lunes, 8 de noviembre de 2010

UN LUNES CUALQUIERA




Lunes, ocho menos cuarto de la mañana. Suena el despertador. Sé que si no me levanto enseguida llegaré tarde, pero me vence la pereza. Me preparo el desayuno, recojo el periódico y el pan. Echo un vistazo a las noticias, que también suenan en la radio. Ecos y repercusiones de la visita del Papa (siempre la misma cantinela, con la Iglesia no puede ni Dios) y las mismas cansinas tertulias, la corrupción que no cesa, la crisis interminable, los ataques de unos contra otros repetidos, monótonos, vergonzosos, la gente normal y corriente harta de tanta ineptitud, de tanta mentira. Me ducho deprisa, me arreglo y salgo pitando, como siempre. Hoy hace frío, más de lo previsto. Nos habíamos acostumbrado a la primavera en otoño y el cielo gris nos recuerda que ya estamos en noviembre.
A la entrada del colegio se repite el atasco diario, coches mal aparcados que impiden el paso de los autocares. Una madre me habla brevemente de su hijo: si vuelve a portarse mal no va a la semana de la nieve. Subimos más o menos en fila. Deseo fervientemente encontrar la pizarra colgada y la estantería clavada a la pared. El miércoles instalaron una pizarra digital en mi clase y estuvimos dos días con la ancestral pizarra verde en el suelo, con el consiguiente riesgo, pues pesa lo indecible. Un alumno muy trasto se acercó a la estantería tambaleante y se le cayó encima toda la RAE en forma de diccionarios, sin consecuencias, por fortuna. Hoy ya han colocado ambas cosas, pero mi clase está hecha un desastre y sé que no tendré ni un minuto libre para colocarla.
Lengua a primera hora. Les reparto las redacciones corregidas y les escribo refranes sobre noviembre en la pizarra:
En noviembre, quien no tenga abrigo, que tiemble.
Por Todos los Santos, nieve en lo alto; por San Andrés, nieve en los pies.
Por Santa Catalina, la nieve se avecina.
En noviembre tu fuego enciende.
Del 20 de noviembre en adelante el invierno ya es constante.
Si en noviembre oyes que truena, la cosecha será buena.
Les mando unos ejercicios de ortografía. Alguno se fija en mi pañuelo, unas niñas dicen que huelo muy bien. No se les escapa una. Luego toca Estudio, ahora con el pomposo nombre de Alternativa a la Religión. Dieciocho criaturas con el libro de lectura, única actividad oficialmente permitida en esas preciosas dos horas completas semanales. Una compañera me sustituye para que podamos hablar mi compañero y yo con la psicóloga del SOEV sobre un alumno problemático. Llegó el año pasado, rebotado de un privado, y dio bastantes problemas. Se mostraba agresivo, decía muchos tacos, llegó a insultar gravemente a la profesora. No tenía amigos. Decidimos cambiarle de clase de modo provisional y parece que en la mía se encuentra más a gusto, se lleva mejor con los compañeros y trabaja más, así que vamos a seguir con esta medida hasta ver qué nuevos pasos da la psicóloga.
Mates, división por tres cifras, cálculo. Recreo, horror, el primer día de frío y me toca. Sopla un viento gélido que nos hace pensar que está nevando en la cercana sierra, ya nevada, preciosa. Ofrezco a los que pasan unos huesillos que hice el sábado, gustan a todos. "¡Qué ricos!" "¿Cómo los haces?" "Dame la receta". Una niña me ha dado también una caja de galletas Cuétara para los profes porque hoy es su cumpleaños. La empresa de comedor, además, nos ha hecho un bizcocho que les sale delicioso y unos pequeños emparedados fritos que desaparecen en cuestión de minutos. Se agradece el café calentito.
Ha vuelto María, de baja desde antes de la muerte de su padre. Está triste y más delgada. Blanca se encuentra mal pero no conseguimos que deje de vigilar el recreo. Son minutos siempre escasos para recados, saludos, intercambios... Reina el buen ambiente y la armonía, somos quizá una rara avis en la profesión, a tenor de lo que cuentan muchos.
Vuelta a clase, dos horas más. A las dos y media los alumnos han acabado, nosotros no. Algunos comemos en el colegio: judías verdes, pollo a la plancha, una especie de pastel de patata y champiñones, ensalada, fruta... A las tres y media, continuación del claustro de hace dos semanas, maldita sea, vuelta a hablar de la jornada única, que a todos nos tiene estresados y agotados. "Gracias" a la tabarra que están dando algunos padres nos la van a quitar quizá antes del final del trimestre, en cuanto acaben las obras de la ampliación del comedor. Consiguieron que hablaran de nosotros en la mismísima Asamblea de Madrid. Con la que está cayendo y se ocupan de un asunto tan particular, y además sin ningún rigor, con argumentos manidos e inexactos. Opiniones, informaciones, comunicados... Más de una hora para certificar que la enseñanza sólo preocupa realmente a los maestros: los políticos van a lo suyo (captar votos, ganar elecciones y justificarse), los padres se desentienden cada vez más (aumenta el número de padres y madres de niños de Infantil que reconocen que no pueden con sus hijos, manda narices, lo que hay que oír) y la sociedad nos sigue culpando de todos los males que nos acechan: vandalismo, botellón, falta de valores...
Tras el claustro, reunión Interciclo. Los profesores de 3º a 6º, más la PT y la Jefa de Estudios, debatimos sobre la conveniencia o no de entregar los exámenes a los alumnos para que se los lleven a casa. Finalmente decidimos dárselos corregidos para que los vean y comprueben los fallos, pero los guardaremos en el colegio. Si algún padre quiere verlos deberá pedir una tutoría.
También comenzamos a elaborar unos criterios básicos de evaluación para entregar a los padres, nada nuevo, pero conviene hacerlo constar por escrito.






