jueves, 27 de noviembre de 2008

DÍA DEL MAESTRO

Hoy es el Día del Maestro, aunque hace años unificaron todas las fiestas dedicadas a los patronos de la enseñanza en una sola, en enero. Tenemos clase, pues, pero eso no nos impide celebrarlo con una comida y homenajear a algún compañero especial por algún motivo.
Pocas profesiones merecen tanto respeto como la nuestra, y, al mismo tiempo, pocas son tan criticadas y vilipendiadas. Estamos cansados de dar la cara ante autoridades y padres sin respaldo alguno después de dejarnos la piel, la voz y el alma en cada niño o adolescente que recibimos. Por eso tienen tanto mérito las voces que se alzan en nuestro favor, propias o ajenas, pero quizá lo más valioso sea el reconocimiento de nuestros alumnos, aunque sea al cabo de los años, como contaba Joselu en un emotivo post no hace mucho. No hay que perder ninguna ocasión de alentar a un compañero preocupado, o de celebrar una reunión alegre y entrañable, o de recordar cuán importante es nuestra labor. No hace mucho me permití la osadía de "recrear" a Miguel Hernández en su famosa Elegía, aunque la poesía me da muchísimo respeto. Contiene claves dedicadas a personas concretas, pero se pueden hacer extensivas a muchos otros. Os la dedico a todos los docentes, rogándoos perdonéis mi atrevimiento, fruto de la emoción de ciertos momentos vividos.
ELEGÍA
Yo quiero ser luchando ese maestro
de las aulas que ocupas y engrandeces
compañero del alma, tan contento.
Alimentando almas infantiles,
y usando mi voz por instrumento,
amaré a los tiernos chiquitines.
Tendré tu corazón por alimento,
tanto trabajo se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.
Un manotazo duro, un golpe helado,
un decreto traidor y la ignorancia
un papelote brutal te ha derribado.
No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y mi sorda rabia,
y siento más tu fuerza que mi afonía.
Ando sobre papeles arrugados,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de tu clase a mis tutorandos.
Temprano sonó el timbre esta mañana,
temprano entramos en las clases,
temprano despedimos la desgana.
No perdono a la Bestia innombrable,
no perdono a la DAT desatenta,
no perdono a los díscolos ni a los padres.
En mis manos sostengo un grueso libro
de palabras ciertas y valientes
hablando a tiernos e inocentes niños.
Quiero escribir en sus vírgenes mentes,
quiero desterrar el móvil y la Play
con dentelladas secas y calientes.
Quiero abrirme paso en su maraña,
y sembrar en sus corazones intactos
y enseñarles y escribir en sus entrañas.
Volverás a mi clase y a mi mesa
por los largos pasillos polvorientos
pajareará tu alma colemenera.
Entre angelicales voces y tumultos
volverás al arrullo de las aulas
de los alborotados inoportunos.
Alegrarás la sombra de mis cejas
con tus chistes ocurrentes y tus refranes
disputando los minutos en humo tras la verja.
Tu corazón, nunca terciopelo ajado,
llama a un terreno aún en barbecho
sin desmayo y sin justo pago.
A las aladas almas de las rosas
de la encina verde te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
¡Feliz Día del Maestro!

lunes, 24 de noviembre de 2008

¡SOCORRO!

