viernes, 24 de abril de 2009

DÉJAME ENTRAR

"Déjame entrar" es una película distinta, sorprendente, enigmática, mágica. Cuenta la historia de Oskar, un chico de doce años que vive con su madre, separada del padre, en un suburbio de Estocolmo en 1982. Es solitario, inteligente y retraído porque sufre la crueldad de sus compañeros. Podría ser capaz de cualquier violencia extrema para vengarse (con razón) si no fuera por el inesperado y extraño amor de Eli, una niña pálida y misteriosa que vive en el piso de al lado. Inician una relación atípica a pesar de sus diferencias porque les une la soledad y la violencia de sus entornos respectivos. Son como dos náufragos que encuentran una tabla de salvación a la deriva y deciden qué rumbo van a poner a partir de ese momento.
La película es de una frialdad que traspasa la pantalla, no sólo por la nieve del invierno sueco sino por la desazón que transmiten todos los personajes. La soledad es fría, oscura y dolorosa cuando no es buscada, cuando es un muro infranqueable que los demás o las circunstancias levantan a nuestro alrededor. Quien lo probó lo sabe, que me perdone Lope de Vega por plagiarle. Y para Oskar el remedio llega de noche porque Eli no soporta la luz, la mataría. Eli es vampira, mata para sobrevivir, pero no hay violencia en ella, sino en los compañeros de Oskar. Ellos sí que son malvados y crueles. Eli al menos no engaña, pide permiso para entrar en relación con el otro, no invade su mundo pero quiere formar parte de él. Da a Oskar las fuerzas suficientes para enfrentarse a sus enemigos y en una escena escalofriante en la piscina le salva la vida. El final es esperanzador, lleno de simbología.
Es un drama fantástico (en su doble sentido) carente de morbo pese al tema que trata. Las películas de vampiros están plagadas de tópicos y temía ir a una sesión llena de adolescentes gritones e histéricos. Y sin embargo deberían verla para quitarse las telarañas que provocan tantos subproductos tontorrones y seudogóticos o algo peor. Es una película para sentir y para pensar, para disfrutar de una imágenes lentas (quizá demasiado) e intensas. Hay silencio, frialdad, emoción contenida. El entorno de la historia tenía que ser forzosamente un país nórdico, es el escenario perfecto para un amor en apariencia gélido y marginal. Suecia aparece gris y silenciosa. Ignoro si es así en realidad o lo era en la época en que se sitúa la novela. Pero allí, como en todas partes, el amor nos puede sacar de la oscuridad. A veces uno se encuentra hundido y desesperado y del modo más insólito aparece una mano salvadora. La espiral de auto y heterodestrucción en la que se ven envueltas las víctimas de cualquier tipo de violencia es desgarradora y suele conduciar al abismo y a la aniquilación. Por eso hacemos creíble la esperanza, porque no podemos vivir sin ella. Aquí viene encarnada en un vampiro, permitámosle la licencia porque no siempre la lógica y la realidad nos salvan de los peligros que continuamente nos acechan.
Parece que en USA quieren hacer una versión más acorde con sus gustos, dado el éxito de la película en muchos países y festivales, pero da miedo sólo pensarlo. Normalmente destrozan todo lo que rehacen. Si una historia está bien contada, ¿para qué tocarla?
Id a verla y ya me diréis. Feliz fin de semana a todos.

6 comentarios:

Joselu dijo...

Me encanta que hayamos coincido en nuestro aprecio por esta película mágica. Tu comentario me ha emocionado. Refleja esa película cuyas imágenes magnéticas no he olvidado. En el mismo día vi a continuación La sombra del poder, y siendo buena, no ocupa en mi memoria ni un ápice del que ocupa Déjame entrar. Magnífico tu nota cinematográfica. Es una peli extraordinaria. Un abrazo, colega.

Anónimo dijo...

Buen blog, que acabo de descubrir. Coincido, además, en lo que comentas sobre esta película, que también me gustó mucho. Además de ser bastante fiel a la literatura clásica de vampiros, en los que no falta nunca la lírica y el romanticismo; nada que ver con las superproduccines de Hollywood al uso como la reciente "Crepúsculo" que entusiasmó tanto a nuestras quinceañeras.

Prometo volver a leer con más detenimiento (y tiempo) tus artículos. Un saludo.

Miguel dijo...

Después de leer la reseña, estoy deseoso por la película. Estoy un poco harto de las superproducciones norteamericanas con sangre y violencia gratuita, y este tema que trata la película siempre me ha gustado, por ello voy a ver si encuentro el momento de ir a ver la película.

Un abrazo, maestra feliz.

ignatiusmismo dijo...

Me gustó porque habita por los meandros de la soledad y la falta de estima, asignatura pendiente de las sociedades más avanzadas, como es el caso en Escandinavia.

Sarashina dijo...

Pues esta noche mismo teníamos pensado ir a verla sin demasiado entusiasmo. Al final nos hemos quedado en casa, así que mañana nos toca, más aún después de leer tus sugerentes comentarios. Ahora ya iremos con más gusto. Ya te cuento cuando la vea. Supongo que coincidiremos, porque lo que dices me parece muy sugerente.

sarah dijo...

Yolanda, he buscado ahora tu entrada sobre esta película, una vez leídos tus comentarios en mi blog y me ha emocionado ver qué miradas tan parecidas tenemos ante la película. Tu reseña es muy completa y dices cosas sobre la historia de Oskar y Eli que se me quedaron en el tintero. Me gusta saber que Joselu, tú, otros más, hemos visto en "Déjame entrar" la pequeña joya que es este film.

No sabía que EEUU tiene intención de sacar "su versión", uhmmm mala idea, no creo que funcione. Hace falta mucha contemplación y un cierta mirada que ellos no poseen (tienen otras cualidades, buenos directores también tienen)...

Un abrazo, Yolanda, me ha encantado leerte