sábado, 10 de abril de 2010

¡SALUD!

Según el diccionario, salud es Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones. Y saludable es Que sirve para conservar o restablecer la salud corporal y De aspecto sano, de buena salud. Visto así, ¿hay alguien realmente sano en su totalidad? En apariencia sí, a menos que tengamos una lesión visible, pero la hipertensión, por ejemplo, o el famoso colesterol, o la osteoporosis, o tantas otras dolencias no se manifiestan si no es mediante pruebas (mágica palabra profusamente utilizada por los médicos y temida por los pacientes). Acudes a la consulta del médico por alguna razón, no para pasar el rato, y casi nadie tiene aspecto de estar enfermo. Puertas adentro, la cosa cambia: contamos nuestro caso y el médico decide qué hacer o qué recetar. Si es algo leve, salimos aliviados; si hay motivo para preocuparse, empezamos a temer males mayores.
Nos preocupa nuestra salud, evidentemente. El cuerpo humano es complejo y frágil, a pesar de su aparente fortaleza. Un mal paso supone un esguince, nada grave pero sí engorroso; una dieta inadecuada supone alterar el correcto funcionamiento de nuestras funciones vitales; descuidar los buenos hábitos conlleva problemas que pueden llegar a ser graves. Eso por no hablar de enfermedades realmente serias y preocupantes. No apreciamos la salud hasta que la perdemos, es algo que repetimos mil veces pero se nos olvida. Nos sentimos bien cuando estamos sanos de acuerdo con ciertos parámetros. Todos tenemos alguna dolencia, por pequeña que sea, pero no por ello nos consideramos enfermos.
En estos días en los que sigo acudiendo al hospital, espero que ya por poco tiempo, observo un ir y venir incesante de gente de aspecto variopinto y muchas veces curioso. A eso de las siete de la tarde se producen los ingresos programados, los pacientes aguardan en la sala de espera a que una señorita de chaqueta roja les acompañe a sus habitaciones. Llevan bolsas y maletas, si no estuvieran en un hospital podrían pasar por turistas en un un hotel o viajeros en un aeropuerto, pero no, van a una habitación de hospital para someterse a alguna intervención o prueba que precisa de internamiento. Me dan ganas de preguntarles qué les pasa, qué les ha llevado hasta allí. Yo puedo estar en su lugar en cualquier momento, nadie tiene comprada la salud. Todos estamos expuestos a enfermedades, dolencias, lesiones. Nos cuidamos más que nunca, o, al menos, los temas relacionados con la salud gozan de abundante publicidad. Nos dicen continuamente qué debemos comer, que debemos hacer ejercicio, nada de fumar ni beber alcohol (en eso se ponen de acuerdo médicos y policía, cada uno por motivos diferentes), cuidado con el estrés, no abusar del sol, nada de grasas saturadas, y así hasta el infinito. El manual de cómo estar sano tiene el tamaño de una guía telefónica, por lo menos.
¿Debemos hacer caso de los consejos médicos, salidos con frecuencia de supuestos estudios llevados a cabo en universidades o instituciones norteamericanas? Y no digamos de todo lo que se propaga vía correo electrónico: según ellos, la cebolla tiene propiedades milagrosas, el áloe vera ni te cuento ("¿En qué se parece el caso Malaya al áloe vera?" "En que cuanto más se les investiga, más propiedades les descubren"), una frondosa planta de interior es venenosa, los imanes en la nevera son peligrosísimos y un sinfín de consejos de dudosa eficacia. Hasta hace unos cuantos años, el aceite de oliva estaba prácticamente proscrito; ahora es casi milagroso. Y lo mismo ocurría con el pescado azul, relegado a los puestos más humildes y casi vergonzosos y actualmente bocado sano y exquisito. A los niños de mi generación nos alimentaron con sesos de cordero o ternera, criadillas, filetes de hígado y otras vísceras hoy muy denostadas y casi borradas de los menús habituales. Las pizzas y hamburguesas llegaron mucho más tarde, pero comparten el honor de ser perseguidas por insalubres. Así que, ¿en qué quedamos? ¿Hay algo que siempre haya sido considerado sano, salvo el agua?


