sábado, 19 de diciembre de 2009

"SON BUENAS GENTES QUE VIVEN..."

Hace un frío polar que supongo todos estáis sintiendo, con mayor o menor intensidad según la zona en que viváis. Es lo normal, después de todo. Siempre se oye en estas situaciones eso de "la mayor nevada desde tal año", "las temperaturas más bajas desde el siglo pasado", y cosas por el estilo. No sé si alguna vez dicen la verdad. Mi madre ya decía hace años que cuando era niña el camino que subía al castillo, en Burgos, donde estaba el colegio de monjas en el que estudiaba, permanecía nevado durante todo el inverno, meses enteros. Ya no pasan esas cosas. Cuando nieva nos alarmamos y protestamos por el retraso de los trenes, los atascos en la carretera, los inconvenientes del hielo... No es la mejor época para viajar, desde luego, pero todos queremos juntarnos con la familia para celebrar las fechas que se aproximan y hacemos caso omiso de las recomendaciones. Luego pasa lo que pasa, qué le vamos a hacer. Los que han viajado por tierras de inviernos realmente crudos dicen que España y sobre todo los españoles afrontan mal estas situaciones.
Yo cojo el coche si es necesario, pero no si puedo evitarlo. Aunque el trayecto sea corto, la radio siempre es una buena compañía. Cuando estoy en casa suelo escuchar la SER, en el coche sintonicé durante años M80, o KISS FM, por la música tan familiar que ponían, pero últimamente escucho RADIOLÉ (no sé si se escribe así, todo junto). Es la favorita de mi marido, la dejó sintonizada y ahí sigue, no la he cambiado. Dice que es la música mas relajante, no tiene noticias, aleja las preocupaciones y a todo el mundo le gusta. Pasados muchos días, he de darle la razón, aunque me resistía. No me gusta el flamenco, pero sí la copla y melodías por el estilo. A ratos ponen música de épocas pasadas, ésas que pertenecen a nuestra historia musical, la banda sonora de nuestra vida. Suelen ser relatos musicados de grandes pasiones, amores desgarrados, o alegres, o bien homenajes a la madre, al padre, los hijos o la abuela. Todo muy apasionado, desde luego. Llama mucha gente para saludar o para pedir que toquen los cascabeles, la vaquita y no sé qué más para conseguir algún deseo. Al principio me parecía un tontería, ahora me gusta escuchar lo que pide la gente: "Oye, tocad los cascabeles bien fuertes para que mi hijo se arregle con la novia, que se lo están pensando". O: "Para que mi hija apruebe el carné de conducir, que ya es la tercera vez que se presenta". "Que mi nuera se quede embarazada, que lo desea con toda el alma". "Para mi marido, que está sin trabajo y lo estamos pasando muy mal, para que encuentre algo pronto." "Para que mi mujer sepa o mucho que la quiero, que no puedo estar sin ella". Raramente los buenos deseos son para uno mismo, siempre son para solucionar un problema de algún ser querido. Son gente sencilla, cariñosa, sincera. Me admira la fe que demuestran al expresar sus deseos, como si al verbalizarlos se fueran a cumplir. Creen realmente en lo que dicen, como si esa llamada a la radio fuera su últma esperanza, la misma que ponen todos en el décimo que compran, supongo. Quizá nos falta eso, fe, o siquiera expresar nuestros anhelos. La mayoría tenemos otars ilusiones, quizá más materiales, relacionadas con el bienestar sobre todo económico: un coche nuevo, una casa mayor, unas buenas vacaciones... Por eso me gusta escuchar estas pequeñas historias de cada día, tan reales, tan espontáneas. "Son buenas gentes que viven/ laboran, pasan y sueñan/ y en un día como tantos/ descansan bajo la tierra". Las inmortales palabras de Machado se hacen realidad cada día en esas personas cuyas voces me llegan a través de la radio. Personas que sufren calamidades pero no se arrugan, plantan cara a la adversidad y sobrellevan como pueden las contrariedades sin grandilocuencia, con un lenguaje sencillo y abierto. Si de ellos dependiera, la cumbre de Copenhague habría terminado de muy distinta manera, menos vergonzosa, desde luego, o se habría solucionado el problema de Aminatu Haidar mucho antes, o incluso saldríamos de la maldita crisis con soluciones realistas y efectivas, porque está visto que quien tiene el poder, sobre todo el económico, el más efectivo, no tiene la más mínima vergüenza en pedirnos esfuerzos y ahorros mientras ellos, los bancos, siguen obteniendo ganancias de muchos millones sin ningún pudor. Por eso quiero dedicar este humilde recuerdo a toda la buena gente que habita en nuestro planeta, la buena gente que permanece anónima dando el callo cuando es necesario , la buena gente que hace que todo funcione cada día. Qué asco de caras (más bien jetas) que pueblan las televisiones para contar historias vergonzantes, escándalos pagados e inventados, peleas familiares magnificadas, malos tratos novelados y puede que inventados, qué lejos están de esa otra realidad a pie de calle, las crónicas de cada día, con su grandeza y su miseria, los sucesos que nunca salen en los periódicos, las vivencias tan humanas que nos acercan a la divinidad. Benditos sean.
Feliz semana a todos. ¡Ya llegan las vacaciones!








