lunes, 2 de abril de 2012

SOY PEREZOSA... ¿Y QUÉ?

Según el diccionario, la pereza es negligencia, tedio o descuido en las cosas a que estamos obligados. Flojedad, descuido o tardanza en las acciones o movimientos. Es, además, uno de los pecados capitales, como bien explicaron en la escalofriante Seven. ¿Por qué tiene tan mala prensa la pereza? Hace pocas semanas hablaron de ella en el programa Hablar por hablar, de mi admirada y querida Cadena SER (menos mal que aún nos quedan reductos así, qué haríamos sin ellos...) Hay tantas cosas que nos dan pereza: recoger la cocina después de comer, lavar el coche, ordenar los armarios (no digamos nada en los cambios de temporada, buf...), corregir exámenes, colocar la compra tras la visita al híper, clasificar papeles... La lista es interminable. Pero estamos de vacaciones (cortas, pero vacaciones al fin y al cabo) y tenemos todo el derecho a ser perezosos. Yo por lo menos creo que lo tengo. Por unos días me olvido del despertador, de las prisas, de los horarios... Necesito este parón, estoy agotada y muy desanimada, bajo mínimos. Ya voy recuperando algo de fuerzas, menos mal.
Sentirme perezosa no supone no hacer nada ni estar todo el día tirada en el sofá. Sé que estoy de vacaciones cuando puedo despertarme, tomar algo de zumo, volver a la cama, leer durante un rato y dormir otra vez, sin prisa. Ahora veo el sol desde la cama y es una gozada. No tengo prisa por levantarme, desayuno con calma mientras escucho la radio, leo el periódico, me aseo cuando me apetece, realizo las tareas domésticas casi con más ganas, elaboro platos diferentes (ese potaje de vigilia tan suculento, torrijas, salmorejo...) ¿Soy perezosa? No creo, si repaso todo lo que hago durante las vacaciones, con otro ritmo, eso sí. Siempre hay compras pendientes, visitas al médico, encuentros con amigos... A pesar de lo cansada que estaba, invité a mis colegas a merendar el mismo jueves tortitas con nata, muy celebradas por todos. Me gusta reunir a las personas con las que estoy a gusto, aunque conlleva un trabajo nada despreciable. Al fin y al cabo, para qué queremos si no esas preciosas vajillas tan cuidadosamente guardadas, las primorosas mantelerías, las cristalerías de frágil apariencia, los juegos de café casi intactos... 
Pues sí, me siento perezosa. ¿Y qué? Convertir las vacaciones en una maratón nunca ha sido mi objetivo. No necesito presumir ante nadie ni batir ningún récord. Admiro a la gente que derrocha vitalidad, yo soy más vaga, mas tranquila.Nunca iré al Everest ni a la Patagonia, pero volveré a Madrid cuantas veces pueda. Hay muchos museos que visitar, obras de teatro interesantes, películas atractivas... 
Ahora la cartelera no atraviesa su mejor época, pero últimamente he visto dos pelis recomendables: Los idus de marzo e Intocable. La primera cuenta con la presencia delante y detrás de la cámara de mi querido George Clooney, por dios, qué hombre tan completo, es que lo tiene todo...  ¿Llegará a superar a Clint Eastwood? Es posible. De momento, tras Los Descendientes, donde aparecía más fondón, más canoso, más cansado y ojeroso, aquí vuelve a ejercer de guapo oficial, el candidato ideal al que muchos votaríamos. Pero la realidad es muy diferente y ... No puedo contar más. No es un tema nuevo, pero está bien contado y mejor interpretado. Ryan Gosling, Philip Seymour Hoffman y Paul Giamatti están geniales, bordan sus papeles respectivos. Inexplicablemente, se olvidaron de todos ellos en los Óscar, pero el público y la crítica les han dado su respaldo. 
Intocable es la película del año en Francia, según dicen. Basada en un hecho real, cuenta la inusual relación entre un aristócrata millonario parapléjico y un negro expresidiario, procedente de un barrio marginal, lleno de vitalidad y buen humor. Ya desde la primera escena ves la declaración de intenciones. Con cierto recuerdo a Aroma de mujer, entre otras, la película es divertida, tierna, optimista. Nada que ver, por supuesto, con Mar Adentro. Son dos formas diametralmente opuestas de vivir una misma situación. Agradecí las risas, la sensibilidad, las ocurrencias. ¿Por qué no ha de ser posible una historia así? Seguro que hay más ocultas o desconocidas. Tiene una banda sonora fantástica, de las que te hacen bailar en la butaca. Salí del cine contenta, relajada, feliz. Es, sin duda, una estupenda opción para estos días de asueto bajo los negros nubarrones no sólo cargados de la necesaria lluvia (lo siento por los que huyen en busca de la playa) sino de las peores noticias económicas. No hay manera de huir del desolador panorama que nos rodea, pero quizá sea posible afrontarlo de otro modo. Ay, ay, ay...
Que descanséis. Y no temáis ser perezosos, es una gran virtud si se disfruta bien. Ah, por si aún no lo habéis hecho, visitad la página de National Geographic, tiene unas fotos fantásticas. Qué hermoso es nuestro planeta...