Lo malo es el exceso, como siempre. La anorexia es una enfermedad moderna, compleja y demasiado publicitada, a mi entender. Es producto de una idea errónea del propio cuerpo y de una obsesión motivada por el machaque continuo de la publicidad y otros medios, mezclada con un excesivo sentimiento de autoexigencia que puede llevar incluso a la muerte. Cuerpo y mente unidos una vez más.
Lo más peligroso, a mi entender, es la engañosa creencia que equipara salud y belleza. Belleza según ciertos modelos, claro: delgadez casi extrema, arrugas eliminadas mediante cirugía, obsesión por el ejercicio (en ciertos casos se llama vigorexia) y otras exageraciones. Así vemos caras famosas deformadas e inexpresivas (qué pena Nicole Kidman, por ejemplo), adolescentes empeñadas en aumentar su pecho como si fuera un capricho intrascendente, hombres y mujeres que se someten a todo tipo de atrocidades para alcanzar un ideal absurdo, labios abultados hasta el horror, rostros convertidos en máscaras para intentar eternizar una juventud efímera de por sí... Está mal vista la vejez, la fealdad, incluso la enfermedad. Queremos ser artificialmente jóvenes y bellos. No asumimos el paso del tiempo y los cambios que conlleva, lo que supone no aceptarnos tal como somos. Luchar contra eso nos frustra cada vez más. Me temo que vamos por el camino equivocado.
Y en el otro extremo, el alarmante aumento de la obesidad, un problema nada menor. No se trata de unos kilos de más (otra obsesión moderna) sino de auténticos destrozos humanos. Comemos mal y cada vez nos movemos menos incluso a edades tempranas. La prisa, el cansancio y la desgana nos llevan a abusar de la comida rápida y de los precocinados, caros y nada saludables. Cocinar lleva su tiempo y requiere paciencia y cariño, algo que muchos hoy no tienen, y no distingo entre hombres y mujeres. Una buena comida no es necesariamente cara ni laboriosa y renunciar a semejante placer es una prueba más de lo absurdo de nuestra vida actual, tan llena de bienestar en apariencia y tan carente en realidad de solidez y calidad en muchos aspectos. Y de la cantidad de dinero que mueve este negocio, mejor ni hablar.
Con todo, no creo que cuidarse razonablemente sea caro ni difícil. Con un poco de sentido común se puede evitar muchas enfermedades y mantener un estado de salud bastante aceptable. Hoy no quiero hablar de dolencias graves, que bastante tengo con lo que sufren personas que conozco. Ni de cómo encarar y aceptar el final cuando se sabe próximo, que también me está afectando.
En cuanto a la salud mental... otro día.


Y para no faltar a mis costumbres cinematográficas, la semana pasada vi El Escritor, un más que aceptable thriller del ahora criticado Polanski por motivos ajenos a sus películas. No está a la altura de El Pianista, por ejemplo, pero es una buena muestra de su buen pulso con la cámara. Cuenta la historia de un escritor contratado (estupendo Ewan McGregor) a toda prisa para acabar las memorias de un famoso político acusado de emplear métodos poco lícitos en la lucha contra el terrorismo ( se sabe enseguida que se refiere a Blair, aquí eficazmente encarnado por Pierce Brosnan, un actor que me encanta ), en sustitución de otro, muerto en extrañas circunstancias. La intriga está bien dosificada, va in crescendo hasta el inesperado final. Me gustó mucho por ser una película cuidada y correcta, muy en la línea de las de Hitchcock, con giros de guión y situaciones imprevistas.
Totalmente diferente es Furia de Titanes. No tenía intención de verla, pero ayer me convenía ver algo intranscendente y ligero, nada de comerme el coco, y ésta se puso a tiro. Además era en 3D, aunque no aportaba mucho a la historia. Si ya de por sí la mitología es puro cuento increíble, aquí encima se permiten el lujo de añadir más elementos inverosímiles y además falsean el relato clásico. No entiendo esa manía de reescribir lo que estaba bien en el original, no me gusta. El resultado es puro espectáculo que se salva gracias a su buena factura técnica, nada más. Sam Worthington es un Perseo bastante inexpresivo (no ha aprendido nada desde Avatar) y Liam Neesson y Ralph Fiennes están por lo bueno de la paga, supongo, porque son dos excelentes actores que aquí no pueden lucir sus dotes dramáticas. Puro cine palomitero sin más.
Para terminar, quisiera dar una vez más las gracias a cuantos os habéis interesado por el estado de mi hermana y me habéis dado ánimos con vuestros comentarios. Me he sentido muy acompañada en la distancia. Sois estupendos.
Feliz semana a todos.





10 comentarios:

María dijo...

Hola, Yolanda:

Espero que tu hermana esté recuperada, la envío desde aquí un abrazo lleno de energía.

