martes, 20 de abril de 2010

LA ISLA INTERIOR

La isla interior es una historia dura, íntima, realista y estremecedora sobre unos personajes que sufren, sufren mucho por su situación personal y por su herencia familiar. Tres hermanos, Gracia (muy cambiada Cristina Marcos, pero perfecta en su papel), Martín (excelente Alberto San Juan, premio al Mejor actor en la Semana de Cine de Valladolid) y Coral (sufriente Candela Peña, siempre tan expresiva) deben reunirse con su madre (Geraldine Chaplin, madre dura y manipuladora) en la casa familiar en Las Palmas porque el padre (Celso Bugallo, aquí esquizofrénico) ha intentado suicidarse y está en coma. Los tres viven, desde hace tiempo, con el temor a heredar la enfermedad del padre, ya manifiesta de alguna manera en dos de ellos. O acaso están enfermos por otra causa, no se sabe hasta qué punto una enfermedad mental es genética o se produce por motivos educacionales y ambientales.
Martín es un escritor frustrado lleno de manías, obsesionado con el orden. Es profesor de instituto, está enamorado de una alumna y cree, en su delirio, que se va a ir con ella a París. Alberto San Juan está perfecto en su papel. En algunas escenas llega a ser cómico, pero infunde sobre todo lástima. Me recordó mucho a un tío mío ya fallecido, por eso digo que no está claro el desencadenante de su dolencia. Su problema, entre otras cosas, es su madre, una madre dominante y áspera que maneja con mano férrea la familia desde que su marido es incapaz de hacerlo. Parece que está a gusto en ese papel, disfruta con el poder, con la ascendencia sobre su marido y sus hijos. Pero también sufre, como todos los demás.

Coral es la más normal, si por normal se entiende no tomar medicación y llevar una vida insatisfactoria porque lo que desea, ante todo, es ser querida, sentirse amada, como su personaje en Princesas, que sólo deseaba trabajar en un supermercado y que su novio la recogiera a la salida, una aspiración humilde y humana. Aquí tampoco lo consigue. Está enamorada de un hombre casado, en cuya casa trabaja como asistenta. Se engaña pensando que él la necesita, en realidad sólo es un pasatiempo, una aventura sin importancia. Ella espera mucho más, algo que no llega y que la arrastra hacia la humillación. Cuando alguien vive una historia imposible hace cosas ilógicas, rayanas en la locura o al menos en la insensatez. La insatisfacción, el choque con la realidad, a veces es insoportable.



Lo mismo le ocurre a su hermana Gracia, actriz en una serie de televisión que confunde la realidad con la ficción. Cristina Marcos está muy cambiada desde aquella divertida comedia titulada Todos los hombres sois iguales. Aquí tiene la mirada extraviada, como si lo que ve no fuera lo que se imagina. Se ha fabricado un mundo paralelo, irreal, en el que cumple sus deseos, cuando deja de tomar la medicación recetada por el psiquiatra. Las pastillas la devuelven al mundo tangible, lo que no soporta. Es dubitativa, como una muñeca rota, llena de sufrimiento y de vacilaciones. No sabe qué hacer para ganarse el cariño de su familia. Quiere conseguir el amor de un compañero, y reacciona con violencia cuando no lo logra.


Es una familia unida por el dolor, no sólo por el cercano final del padre, sino por el sufrimiento que arrastran desde tiempo atrás. Coral insiste en que Martín debe dejar la casa de sus padres, tiene que irse lejos, lejos de ese ambiente asfixiante y enloquecedor. Martín lo intenta, pero se sabe que no podrá hacerlo. Le han hecho inútil, le han cercenado sus ilusiones, sus posibilidades de ser escritor. Si la familia no te hace libre, te ahoga. Creo que no hay término medio. Los mayores dramas y las mayores alegrías transcurren entre los muros de la casa familiar, muchas veces invisibles a los ojos ajenos. Cuando salta alguna noticia terrible es habitual escuchar a los vecinos que "parecían normales, nada hacía presagiar esta tragedia". ¿Se ve venir el drama? ¿Se adivina? Si así fuera, podría evitarse, ¿no? Y, sin embargo, sucede una y otra vez, con una frecuencia alarmante. La familia es el nido natural del ser humano, debería ser cálido, acogedor, abierto, pero pocas veces lo es. Cuando los hijos son pequeños se mantiene cierta armonía, pero al llegar a la edad adulta, con nuevas incorporaciones, el equilibrio se rompe. Quizá era demasiado frágil, o artificial. Todos tenemos familias con esqueletos en el armario, con secretos, con rencores largamente guardados, con recuerdos dolorosos, a veces con verdaderos traumas. Los lazos de sangre no garantizan nada, más bien son una amargura añadida porque quien más debería querer causa en ocasiones un daño irreparable. Nos hacen creer que se quiere a todos los hijos por igual, que quien nos trae al mundo lo darían todo por nosotros, que familia y cariño siempre son sinónimos, y resulta terrible comprobar en ocasiones que no es así. Damos por sentado que debemos llevarnos bien con padres, hermanos, abuelos, tíos, primos, sólo por el hecho de compartir la sangre y el apellido, cuando la tozuda realidad nos demuestra continuamente lo contrario. Las forzadas reuniones familiares a veces acaban en urgencias o en la comisaría, o, en el mejor de los casos, dejan un amargo sabor de boca. Hemos idealizado esta institución. Por supuesto que hay familias felices, al menos parcialmente, pero es un caldo de cultivo para confrontaciones y disgustos.