14 comentarios:

Cabopá dijo...

Me encanta tu alegato sobre la pereza, lo comparto en su totalidad

¡Qué alegría verte y leerte de nuevo!

Amiga Yolanda se te echaba de menos por tus recomendaciones de cine(por cierto abandonado en meses, mi madre esta "pachuchilla")Ya vendrán mejores tiempos...

Ver tu comentario con todas esas palabras que apuntas no me ha resultado nada perezoso venir a leerte...

Tengo intención de hacer una NUBE con las palabras, pero no encuentro cómo...Tendré que investigar en este mundo internauta...

Me alegro, me alegro de verte.
Besicos

Bertha dijo...

Yolanda, comparto muchísimo tu punto de vista acerca de la pereza.

Hay que regalarse un poco de tiempo para saborear lo que de verdad nos apetece hacer.Como perder el tiempo hablando con los amigos, que estupidez más grande.Cuando en verdad es un tiempo precioso poder dedicarlos a lo que más te atrae.

Un abrazo y volveré jeje:)

Rosario Ruiz de Almodóvar Rivera dijo...

Yolanda: Me alegro mucho haber leido tu entrada, es verdad que hay que ser un poco perezosa, pero creo que tú no lo eres en absoluto, sigues haciendo muchas cosa aunque a diferente ritmo. ¡Estupendo!
Voy a intentar pasearme por mi "Tiempo" de otra manera porque a veces quiero hacer maratones, que no conducen a nada.
Haré las torrijas muy despacito, bueno si mi temperamento me deja.
Gracias por tu comentario en mi blog, me ha gustado mucho.
Un abrazo desde mi Librillo.

Joselu dijo...

Sin duda tu pereza no es comparable a la mía. Cuando dices que eres perezosa, nos muestras una serie de actividades que realizas que me dejan ya extenuado. En mis tiempos anteriores a ser padre, cuando empezábamos nuestra vida en común la que ahora es mi mujer, nos pasábamos días enteros en posición horizontal, no levantándonos más que para ir a cenar a alguna quesería o italiano que habíamos seleccionado cuidadosamente. Esto no ha vuelto a sucecer. La vida con hijos te llevaa convertirte en productivo y a olvidar otras tentaciones oblomovianas... Tu pereza es tremensamente activa, pero te ayuda a despejar esos días tensos y densos de la escuela. Aunque sea cambiar de registro, ya viene bien.

Yo he hecho alguna caminata de unos veintitantos kilómetros por las montañas de Galicia. Hoy el día esta gris y algo lluvioso (espero que llueva con ganas y con fuerza pues el bosque está muy seco) y no salgo a caminar. Aprovecharé para escribir mi próximo post cuyo tema es algo incierto.

He visto Los idus de marzo e Intocable y coincido en tu valoración positiva sobre ambas. Vi una película titulada Tenemos que hablar de Kevin (o algo parecido) que me pareció perturbadora o desagradable. Y eso que me gusta el cine poco convencional, pero esta película no me gustó. Salí con una desagradable sensación de la sala.

Estos días en Galicia me sirven de desconexión con la vida habitual de Barcelona. Sobrinos, abuela, caminatas, algo de lectura... pero me falta el cine.

Un abrazo, colega. Se te echaba de menos.

Yolanda dijo...

Cabopá, veo todas tus entradas, qué maravillosas fotos, pero ahora me cunde menos el tiempo y no hago ni la mitad de lo que me gustaría. Por eso tengo un poco abandonado el blog, pobrecito mío... Procuro cumplir con mi cita cinéfila semanal, pero escribir sobre ello ya es otra cosa.
Si supiera cómo hacer esa nube que deseas te lo diría encantada, pero no tengo ni idea, lo siento.
Gracias por tus palabras, eres un encanto. Besos.

Yolanda dijo...