Y es que es en los momentos en que una pasa por el Hospital, o cae enferman, para darse cuenta de lo importante que es la salud, la joya más preciada y nos cuidamos poco o nada, tienes mucha razón, no cuesta nada comer sano, verduras, fruta, etc, y andar diariamente una hora, porque viene muy bien para quien tenga colesterol, diabetes, y también para el que esté sano.

Pero nada preferimos comidas basura, que engordan y aportan muchas calorías, y no sólo eso, sino además, nos dañan la salud.

Un buen post el tuyo y que nos sirva de reconocimiento y reflexión.

La película Furia de Titanes en 3D ya he leído algún comentario de que no está muy bien, yo no la he visto.

Feliz domingo lleno de luz y de sol.

Un beso.

Lola dijo...

Hola Yolanda, tu post sobre la salud me ha hecho ver que para mis años estoy estupenda. No me duele nada y mis análisis no tienen nunca puntos rojos. Espero que la vida a estas alturas no me depare un susto.
No cabe duda que estar observando a la gente que entra y sale de un hospital, dá para muchas reflexiones.
En cuanto a "El escritor" voy a verla seguro después de leerte.
Un beso apretado Lola

Cabopá dijo...

"No apreciamos la salud hasta que la perdemos, es algo que repetimos mil veces pero se nos olvida"

Me encanta leérte,Yolanda.
Tus entradas son verdaderos artículos periódisticos...Cuando te leo parece que te tengo enfrente
y asiento con la cabeza hasta llegar al final.Tienes la habilidad de empezar por un tema y enlazarlo con otros, haciéndolo muy interesante...
Tengo pensado ir a ver "El escritor
esta semana...Gracias por tus breves reseñas que valen mucho...
Ojalá todo lo relativo a la salud os vaya muy bien...
Como siempre besicos...

Joselu dijo...

Este sábado tenía pensado ir a ver el escritor. Era nuestra salida semanal en que la abuela se queda con nuestras hijas, pero, pero, tenía ganas de hablar y nos fuimos a una pizzería para gourmets. Coincidía con el partido del Madrid-Barça y no había mucha gente. La cena fue espléndida pero me perdí la película. Por la tarde había estado viendo Ginger y Fred de Fellini. Estuve en una exposición en el Caixafórum sobre su cine. Me he visto tres películas en los últimos días del realizador italiano. Y tengo ganas de más y de volver a recorrer su exposición. Me falta Ocho y medio y Amarcord. Las vi hace mucho tiempo y quiero recordarlas. Esta tarde he visto con mi hija El ladrón de bicicletas de Vittorio de Sica. Me ha dicho que era muy triste, y es cierto, pero la imagen del niño dándole la mano a su padre al final de la película logra siempre estremecerme. O sea que no es que no haya visto cine, pero me he dedicado al clásico.

¿Has visto Breve encuentro de David Lean?

Sencillamente extraordinaria.

Espero que tu hermana vaya recuperando un buen estado. Te envío desde aquí un fuerte abrazo, como el de María, lleno de energía.

Seguimos hablando de cine y de la vida.

Yolanda dijo...

María, mi hermana recibirá seguramente mañana el alta y podrá seguir recuperándose en casa. Todo ha ido mucho mejor de lo esperado, hemos tenido suerte. A ver si así puedo empezar a relajarme yo también.
Aprender a cuidarse lleva su tiempo, pero merece la pena. No nos lo enseña nadie y los médicos dan consejos muy generales a veces que no son eficaces. La vida actual no es nada saludable. Los niños comen muchas porquerías porque las madres no dedican suficiente tiempo a la comida. Por eso llegan a ser adultos con serios problemas de salud, y no veo un panorama muy alentador, la verdad.
"Furia de titanes" es intrascendente, banal, aunque está logrando buenos resultados en taquilla. Me sirvió para distraerme un rato, nada más, justo lo que necesitaba.
Un beso.

Yolanda dijo...

Lola, de vez en cuando hay que ver gente que está mal, por uno u otro motivo, para darnos cuenta de lo afortunados que somos. Nadie tiene comprada la salud y en cualquier momento nuestra vida puede dar un vuelco. Se puede estar estupendo a edad avanzada y hecho un asco siendo joven, todo depende de cómo cuidemos la máquina, imprevistos aparte. Conozco gente con graves dolencias que lo lleva estupendamente y otras que hacen un drama de cualquier nimiedad. La actitud frente a la enfermedad es una baza muy importante para superarla.
Ya me contarás qué te parece "El escritor", espero que te guste.
Un beso.

Yolanda dijo...

