esta afirmación, quizá para algunos demasiado simplista y machista. Siento no saber poner el enlace, pero el artículo, titulado Mujeres en blanco y negro, se encuentra buscando en Google, cómo no. Por cierto, se acerca el 1 de noviembre y habrá que releer su fantástico Sus muertos más frescos. Esperaré con rabia, un año más, que una panda de imbéciles maleducados estrellen huevos contra la fachada de mi casa. Así entienden los angelitos la anglosajona fiesta de Halloween, que Dios confunda. País... que diría Forges.
En fin, que pasé una tarde inolvidable con mis colegas, los que nunca fallan. Música y cine se confabularon una vez más para hacerme vibrar en una época en la que estoy especialmente sensible. Podría hablar de cada melodía que escuché, de las películas que pusieron su imagen a las notas, de los actores cuyo espíritu flotaba sobre el escenario como en la canción de Serrat (Los fantasmas del Roxy, fantástica), de mis recuerdos íntimos y personales, de cómo era yo cuando vi esas películas, de mi padre, que también adoraba el cine (aunque sus preferencias diferían un tanto de las mías: su héroe era John Wayne, y debo reconocer que a veces es genial)... El baúl de los recuerdos es inagotable, pero no conviene dejar la tapa abierta demasiado tiempo si no se quiere padecer un ataque de melancolía, tan inoportuna a veces. Os recomiendo, por supuesto, escuchar buena música en cualquier momento, relacionada o no con el cine, eso no importa.




Todo lo anterior no tiene nada que ver, al menos directamente, con Carancho, el último trabajo del gran Ricardo Darín. Es una historia oscura (transcurre casi totalmente de noche), amarga, intensa. El mundo sórdido que rodea a los accidentes de tráfico, las víctimas y las aseguradoras está perfectamente descrito en unas imágenes poderosas a través de unos personajes al límite de la vida y de la ejemplaridad, honestos a su estilo y abocados a un destino trágico. El amor parece una tabla de salvación momentánea, pero no hay romanticismo ni dulzura. Ricardo Darín, de apariencia tan corriente (quizá por eso resulta tan creíble, tan cercano) borda un papel difícil con unos registros que recuerdan a Bogart incluso, o a Robert Mitchum en esas historias de cine negro con antihéroes capaces de levantarse, orgullosos, tras sufrir una paliza a manos de mafiosos sin escrúpulos. El final es impactante. No os cuento más, pero id a verla, es buenísima.



Buried (Enterrado) está cosechando un merecido éxito. Hay que ser un genio para rodar una historia de hora y media con un solo actor (magnífico Ryan Reynolds, tiene unos registros increíbles) encerrado en un ataúd con la única posibilidad de salvación de un móvil y un mechero. Os aseguro que la tensión no decae ni un momento, al contrario, va in crescendo y sin ningún esfuerzo te metes en la piel del sufrido raptado, intentando con desesperación contactar con alguien que pueda sacarle de allí. Ha sido secuestrado por unos iraquíes que piden un rescate por él, por lo que hay críticas a la guerra y a la actuación de EEUU, pero, sobre todo, hay impotencia y rabia ante una situación injusta. Él es un "daño colateral", alguien que pasaba por allí y se ve envuelto en la peor situación de su vida. Casi nadie de los que consigue encontrar al otro lado del teléfono le cree realmente, responden con incredulidad unos y frialdad otros a su llamada angustiosa. Sus peticiones de auxilio parecen flotar en el vacío, lo que yo interpreto, más allá de la situación descrita, como una seña de identidad de nuestro tiempo: estamos a la vez conectados e incomunicados, aislados con nuestro móvil o similar, con cientos de amigos ficticios pero solos en realidad, pendientes de una pantalla iluminada pero pocas veces amistosa realmente. Paul Conroy, el enterrado en vida (una de las peores pesadillas), sólo dispone de 90 minutos para conseguir salir de allí. Resulta absurdo que en esas condiciones alguien le pida su número de le Seguridad Social, por ejemplo, o que le despidan por un motivo estúpido. Es una metáfora de la vida actual, como lo fue la genial La cabina en su tiempo. El director, un increíblemente joven Rodrigo Cortés, se acerca al Hitchcock de Naúfragos, por ejemplo. De él dijo alguien que era el único director capaz de filmar una película en un ascensor. Cortés lo ha hecho en un espacio aún más limitado y claustrofóbico, lleno de connotaciones macabras. Dice que su intención es que el espectador salga con el cuerpo dolorido por la tensión, y en mi caso lo consiguió en parte. Claro, todo depende de hasta qué punto te impliques en la historia, será que yo soy muy impresionable... Como curiosidad, en YouTube hay un corto español de hace unos años con el mismo tema, pero de resultados mucho más discretos. Se titula El columbario, por si queréis buscarlo.
Feliz semana a todos.