Bertha, la pereza está mal vista pero creo que en pequeñas dosis es muy necesaria. En vacaciones me gusta pasar más horas en pijama, comer a las cuatro, dejar para mañana lo que no tengo ganas de hacer hoy... Ya está bien de sentirnos culpables por no emplear útilmente todas las horas del día. Cada cual que haga lo que le apetezca, un poco de anarquía alegra la vida.
Gracias por tu visita. Un beso.

Yolanda dijo...

Rosario, te aseguro que soy vaga y perezosa, amén de desorganizada. A veces tengo que recoger la cocina y preparar la comida para mis hombres a medianoche, fíjate qué horas, porque he preferido ver una película antes o dedicarme al ordenador, una perdición moderna que exige mucho tiempo. Hago muchas cosas cada día, es cierto, pero no todas a tiempo. Qué demonios, nos han enseñado a ser casi perfectas y es un corsé incómodo y nada fácil de llevar.
Relájate y disfruta todo lo que puedas estos días, fuera normas.
Un beso, colega.

Ana dijo...

La pereza es un lujo que a veces nos tenemos que permitir a nosotros mismos, algo así como un premio para hacer nada de nada.

Un beso.

Yolanda dijo...

Joselu, qué envidia me das por estar en Galicia... Estoy viendo el final de "Desayuno con diamantes", una maravilla de película. Nunca Audrey Hepburn fue tan frágil y hermosa ni George Peppard estuvo tan guapo, qué dos maravillosos perdedores para una historia cuyo fondo es terriblemente amargo y sin embargo resulta esperanzadora.
Te aseguro que soy vaga, lo que pasa es que a la fuerza he de mantenerme activa, pero a mi ritmo. Lo urgente me lo quito rápidamente de encima (los controles, por ejemplo, suelo corregirlos en el día) pero lo que considero que puede esperar queda arrinconado durante meses (el último día tuve que escribir nada menos que cuatro actas de las reuniones de nivel que tenía pendientes desde diciembre, ahí es nada...) No me da pereza cocinar, por ejemplo, aunque no siempre tengo las mismas ganas, claro, y aunque me acueste de madrugada jamás dejo de lavarme los dientes, limpiarme la cara y ponerme crema. Me encanta librarme de horarios y prisas. No es raro que deje los cacharros sin fregar para irme al cine, a más de una de mis compañeras les daría un síncope sólo pensarlo, pero yo tengo claro que tengo derecho a darme ciertos caprichos y permitirme algunos lujos, qué demonios, para eso trabajo y soy una mujer madura y responsable. Necesito cambiar de ritmo de vez en cuando, relajarme, hacer casi lo habitual pero de otra manera. No soy excéntrica ni tengo gustos caros, aunque me gustan las cosas buenas, y las vacaciones lo son, en casa sobre todo si el cuerpo necesita descanso, como me ocurre a mí.
Felices caminatas, colega. Yo también he de andar con más frecuencia, pero me da tanta pereza...

Yolanda dijo...

Ana, si no podemos permitirnos una ración de pereza de vez en cuando, ¿para qué y por qué trabajamos? Menuda vida asquerosa sin poder salirnos de los horarios y librarnos de las obligaciones de vez en cuando, hay que reivindicar ciertas dosis de anarquía.
Gracias por tu visita. Un beso.

Miguel dijo...

La pereza, como bien apuntas tú, se le considera más que un defecto, un pecado (y un pecado capital). Pero la pereza bien entendida es una gran virtud. Claro, habrá que definir o aclarar qué es eso de entender bien la pereza. Pues esencialmente consiste en bajar el pie del acelerador. En mirar la vida pasar desde nuestro sitio. En no descuidar nada, pero no hacer nada más que aquello que nos es grato. En darle un giro a la vida y vivirla a nuestro antojo. En estar de vacaciones, en definitiva, Yolanda.
Bueno, nosotros hoy hemos terminado las clases y no volvemos hasta el martes 17. Voy a comportarme como un auténtico perezoso.

Un beso.

Yolanda dijo...

Disfruta de la pereza vacacional junto al mar, Miguel. Sólo por aligerar la indumentaria, olvidarse del reloj, tomar una caña o un helado contemplando el Mediterráneo merece la pena ser considerado pecador, si te importa algo el término, claro, que no creo sea tu caso. Nos hemos ganado un paréntesis, y debemos coger fuerzas antes de la recta final.
Felices vacaciones, colega. Un abrazo.

Javier S. Sánchez dijo...

Me apunto a tu club de perezosos, Yolanda. Un abrazo.

Alonso dijo...

No lo se porque pero mi animal preferido es el perezoso,me agrada porque se toma las cosas con calma,para el no existe la prisa,sin llegar a la exageraciòn deberiamos aprender algo de èl.Daniela deprestiti personali