Cabopá, me alegra que te gusten mis reflexiones. Es cierto que un tema me lleva a otro, me resulta difícil hablar sólo de una cosa en particular. Me gustaría tener más tiempo para escribir cuanto me sugiere lo que veo y oigo cada día, pero no es posible. Pasamos sin ver porque llevamos demasiada prisa y nos perdemos la esencia de la vida. Lo importante no son las noticias de los telediarios sino nuestra percepción de lo que ocurre dentro y fuera de nosotros.
Ya me contarás qué te parece "El escritor", es bastante buena.
Mi hermana va tan bien que seguramente mañana se irá a casa, luego todo parecerá una pesadilla ya superada.
Un beso.

Yolanda dijo...

Joselu, me alegro de que disfrutaras de la cena con tu mujer, la película puede esperar.
"Ginger y Fred" es muy bonita. No me gusta todo lo de Fellini, sobre todo cuando se pone tan surrealista. Tenía un universo muy particular. La que prefiero es "La strada", me encantó. Tiene una ternura inigualable y Giulietta Massina está espléndida.
De "El ladrón de bicicletas", que vi hace muchos años, recuerdo que era muy triste, como dice tu hija. "Breve encuentro" es una preciosidad, una historia delicada y profunda. Los amores imposibles dan mucho juego, pero es difícil no cargar las tintas en la sensiblería. Hicieron una versión posterior que tampoco estaba mal, se titulaba "Enamorarse" y la protagonizaron Meryl Streep y Robert DeNiro. Es del estilo de "Los puentes de Madison", que he visto mil veces, "Tú y yo" (han hecho varias versiones), "El hombre que susurraba a los caballos" y alguna más.
Me encantan las películas antiguas, en TeleMadrid ponen al menos una a la semana en blanco y negro con el insufrible Garci y las veo siempre que puedo.
Mi hermana recibirá mañana el alta, es una alegría para todos. Gracias por tu interés.
Un fuerte abrazo, colega.

Miguel dijo...

¡Hola Yolanda!
Feliz reflexión la que haces sobre la salud (por cierto, espero que tu hermana se reponga pronto) esa salud que todos buscamos y sólo la encuentran los que por casualidad se topan con ella. Porque tal como tú cuentas, nos marean con consejos desde todos los lados. Antes y ahora. Ahora, por supuesto, con los medios de comunicación que hay, pues, si me apuras, más. Pero siempre ha habido quien nos ha indicado el camino de la salud. Y pocos lo han encontrado. Yo me estoy haciendo un escéptico en este aspecto. Sólo me fio de lo que me sienta bien. Y por cierto, a mí los dulces me sientan divinamente, a parte de gustarme horrores, y va la doctora y me dice tras mirar mi analítica que tengo demasiado azúcar, que de dulces, nada de nada. Pues eso, que ya no me puedo fiar ni de lo que me sienta bien. Entonces no sé qué hacer. Creer, quizá, que el destino nos tiene reservada nuestra dosis de salud y ya está. Y el resto, ser comedido y no abusar de nada, que esto sí que lo tengo claro que perjudica. ¿o no? Bueno, no estoy seguro...

Un beso y feliz vuelta al cole (bueno, nosotros es que volvemos mañana día trece...)

sarah dijo...

Yolanda, hace mucho, mcucho que estoy ausente de la blogosfera. Esta mañana he podio pasarme por el rincón de Joselu y al llegar al tuyo el corazón me ha dado un vuelco.

Antes de nada deseo que lo de tu hermana esté en vías de resolución y pronto sea algo de lo que hablar.

Tu entrada me parece muy intensa, un repaso exhaustivo a nuestra manera de vivir. Por mi trabajo como administrativa suplente en sanidad pública comienzo a acumular experiencia en hospitales y centros de atención primaria. Tus reflexiones me han hecho sonreír por la coincidencia de puntos de vista. Hay mucho que hablar sobre nuestra actitud hacia la salud y las modas en un sentido y en otro que nos alejan del camino más sencillo, que no es otro que el de la sensatez y la sencillez. La salud es equilibrio, físico y mental. Desde luego no es estar embutido en una talla 34 ni pasarse la vida con batidos biomanán, pero tampoco es andar de burguer en burguer ni de centro de Reiki a centro de terapias alternativas.

Me pregunto muchas veces, en mi trabajo, ¿a dónde ha ido a parar la sensatez?

Un abrazo Yolanda. Créeme que lamento no leeros tanto como me apetecería. Las dichosas oposiciones y mi hijo adolescente ocupan todo mi tiempo ahora mismo.