21 comentarios:

Cabopá dijo...

Sí,Yolanda te echaba de menos...
Acabo de leer con mucha atención tu nueva versión de "La vida sigue...por cierto un título muy apropiado para lo que nos cuentas..
Se nota que disfrutaste mucho en el Auditorio,no sabes cómo me alegro....Ya tomo nota de las pelis que has visto e intentaré verlas,por supuesto.
Besicos

Novicia Dalila dijo...

Yo también te echaba de menos, Yolanda.
Siento lo de tu hermano muchísimo, y siento mucho también haber pasado por alto si lo dijiste en algún comentario. Lo siento de verdad.
Respecto a todo lo que compartes con nosotros en cuanto a cine, tomo nota de todo y me quedo especialmente con tu comentario sobre Buried. Es una peli que tenía curiosidad por ver y me has decidido.

Un abrazo fuerte, Yolanda, y todo el ánimo del mundo.

Miguel dijo...

Siento mucho lo de tu hermano, pero como tú bien dices, la vida sigue (aunque no siempre igual). Y nuestra obligación es vivirla. Así que me parece bien que te hayas sobrepuesto y que otra vez estés ahí. Muy interesante tu crónica (como siempre) y una pregunta, ¿no te da un poco de claustrofobia meterte en la piel de alguien que está enterrado...?

Un beso.

Esther Escorihuela dijo...

Mucho ánimo para estos días difíciles, Yolanda. Un abrazo grande.

Joselu dijo...

He leído con fruición tu crónica varia, impregnada de esa intensa melodía de la tristeza por lo irremediable por un lado y, por otro, por la melancolía de una forma de hacer cine que no parece tener equivalente en este tiempo. Tu texto es largo, pero siempre logras que se me haga corto. Tienes la cualidad de la amenidad en un castellano fresco y natural. Tengo muchas ganas de ver Enterrado, pero no sé si convenceré a mi compañera de sesiones cinéfilas. Si le digo que la película entera transcurre dentro del ataúd... me temo que será que no. Ya me apañaré para verla. Te echaba de menos, ha sido un mes largo sin tus crónicas. La vida sigue. Siento lo de tu hermano Emilio. Perder a un hermano es terrible. A los padres es ley de vida, pero un hermano, un hijo...

Un hermoso texto.

Un abrazo, colega.

Yolanda dijo...

Cabopá, Novi, Miguel, Esther, Joselu: Gracias a todos por vuestra visita y vuestras cariñosas palabras. Ayer fue un paso atrás, esperado pero no por ello menos penoso. Murió el padre de una buena colega y amiga en Salamanca tras una lucha terrible contra el cáncer, ese gran cabrón. Fuimos siete de nosotros para estar con ella un par de horas, no más,porque hoy es día de trabajo, claro. Fue una paliza, aunque la conversación dio para mucho y fue muy agradable. Cada nueva pérdida se suma a las anteriores, vuelve el dolor, el ambiente del tanatorio, los recuerdos, las vivencias de unos y otros... Es un cúmulo de emociones compartidas, otras son muy personales. Hoy me siento floja, pero lo superaré.
Id a ver las películas que os recomiendo. A pesar de su dureza son muy buenas. Es lo que necesito ahora, no sé por qué, no me apetecen las tontadas o historias ligeras.
Un fuerte abrazo a todos.

soy amarillo y azul dijo...

Ánimo Yolanda!!

Me atrae la idea de ver Buried, pero me produce claustrofobia sólo de pensarlo!
Saludos

jaramos.g dijo...

Acabo de descubrir este blog tuyo, a través de otro, "Campos abiertos". Solo le he echado un vistazo rápido, y me gusta. Luego u otro día me detengo más. Creo que me haré asiduo. Hoy tan solo quería sumarme al comentario que has enviado a "Campos abiertos" sobre Miguel Hernández, sobre su altura moral y su compromiso. Enormes, claro. También, nombrarte un libro que, en esa misma línea, me hizo mucho bien, mucho. Se trata de "El hereje", de Miguel Delibes. Tal vez ya lo conozcas. Si no es así, te lo recomiendo. Con propuestas así nos será menos difícil mirar hacia arriba, cobrar impulso y sacar los pies del hoyo de fango en que nos tienen metidos. Saludos.

amelche dijo...

Un abrazo y mucho ánimo.

Lola dijo...

Me gusta leerte Yolanda. Cuentas en este post muchas cosas y me intereso por todas. Un beso Lola

Mar_inf dijo...

Echábamos de menos tus palabras... Mucho ánimo, compi!

sarah dijo...

Vaya Yolanda, la vida te ha golpeado fuerte estos días.