La tarde es aún más fría y ventosa. Llego a casa casi a las seis, con ganas de descansar un poco, pero apenas me siento suena el teléfono. Maldita publicidad no solicitada, qué manía de soltar como una ametralladora ofertas ininteligibles. A veces cuelgo sin más, lo siento, sé que es una grosería pero no tengo tiempo ni ganas de discutir con alguien que sólo sabe recitar a piñón fijo unas consignas absurdas.
Luego me toca ir a comprar, horror, y recoger la cocina, hacer la cena... Mientras escribo veo a medias Syriana, que ya vi en cine, muy compleja y desmoralizadora, terriblemente realista. Qué mundo tan enrevesado, movido por la avaricia, los intereses cruzados, el ansia de poder. Menos mal que anuncian para el miércoles Irma la Dulce, una deliciosa comedia del genial Billy Wilder con una maravillosa Shirley McLaine en todo su esplendor y un magnífico Jack Lemmon. Es una de esas películas que siempre agrada volver a ver.


Así empieza mi semana, que preveo atareada, como todas. Martes y jueves, Pilates; sesión con el fisio también el jueves; el miércoles, presentación en Majadahonda del libro Querida Maestra, de mi entrañable colega Julia Resina. No pienso faltar. El viernes, por fin empieza un poco de respiro. Iré al cine, supongo. Últimamente he visto The Town y Caza a la espía, bastante recomendables ambas, más entretenida la primera. Ben Affleck ya va siendo un buen actor y mejor director además de seguir siendo guapo y Naomi Watts y Sean Penn son grandes figuras reconocidas por todos.
Encontraré algunos momentos para leer, ver alguna película, hablar con seres queridos, ocuparme de los míos, de mí... Seguiré entrando en clase dispuesta a compartir lo que sé con mis alumnos, guiándoles, ayudándoles. Me mantendré alerta, qué remedio, y acabaré cansada, pero feliz, porque sé que mi vida es ordenada a pesar de su aparente caos, satisfactoria, plena. Me siento afortunada por tener lo que tengo: un trabajo que me encanta, una familia maravillosa, amigos estupendos, ausencia de problemas garves de salud o económicos... Sería una ingrata si me quejara de algo. Por eso creo que debo dar a los demás algo de todo ello, aportar mi humilde labor para que algo a mi alrededor sea mejor, más agradable y llevadero. No sé si lo consigo, pero quiero creer que sí, que las buenas intenciones siempre recalan en algún puerto.
Feliz semana a todos.