¡Socorro! No sé qué he hecho, pero han desaparecido los enlaces que tenía, como supongo recordaréis algunos. Es lo que ocurre cuando te pones a jugar con lo que no conoces bien. Si alguien puede echarme una mano se lo agradeceré en el alma.
Llevo días sin publicar porque he pillado una faringitis de las mías. Cada año me caen tres o cuatro por lo menos, y una de ellas suele ser de las importantes. Gajes del oficio, complicados con mi ausencia de bazo, que sirve de protección frente a ciertas infecciones. Me he quedado sin voz, aunque he ido a trabajar, y si no me tomo la baja estaré así toda la semana. Hace un frío que pela aquí en Madrid, como en casi toda España, según cuentan. No hago más que tomar antiinflamatorios, limón con miel y otras guarrerías que todos conocéis. Los que nos ganamos la vida hablando sufrimos con frecuencia este tipo de dolencias. No sé vosotros, pero me cuesta adaptarme a esta situación, aunque he aprendido a manejar una clase con otros recursos. En ocasiones así creo que abusamos de ese instrumento tan preciado, no tanto por elevarla (a la fuerza) sino por utilizarla en exceso. Yo soy muy habladora, lo reconozco, y he comprobado que cuando hablo menos y hago trabajar más a los alumnos por su cuenta las clases son más tranquilas. Me pierde el apasionamiento, querer darles casi cuanto sé, sobre todo a través de la palabra, y en realidad la tarea del maestro debe ser abrir caminos, enseñar nuevas rutas, no limitarse a repetir modelos y contenidos ya trillados. Así que la afonía me permite explorar otros rumbos, y, ya que no puedo hablar, escribo y pienso.
Buscando por internet he encontrado una frase curiosa: "Las voces del retorno vivirán la afonía del silencio". También he encontrado un acróstico dedicado a mi querido Joaquín Sabina y un poema titulado AFONÍA POÉTICA de un autor del que sólo se que se llama CASIOPEA. Como me ha parecido curioso os los transcribo, aunque es un poco largo:
La palabra se desmorona
no quedan de ella
sino fragmentos sueltos
que nada dicen
y a nadie nombran.
La palabra no tiene fuerza
da tumbos contra el mundo
y lo lastima imperceptible.
Al amor nos aferramos
como huérfanos sin nido
en el amor nos empeñamos
el amor devirtuamos
con palabras coloridas y sin sentidos.
Es la palabra nuestra herramienta
es la palabra nuestra bandera
es la palabra nuestro asidero
es la palabra nuestro suicidio.
De tanto uso incorrecto
.........innecesario.
Hoy me detengo y miro
el mundo en el que habito
el tiempo en el que muero.
Intentaré hacer algo
sin banderas ni panfletos
y tal vez en no hacer nada
pueda comenzar este sendero.
Por eso hoy me declaro
en afonía poética
mientras reconstruyo mis palabras
una a una y con esmero
a ver si en el camino cobran fuerza
y levantan el mundo donde habito
y el tiempo donde muero.
Quizá estos "tiempos muertos" como son mi afonía y otros avatares de poca importancia sean una buena ocasión para cambiar la rutina y pararse a pensar y hacer otras cosas. Todos nos quejamos de falta de tiempo. Normalmente vamos corriendo de un sitio a otro, nos tomamos el café del recreo a toda prisa, llegamos tarde y mal a muchas citas... A veces voy preparando mentalmente mis clases y mi jornada completa cuando voy al colegio por un camino mil veces recorrido y más de un día me sorprendo redescubriendo las mil tonalidades de los árboles que bordean la carretera, la tranquilidad del campo (un día vi cruzar a toda prisa tres o cuatro jabalíes, otras veces he visto alguna serpiente, o erizos...), el lujo de no transitar entre edificios feos e impersonales. No tengo voz, pero me queda la palabra, esa palabra tan maravillosamente utilizada por grandes escritores. Espero las vuestras.
Y ya que estamos a un mes justo de la Nochebuena, ¿qué me decís del despilfarro que supone tanto alumbrado navideño? ¿No se crearía el mismo ambiente (quien lo necesite) con menos bombillas? ¿Nos podemos permitir este derroche? Dicen que es para animar al consumo. Yo personalmente me siento agobiada por tanta luz artificial y por tanta superficialidad. Y qué decir de los machacones villancicos en fechas tan tempranas... buf, dan ganas de no pisar un centro comercial hasta las rebajas de enero, o ni eso, visto el panorama.
Salud y buena semana a todos.