He leído con ganas tu variopinto relato, me fascina tu manera resuelta de mirar hacia delante, consciente del gran peso que llevas en tu maleta.

Siengo muchísimo la marcha de tu hermano, estoy con vuestra pena.

Un abrazo, maestra inquieta.

Sarashina dijo...

Bueno, amiga, ya has vuelto. Siento mucho tu pérdida, sé que son cosas muy dolorosas. Yo no he perdido aún a ninguno de mis hermanos, pero pienso en ello y entiendo tu dolor y tu tristeza. Pero en fin, es la vida, que aunque no siga igual, sigue siendo la vida.
Ahora, eso sí, veo que vuelves con fuerza y con ganas de charlar y de contarnos tus vivencias. Seas muy bienvenida, que cuando alguien como tú guarda silencio, se le echa mucho de menos.
Creo que veré Carnacho, pero no sé si Buried, porque me pasa como al Profe, que me entra angustia sólo con pensarlo.
Besos y mucho ánimo.

Yolanda dijo...

Profe (no cualquiera, creo), gracias por tus palabras de aliento.
Ya me contarás si te decidiste a ver "Buried", es original y bien hecha, que ya es un mérito en estos tiempos. No hay gran cosa ahora en las carteleras, pero me han gustado "The Town" y "Caza a la espía", ya las comentaré.
No corrijas mucho en el finde, yo siempre me traigo trabajo y es un peñazo, necesito más tiempo para recuperarme.
Un slaudo.

Yolanda dijo...

Jaramos.g, espero que te haya gustado lo que has leído, si has podido dedicarme un rato. Gracias por visitarme.
Leí "El Hereje" cuando se publicó, fue la última gran obra de Delibes, genial, como todas las suyas. Lástima que el cáncer y la tristeza le impidieran escribir más. Es la lucha contra la intolerancia y la intransigencia, un alegato en favor de la libertad. Resulta espeluznante la descripción del auto de fe y todo lo que lleva a él. Los seres humanos somos capaces de cometer actos extremadamente crueles.
Hace poco vi en televisión por casualidad parte de la adaptación de "El disputado voto del señor Cayo", rodada en tierras sorianas, en las que estuve hace años con un grupo de alumnos, en Navaleno. Es una novela quizá no muy conocida, pero encierra grandes enseñanzas. En estos convulsos tiempos en los que andamos tan desorientados quizá deberíamos volver a la verdad de la vida natural y sencilla, sin complicarnos la existencia con las iras de unos y otros, qué afán de poder, cuánta bilis gratuita, cuánta ignorancia... Menos mal que un buen libro nos puede salvar de la estulticia que escupe la caja tonta continuamente...
Un saludo.

Yolanda dijo...

Amelche, no sé dónde has puesto lso enlaces a los vídeos. En cualquier caso, me alegro de haberte descubierto y te seguiré la pista.
Un abrazo, colega.

Yolanda dijo...

Lola, ya sé que cuento muchas cosas, demasiadas, me cuesta tanto resumir... Debería centrarme sólo en un tema, pero una cosa me lleva a otra. Es lo que tiene interesarme por casi todo lo que me rodea...
Un beso.

Yolanda dijo...

Mar_inf, me gustaría escribir más aquí, pero no es fácil decidir qué contar, si hacer partícipes o no a los demás de mis sentimientos más personales o guardármelos para no cansar y resultar pesada. No quiero ser plañidera, a veces es necesario contar lo más profundo, aunque sea doloroso, otras no. Veremos...
Un beso.

Yolanda dijo...

Sarah, es cierto que la maleta va pesando bastante. Ya se han ido personas muy queridas: abuelos, padres, tíos, un primo, un hermano, buenas colegas y amigas... Cada muerte recuerda a las anteriores y se repiten situaciones, gestos, palabras. Pero hay que seguir viviendo para no olvidar a los que ya no están, y por fortuna mi familia, mis amigos y mi trabajo me ayudan a ello. No hay que rendirse antes de tiempo.
Un beso.

Yolanda dijo...

Clares, podría contar otra muerte, la del padre de una compañera y amiga, pero ya me parece demasiado, ya vale de entierros (espero). Y, sin embargo, disfruté viendo "Buried", ya ves, a veces necesito emociones fuertes. Comprendo que no es una película que guste a todo el mundo, así que si crees que vas a pasar un mal rato mejor elige otra cosa.
Un beso.

sarah dijo...

Yolanda, eres un espíritu inquietu. No se puede enjaular un alma así. Por eso, en tu rincón, eres soberana para dispersarte, saltar de esto a lo otro, divagar... no creas, esto yo lo entiendo bien, porque soy curiosa, nerviosa, y pocas cosas hay que no atraigan mi atención.

Sin curiosidad ni pasión no hay vida :)

Un besote, no dejes de explorar (y de contárnoslo).