En la película hay escenas en la UCI, que tanto he visitado recientemente, como sabéis. Me resultaba terriblemente conocido ese ambiente de enfermos graves, tubos y máquinas que mantienen la vida hasta límites casi inimaginables. Quién me manda recordar todo eso comiendo palomitas... Pero lo aguanté bien, iba prevenida. También sabía que iba a ver un drama familiar, pero es un drama muy bien contado y mejor interpretado. Los actores son la gran baza de las películas españolas, junto con el guión. Aquí supongo que el título alude a ese aislamiento interior que todos sentimos al menos alguna vez, aunque estemos rodeados de gente. En la película viven en una isla (preciosa, por cierto, digna de ser visitada y disfrutada) rodeada por un océano inmenso, pero en vez de libertad les proporciona angustia, indefensión. No puedo contaros mucho más sin hablaros de mi propia familia, y no es el momento más adecuado. Me hizo pensar y recordar, pero no me hizo sufrir, lo que ya es mucho para mí a estas alturas.
Dunia Ayaso y Félix Sabroso se pasan al drama tras comedias como Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí. Dominan con buen pulso unos personajes atormentados, en busca de cariño y comprensión, zarandeados por la vida. Tienen miedo, son frágiles, están desorientados. Quieren cambiar, pero no pueden. Tienen miedo incluso a tener miedo. Necesitan calor, comprensión, compañía. ¿Y quién no? Es una película recomendable, desde luego, si buscas una historia intensa y cercana, porque todos somos en realidad náufragos en el mar de la existencia. Los que tenemos suerte encontramos salvavidas a los que asirnos. Otros continúan a la deriva, perdidos en su isla interior porque las otras, las reales, están demasiado lejos.
Feliz semana a todos.






14 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

Mmmmmmmmmmmmmmm tiene una pinta excelente.
Me la apunto y este finde la busco con el Ares, a ver si tengo suerte y no me baja una porno, que últimamente estoy teniendo una "suerte" con estooooooo :S

Muchas gracias, Yolanda.

Un beso fuerte y feliz semana tb para ti

Joselu dijo...

Me gustan los dramas familiares cerrados y asfixiantes. Recuerdo el intenso enfrentamiento entre la madre y la hija en Sonata de otoño de Bergman (un director que admiro y no dejo de celebrar su cine), Interiores de Woody Allen (un discípulo de Bergman), aquel espléndido documental-película titulada El desencanto de Jaime Chavarri... La familia es el núcleo en que se conforma nuestra forma de ver el mundo y sé de esas madres tiránicas, algunas veces abiertamente egoístas y malas que son el eje doloroso de tantas vidas. No digo que en esta película sea así, pero la familia es un campo de observación privilegiado para buscar entender los conflictos humanos.

Como sabes, me gusta el cine español. No todo evidentemente, pero sí que creo que hay buenas películas que merecen la pena. Intentaré verla. A ver si este fin de semana podemos ir al cine.

Vi El escritor de Polanski y me pareció magnífica. Mantiene un ritmo y una coherencia narrativa muy eficaz. En ningún momento decayó el interés por la historia que se mantuvo tensa durante toda la proyección.

Últimamente estoy revisitando el cine de Federico Fellini. Escribiré algo en el blog sobre ello. Me he visto la mayor parte de sus películas y tengo la impresión de haberlo descubierto tardíamente pero al fin y al cabo he llegado a él, como me pasó con Bergman (un pequeño icono cinematográfico)

¡Qué grande es el cine!

Un abrazo, colega.

Lola dijo...

Ya habia visto en otro blog una critica de esta pelicula pero tu me la has aclarado mas. Pienso que todos llevamos una isla interior en nuestras vidas. A mi me gusta tenerla y eso si que no lo comparto con nadie.
Debe ser muy peligroso para la mente pensar que puedes heredar una enfermedad mental, pues al fin si no la tienes, de tanto pensar en ella, si tu te crees que si, el resultado es el mismo. Tengo en mi familia o he tenido ejemplos.
Un abrazo Lola

Cabopá dijo...

Aquí todavía no la ponen, pero con lo que cuentas iré a verla...
Acabo de llegar de ver "El escritor" de R.Polanski, me ha gustado mucho,intriga muy bien llevada hasta el final, escenas grises minimalistas que te hacen fijarte muy bien en la trama...Una pelicula distinta dónde el espionaje y las relaciones politicos enredadas con la literatura te llevan a ver la realidad como es y no como nos la presentan a diario por muchas conjeturas que nos hagamos.
Besicos.