19 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

Gracias por compartirte con nosotros, Yolanda :D
Un placer pasearme por tu día a día y "sentirte".
Hoy tendrás fiesta no??? Pues, hale, a descansar :D

Un beso muy fuerte

Joselu dijo...

Nos ha llegado una página de tu diario personal, lleno de reflexiones y observaciones de lo que te rodea y que te lleva a implicarte profundamente en tu profesión. Un día es breve pero también puede llenarse de densidad. Nosotros pasamos pero nuestras acciones y nuestras intenciones y estados de ánimo se proyectan en nuestro mundo cercano. Alguien dijo que si un hombre normal pudiera reflejar solo un día de su vida daría lugar a una obra magistral. James Joyce recreó un día de su personaje Leopold Bloom, y creó el Ulises. Me ha gustado asistir a tu estar en la vida, sin nada especial, una existencia corriente, pero plena, agradecida... Culmina el texto con esos pensamientos finales que dan sentido a esa aparentemente caótica relación de circunstancias cotidianas. En el fondo ¡Que bello es vivir! que diría Capra o compartiría Irma la dulce. ¡Qué hermosa película!

Lola dijo...

Yolanda, de verdad ha sido un placer leerte, de verdad.
Y otro gran placer encontrar a una persona que se encuentra bien en la vida. Es muy difícil hoy en dia ver gente que esté contenta. El pesimismo flota en el ambiente y eso se nota en todos los órdenes de nuestra vida diaria. Yo estoy como tu, tranquila, sin demasiados problemas y con ganas de vivir la vida aparte de sentirme muy querida por los mios.
Ese lunes cualquiera es un ejemplo de vida. Un beso Lola

soy amarillo y azul dijo...

Ya veo claro por qué te dices maestra feliz... y nosotros lectores felices al poder compartir tus vivencias. Un fuerte abrazo.

Sarashina dijo...

Yolanda, qué día, qué ritmo, qué entrega. A veces, o casi siempre, yo voy también así, pero añade unos nietos que aparecen o una madre que llama porque necesita algo. Hay que parar, hay que irse al cine y tomarse un rato de calma. Ese es tu descanso, y, sobre todo, pensar que tu esfuerzo y tu trabajo no caerán en un pozo sin fondo. Como tú dices, en algún sitio recalarán y allí darán un fruto inesperado. Gente como tú es la que hace falta, ojalá hubiera por los colegios y por otros muchos lugares muchas Yolandas. Un abrazo.

Yolanda dijo...

Novi, hoy no he tenido fiesta, por desgracia, pues no trabajo en Madrid capital. Los centros privados sí han hecho fiesta. Por cierto, a pesar de lo grande que es Madrid, ¿no es excesivo el número de sus patronos? A saber: la Almudena, santa María de la Cabeza, San Isidro y la Paloma, que yo sepa. Muchos, ¿no? A nosotros sólo nos dan hace años, con un poco de suerte, San Isidro, pues la fiesta local el Santigao y claro, en julio, ya les vale...
Un día puede dar para mucho. En tiempos solía llevar un diario, o casi, por eso ahora cuando escribo en el blog me salen entradas muy largas y no me centro en un solo tema. La vida es compleja...
Un beso, querida Novi.

Yolanda dijo...