martes, 18 de noviembre de 2008

Red de mentiras

El otro día escribí una larga entrada hablando de esta película y otras cosillas y no sé cómo me lo cargué todo y no pude recuperarlo. Es imposible repetirlo, pero más o menos me acuerdo y, desde luego, conservo las mismas ideas, así que allá va.
Es una buena película, a pesar de algunas críticas negativas que ha recibido. La factura técnica es impecable (faltaría más, tratándose de Ridley Scott, a quien no le escatiman medios ni presupuesto). Creo que Leonardo DiCaprio está muy bien, y desde luego Russell Crowe da el tipo de jefe de la CIA con pocos escrúpulos. Como anécdota me fijé en que aparece en una brevísima escena, apenas un cameo, Giannina Facio, la legítima de Scott, haciendo de esposa del personaje de Crowe, igual que en Gladiator. De la historía en sí ya se puede discutir más. A mí me enganchó y conseguí enterarme de la complicada trama porque iba avisada. Bueno, a lo mejor no lo era tanto, pero desde luego el título lo dice todo. Quienes ostentan el poder intentan convencernos de que hacen lo que sea (literalmente) para salvaguardar nuestra paz y tranquilidad. No importan los medios para luchar contra el terrorismo, aunque algunos den náuseas. Hubo momentos en que me revolví en la butaca, de verdad. Y si eso ocurre en una película, qué será en la realidad. Sabemos lo que quieren que sepamos, ni más ni menos, aunque nuestra sacrosanta democracia, libertad de prensa y otras grandezas nos cubran de una manto tan protector como defensivo. Sobre la guerra de Irak aún queda mucho que decir, como de tantos otros conflictos. De las películas que hablan de ella quizá las más impactantes, para mi gusto, son Leones por corderos y sobre todo En el valle de Elah. De otras guerras (Vietnam, las mundiales...) hay mucha más filmografía. Casi todas duras y críticas. Menudo tema para escribir sin parar. Qué ocurrirá de verdad en las altas esferas, quién manda de verdad en nuestras vidas, quién maneja los hilos de lo que nos rodea. La ficción nos acerca a lo que se supone enigmas y misterios. ¿Seguro que es tan ficticio como aseguran los títulos de crédito? Sabemos que hay quien no se detiene ante nada, que las intrigas y juegos sucios están a la orden del día. Y no lejos de nosotros, además.
¿Quién está libre de la mentira? ¿Quién no ha mentido alguna vez? ¿Quién no ha engañado, aunque sea en detalles sin importancia? ¿Se puede ser totalmente sincero sin herir a los demás? Es una norma conocida que son necesarias ciertas dosis de hipocresía para mantener el orden social. Hay una diferencia entre mentir y no decir la verdad. La omisión a veces es la mejor salida. Todos somos en cierta manera agentes secretos, dobles o triples: manejamos información variada de muy distintas personas y tenemos que cuidarnos de las meteduras de pata. Dicen que la información es poder, supongo que por eso nos gusta el morbo, hurgar en las vidas ajenas, tirar simbólicamente esa primera piedra porque "el otro" se lo merece. Las palabras matan más que las balas. Cuesta muy poco cargarse la fama de cualquiera, basta con empezar a hacer circular un rumor o inventarse directamente una falsedad. Me acuerdo, por ejemplo, de Expiación, que también se basa en una mentira, aunque de signo totalmente distinto. Muchas tramas novelescas o fílmicas se basan en falsedades o en engaños más o menos encubiertos. En tono de comedia tienen su gracia, pero cuando se recurre a ellos con otros fines adquieren tintes más serios. Y qué decir cuando uno es víctima de ellos, se puede llegar a extremos realmente dramáticos. A cierta edad es difícil no haber experimentado alguna vivencia de ese cariz. Dejan un sabor tan amargo que nos hacen cambiar a veces drásticamente. De algunas mentiras no nos recuperamos jamás. Y cuántas más permanecerán siempre en la sombra, agazapadas, esperando para salir a la luz en el momento más oportuno (o inoportuno, según se mire). No hay forma de librarse de ellas. Sólo somos libres para no decirlas, o quizá ni eso. Cuesta se fiel a uno mismo, cuanto más a los otros. Todos queremos ser limpios y puros, presumimos de buenas intenciones, pero, ay, somos humanos y la fragilidad no es exclusivamente femenina, como insinuaba el mismísimo Shakespeare.
Fuerza y honor, queridos blogueros.

jueves, 13 de noviembre de 2008







Ésta es la inscripción que se puede leer en el Mirador de Vicente Aleixandre, maravilloso paisaje de la sierra de Madrid que disfrutamos ayer en un largo paseo (entre diez y doce kilómetros, según mis colegas). Hizo mucho frío, pero no llovió. Tuvimos sol durante el recorrido, aunque las cumbres se veían nevadas y algo ocultas por la niebla. El aire era limpio y vivificante. Con 48 criaturas la excursión tiene sus inconvenientes, pero no tuvimos mayor problema que ir tirando de unos cuantos lentos. Hicieron cantidad de fotos, elegiremos las mejores y les daremos un premio.