Elena dijo...

Me parece muy interesante tu comentario sobre esta película. Me gustan mucho los actores, así que intentaré verla. Claro que tendrá que ser en casa, porque con la niña creo que no volveré al cine en un tiempecito.

Siento mucho lo de tu amiga, Yolanda.

Un abrazo

Garin P. dijo...

Muy buena reseña. Me la apunto para verla en algún momento. Los dramas familiares bien contados te hacen siempre reflexionar y mirar hacia dentro. Tan pronto rascas un poco (a veces ni siquiera hace falta) ves que todas las familias tienen también algo de drama. Por supuesto, uno no elige a su familia y los lazos de sangre no impiden que los carácteres se vean enfrentados.

Saludos y ánimo.

Miguel dijo...

El drama familiar siempre es duro, porque, en teoría la familia es el núcleo que aglutina todas las necesidades de la persona. Pero a veces esto no es así. Y las personas tienen que buscar estos cables para salvarse de la soledad y el desamparo fuera del ámbito familiar. Es triste, pero sele pasar.

Un beso.

Yolanda dijo...

Novi, si la has visto espero que te haya gustado. Aquí ha durado poco en cartel, es el sino de las pelis españolas.
Tienes razón con las bromas a la hora de bajar pelis, pedí a mi hijo que me consiguiera "Atlas de geografía humana" y ahí estaba yo tan preparada con mis palomitas y todo pero, oh, sorpresa, apareció otro tipo de geografía humana, nada que ver con la obra de Almudena Grandes. En fin...
Un beso.

Yolanda dijo...

Joselu, la familia da para mucho, tanto en drama como en comedia. Son relaciones muy intensas pero no siempre agradables ni gratificantes.
Las pelis españolas son bastante irregulares. Está teniendo bastante éxito "Que se mueran los feos", pero no me apetece verla, es del tipo de cine casposo y vecinal que tanto gusta a muchos.
En cambio, los clásicos nunca fallan. Ayer vi otra vez "Rebeca", qué maravilla, y por fin pude ver "Wall-E", qué bonita y qué profunda, pese a ser de animación. Quizá escriba sobre ellas.
No me extraña que te gustara "El escritor", aunque algunos no opinan lo mismo. Es intrigante de principio a fin, algo nada fácil de conseguir.
Fellini y Bergman no me gustan en su totalidad, hay que tener un ánimo especial para ver según qué obras. Ya te dije que me encantó "La strada". Otras, no tanto.
Un saludo, colega.

Yolanda dijo...

Lola, cuando ves una película que refleja algo parecido a lo que conoces o has vivido te llega más. Ésta es intensa y merece la pena. Las enfermedades mentales son temibles, recuerda que siguen teniendo un añadido de alarma social nada despreciable. Y, sin embargo, los trastornos psíquicos son más frecuentes de lo que pensamos. Nada extraño dada la vida que llevamos y el mundo que hemos creado...
Un beso.

Yolanda dijo...

Cabopá, a ver si tienes suerte y puedes verla, aunque como allí ya tenéis calor te será difícil renunciar al sol para meterte en el cine...
Celebro que también te gustara "El escritor", es realmente estupenda. Nunca sabremos todos los entresijos de muchos acontecimientos políticos, pero ciertas películas se aproximan bastante a la verdad.
Un beso.

Yolanda dijo...

Elena, cuando los hijos son pequeños hay que dedicarse a ellos y olvidarse bastante del resto. Tiempo hay luego de hacer esas cosas, la infancia pasa muy rápido y no se les puede dejar solos. Es un tiempo muy bien empleado, al menos yo lo disfruté mucho . Vi muchas pelis de Disney hasta que pude "independizarme" y ver otras, ya sola. Juega con tu hija, el cine puede esperar.
Un beso.

Yolanda dijo...

Profesor Garín, todas las familias esconden secretos y dramas. Nadie se libra, aunque no todo se cuenta, ya sabes, pocos airean esas cosas, aun sin tener culpa. Nos enseñan que la familia es amor y concordia y qué va, anda que no hay violencia y odio entre parientes... Eso nos pasa por idealizar las relaciones en lugar de ser realistas y buscar la independencia. Las situaciones forzadas no desembocan en nada bueno.
Espero que te guste la película si la ves.
Un saludo.

Yolanda dijo...

Miguel, nada ni nadie garantiza que en la familia se encuentre el apoyo necesario, más bien al contrario. Lo malo es que tardamos mucho en aprenderlo y asimilarlo y conlleva un dolor a veces casi insoportable. Afortunadamente, para eso están los amigos, los que elegimos de verdad, para brindarnos el cariño que necesitamos.
Un abrazo, colega.