Joselu, un día puede ser intenso, enorme, más allá de su duración limitada. Algunos son especialmente duros, como el de hoy, pero tienen su punto gratificante. Si me comprometiera a escribir un diario de verdad me detendría más en esos detalles de poca importancia que tejen la existencia.
No he leído el famoso "Ulises", quizá lo intente algún día, con la fama que tiene. Ya te contaré.
A veces me pregunto si es bueno implicarme tanto en el trabajo, aunque tengo otros focos de atención, afortunadamente. Ya sabes que no debemos poner todos los huevos en la misma cesta, hay que diversificar los riesgos y los afectos. Yo lo vivo así, no sé hacerlo de otro modo.
Un fuerte abrazo, colega.

Yolanda dijo...

Lola, es cierto que mi vida es feliz, a pesar de las últimas desgracias que ya os he contado. Saber sentir intensamente también es un don, en cierto modo. Suelo decir que soy una privilegiada, y no miento. Sin ser rica ni poseer grandes lujos (me gustan las cosas buenas, pero no el lujo sin más) vivo bien, con tranquilidad, disfrutando de lo que tengo. No creo que me toque nunca la lotería, ni falta que me hace, bastante suerte he tenido ya con las cosas importantes: mi marido, mi hijo, mi trabajo... Sería injusto pedir más.
Un gran beso.

Yolanda dijo...

Un Profe Cualquiera, es cierto que disfruto con mi trabajo y soy feliz, moderadamente, como decía Andrés Aberasturi al final de sus programas. Otros en mis mismas condiciones no lo son, qué le vamos a hacer... Supongo que he tenido suerte y no me siento frustrada por no haber alcanzado grandes riquezas, fama, esas cosas por las que otros se pelean.
Un abrazo.

Yolanda dijo...

Clares, cada día tiene su afán, según el dicho. Los hay intensos, duros, pesados, alegres, gratificantes... Los míos suelen ser cualquier cosa menos aburridos porque siempre tengo mil cosas que hacer... y no llego ni a la mitad.
Considero mi trabajo gratificante, me lo recuerdan los que vienen buscando una solución y trato de dársela, y los exalumnos que se acuerdan del colegio aunque hayan pasado años desde su marcha y me hablan de sus estudios, proyectos, su vida actual... El roce con los demás es esencial, no podemos vivir aislados. En mi colegio convivimos cientos de personas, imagínate la de historias que ocurren cada día. Lamentablemente, muchas no se pueden contar si no se novelan, pero mira, es posible que me ponga a ello... algún día...
Un beso. Saluda a "tu" mar de mi parte.

Garin P. dijo...

Un lunes durillo para comenzar pero es genial que se destile esas ganas de transmitir los conocimientos y el afán de aprender a los alumnos. Muchos de tus alumnos lo recordarán en un futuro. Ánimo, que ya estamos casi a mitad de semana.

amalia dijo...

Querida amiga........... los lunes siempre son duros porque sales de tu tiempo libre para dedicarlo a la enseñanza de unos chavales que creen en tí (no así algunos padres y madres). A mí también me gusta mucho enseñar..... me encanta, me lo paso muy bien, me divierto....pero últimamente esto se ve empañado por unos padres, que como dices bien, no pueden con sus hijos pero a la vez no te apoyan, les creen a pies juntillas, les llegan a decir que "como te haga algo la profe, la denuncio" y eso SI que se lo aprenden bien y te lo sueltan a la primera de cambio.
Es triste todo lo que ocurre ahora con la enseñanza......añoro aquellos años en los que la profe era (en casa de los alumnos) la autoridad (bien entendida), la persona que educaba a sus hijos , les formaba y enseñaba valores y conocimientos...... ahora parece, en algunos casos, un plató de TV, con denuncias por cualquier cosa (hasta porque un niño se caiga en el patio y se rompa un diente)..... gritos de padres y una falta de respeto total.
Pero aún así aquí sigo....como tú....dia a dia yendo a mi clase a dar lo mejor de mi y mis conocimientos para que "mis enanos" sean mejores personas, tengan una buena formación , se respeten y respeten, sean tolerantes con todos y con la vida.
Seguiremos.
Besos.

Yolanda dijo...