10 comentarios:

Lola dijo...

Si, Yolanda, esa buena gente que no tiene culpa de nada y en la que recae todas las calamidades que pasan.
Me ha gustado mucho tu recuerdo a "esa buena gente" y me ha llegado al corazón y me considero una más entre ellos, aunque no llame a la radio.
Bonito post. Te mando mi cariño. Lola http://boheme.zruspas.org

Joselu dijo...

Comparto contigo mi desolación por el resultado de la conferencia de Copenague. Los políticos han sido eso, políticos, y no líderes como decía una de las pancartas de los manifestantes. Ningún político ha querido comprometerse a algo que lleva implícito la reducción de CO2, la reducción del crecimiento económico. Se oyen muy pocas voces críticas con nuestro modo de hacer las cosas, los jóvenes no plantean otro mundo y son ellos los que heredarán un planeta seriamente enfermo y pienso ya que sin remedio. Y serán los más pobres los que más se verán afectados. Ahora es África -por eso los ricos no se mueven- la arrasada por el cambio climático. Pero luego será España que quedará desertizada. ¡Qué miopía más descomunal! Y esas buenas gentes que dices son buenas y no tienen culpa de nada, pero tampoco exigen a sus gobernantes otro modo de actuar, aunque esto también nos lo podíamos aplicar nosotros. Tenemos el planeta en estado comatoso pero parece que sólo miramos los últimos productos tecnológicos y nos dejamos deslumbrar por la iluminación de los centros comerciales. No hemos aprendido nada de la crisis que nos ha azotado, y no tenemos ninguna perspectiva acerca de nuestro futuro incierto. Un abrazo, colega.

Miguel dijo...

¡Qué bien lo has contado! ¡Qué cerca me siento de tus palabras! Tienes toda la razón del mundo. Esas buenas gentes a las que se refería Machado son precisamente las que no triunfan, las que aparecen en lo más profundo de la Historia. Son las que no construyen la Historia. Y puestos a ser utópicos me atrevo a decir que otro gallo nos cantara si la vida discurriera por los cauces que marcan esas buenas gentes.
Te deseo un final de trimestre muy feliz y unas fiestas entrañables y felices con todos los tuyos.

Un abrazo.

Yolanda dijo...

Lola, la buena gente abunda, pero es tan humilde que no nos fijamos en ellos. Soportan estoicamente cuanto les echen y siguen siempre la pie del cañón. Mereen todo nuestro respeto y admiración.
Gracias por leerme. Un saludo.

Yolanda dijo...

Joselu, vivimos una etapa crítica pero nadie se mueve lo suficiente como para hacer algo efectivo. El desastre se avecina implacable y sólo sabemos seguir viviendo del mismo modo sin pensar en las consecuencias. Parecía, como dices, que la crisis iba aservir para relexionar y cambiar, pero qué va, nadie quiere renunciar a sus privilegios. Lo pagaremos muy caro. Esto sólo se arreglará cuando alguien se dé cuenta de que cuesta más caro destrozar el planeta que cuidarlo, y ese momento no está muy lejos porque la despensa cad día se vacía un poco más. Yo sigo teniendo algo de esperanza, pero estoy indignada con el comportamiento de los mandamases, sean del signo que sean.
Un abarzo, colega.

Yolanda dijo...

Miguel, gracias por tus palabras. La gente humilde es la que sostiene el mundo, no los supuestos grandes hombres que viajan en limusina y juegan a los dados con nosotros desde sus grandes despachos. La voz de la calle es la que tiene razón, pero su capacidad de aguante es infinita... o no, quizá algún día se rebele contra tanto desatino. Ojalá.
Mañana tenemos el dichoso festival y he de ir aunque sea a rastras, aunque he pillado un buen resfriado que me afecta a la garganta. En fin, dos días y a descansar.
Un abrazo, colega.

El Doctor dijo...

y en un día como tantos descansan bajo la tierra...gran Machado.

Me paso para desearte unas felices fiestas y un próspero año nuevo.

Besos y un fuerte abrazo.

Toni Solano dijo...

A pesar de todo ello (y de todos ellos), te deseo Felices Fiestas. Que disfrutes de estos días.

Yolanda dijo...

Francisco, Machado siempre es una buena opción. Vivió intensamente la dura época que le tocó, pero raras veces fue feliz. Supo acercarse a la realidad cotidiana y a la gente humilde.
Gracias por leerme. Feliz Navidad.

Yolanda dijo...

Antonio, siempre hay que confiar en la gente, pero no en cualquiera. Últimamente tenemos motivos sobrados para ser escépticos y sentirnos desencantados (lo de Air Comet es de juzgado de guardia), no sé qué se puede hacer no ya para solucionarlo, sino para hacer ver que no somos estúpidos y que no tragamos con ciertos abusos.
Lo primero que tengo que hacer estos días es sacudirme el catarrazo de encima y luego ya me dedicaré a la lectura y otros placeres.
Feliz Navidad.