Garín, el optimismo es fundamental en la docencia. Cuesta mantener el interés de los alumnos durante horas y horas, pero no podemos dejarles sentirse desasistidos, por muy cansados que estemos. Por eso acabamos hechos polvo, aunque los ajenos a la profesión no lo entiendan. Un compañero mío decía los lunes: "Pasado mañana miércoles, la semana va que chuta". Yo no soy de los que miran por encima de todo las vacaciones, pero reconozco que las necesitamos de verdad.
Un abrazo.

Yolanda dijo...

¡Amalia, colega, qué gusto verte por aquí! Me encanta seguir en contacto contigo. Ojalá nos veamos mañana, hace años que no nos tomamos siquiera un café, con lo cerca que estamos.
Es verdad que corren malos tiempos para la enseñanza. Trabajamos como energúmenos sin recibir el justo reconocimiento que nos merecemos y encima tenemos que aguantar la furias de los "indocumentados", como dice una amiga mía. No sé qué es peor, la ignorancia o la mala intención, aunque suelen ir unidas. Me cuesta dar explicaciones a quienes no entienden nada de mi trabajo, no se las merecen. Trabajamos por y para los niños, olvidémosnos de sus padres... si podemos.
Un gran beso, preciosa.

Anónimo dijo...

Yolanda, me ha encantado descubrirte. Acabo de incorporarme a este mundillo bloguero y tan solo llevo un año en la docencia y me emociona descubrir personas que aman esta profesión que a mí me ha dado tantísimo en tan poco tiempo.
Un placer leerte y ver que a pesar de los momentos por los que estás pasando (lo siento) continuas disfrutando de la belleza del día a día.
Un saludo.
Inés

Yolanda dijo...

Inés, colega, qué bonito nombre... Gracias por leerme y contestarme. Este mundillo es apasionante, efectivamente, hay verdaderas joyas pululando por las pantallas llevando y trayendo ideas, novedades, experiencias, pensamientos, desahogos... Bienvenida. ¿Eres de Secundaria? Todos los maestros somos maravillosos, no dejes que nadie diga lo contrario.
Un beso.

Miguel dijo...

He leído con interés tu diario. Es alentador que haya profesionales de nuestro ramo que puedan contar cosas del diario devenir con esta tranquila satisfacción con la que tú lo cuentas. Se te ve feliz. Sigue así. No cambies. Seguro que tus alumnos y alumnas te querrán un montónj.¡Seguro!

Un beso y buen finde. Yo ya he terminado por esta semana. Nosotros también hacemos jornada continua.

Yolanda dijo...

Miguel, no creas que soy tan maravillosa como quiero haceros creer, qué va, a veces aún pierdo los estribos y soy muy brusca, incluso injusta. Claro que no siempre es posible mantener la calma en clase, sobre todo cuando desde fuera nos llegan presiones, comentarios malintencionados y medidas arbitrarias que ya os contaré. Las aulas no son impermeables, se cuela en ellas todo lo que sucede alrededor, queramos o no. Pero, mira, hoy una alumna me ha dicho al salir que soy muy tranquila, que nunca grito (es cierto que intento evitarlo) y que su madre le comentó tras la primera reunión que parezco "muy dulce" (?) Me ha sorprendido, la verdad. Intento ser comprensiva y cariñosa, pero a veces he de tomar medidas duras, ya sabes de lo que hablo. Es cierto, a pesar de todo, que me siento satisfecha y que cada día me propongo hacerlo mejor. No me lo ponen fácil, estamos atravesando una época difícil con los padres y cuesta decidir qué hacer sin perjudicar a los niños, que no tienen la culpa de nada. No todos me quieren un montón, ojalá fuera así, pero bueno, no me quejo. Otros muchos entran en clase con cara de perro y destilan amargura, yo no, por fortuna. Por eso me considero afortunada.
Gracias por tus palabras, colega. Un abrazo.

Anónimo dijo...

qué buen comentario compañera. Un abrazo.