Algunos llevaban preparados sus escritos y allí los dejaron, por lo que no tengo copia de ellos. A ver si los responsables de la página los publican. Yo no pude escribir nada, no hubo tiempo porque ellos se adueñaron del cuaderno, pero al fin y al cabo ése era unos de los propósitos de la excursión. Finalmente encontré algunos poemas que les han resultado atractivos:


ADOLESCENCIA


Vinieras y te fueras dulcemente,
de otro camino
a este camino. Verte,
y ya otra vez no verte.
Pasar por un puente a otro puente.
-El pie breve,
la luz vencida alegre-.
Muchacho que sería yo mirando
aguas abajo la corriente,
y en el espejo tu pasaje
fluir, desvanecerse.

VICENTE ALEIXANDRE
VIVIR PARA VER
Todo era alegre en el claro
resplandor de la mañana
y al mirarte sentí el llanto
borrándome la mirada.
Llorar y ver son virtudes
que un mismo sentido enlaza
como acompaña en la nieve
el silencio a la pisada.
Todo era alegre y sentía
con la visión, la distancia;
le di descanso a mis ojos:
¡de sólo mirar lloraban!
LUIS ROSALES
En su mirador hay otros versos tallados:
Las noches de Cercedilla
las llevo en mi soledad
y son ya la última linde
que yo quisiera mirar.
Me habría gustado poder disfrutarlos más despacio, pero no pudimos porque íbamos apurados de tiempo. Cuando se va con niños no siempre se puede hacer lo que nos apetece, pero hay lugar para otras cosas. La convivencia en estas salidas es muy bonita y enriquecedora para todos. La Naturaleza es un marco incomparable para dar paso a nuevos contactos. Los chavales disfrutan de lo lindo y los profes somos casi uno más en el grupo. Hay que recoger lo que van perdiendo, atar cordones, repartirles la comida, ayudarles en algunos tramos... Hemos hecho cantidad de excursiones de este tipo y disfrutamos tanto como ellos. Todos estamos más relajados sin las limitaciones de las paredes del aula y aprovechamos para contarles cosillas del entorno: nombres de árboles y arbustos, algún animal que sale al paso o se sabe que está por allí, agazapado, los embalses, los picos... Aprender a respetar a la Madre Tierra es una asignatura más, y ninguna tontería en los tiempos que corren.
Después de cada excursión les mando un trabajillo para trabajar la expresión escrita, ya sabéis que contar lo que piensan o sienten no les resulta fácil. Les he dicho que lo hagan cuanto antes, y que si quieren recordar mejor cierren los ojos durante unos momentos y traten de revivir mentalmente lo que vieron porque el aislamiento favorece la concentración. Recuerdo que en tiempos les hacía algo de relajación antes de los controles y les funcionaba. Tendré que volver a esa práctica.
Cuando me vieron llegar ataviada con botas, chubasquero y demás uno de ellos, Daniel, me dijo: "Jo, seño, llevas completo el kit de exploradora de la Señorita Pepis". Ocurrente que es el crío.
Ahora sólo me falta librarme de las agujetas (soportables) que padezco y quedarme con el estupendo recuerdo de un día diferente. Menos mal que el fin de semana está ahí mismo...





domingo, 9 de noviembre de 2008


UN POCO DE RITMO

Anteayer fui a ver el nuevo espectáculo de MAYUMANÁ, MOMENTUM. Todo un despliegue de ritmo frenético, piruetas imposibles y humor cómplice con un público entregado desde el principio. A ambos lados del escenario dos gigantescos relojes de arena muestran lo inexorable del paso del tiempo. El montaje me pareció imaginativo y todo un alarde de nuevas técnicas, aunque algunos opinaban que el anterior era mucho mejor. Yo también lo vi, pero, francamente, no creo lo mismo. Siempre son geniales, con unos cuerpos jóvenes envidiablemente flexibles y bien entrenados y una música que te hace moverte sin querer. Yo, que soy tremendamente torpe para seguir un ritmo, admiro ese alarde de vitalidad al compás del sonido de cualquier objeto al que se pueda arrancar una nota. Todas las músicas del mundo están enlazadas de alguna manera, y este grupo formado por muchachos de varias nacionalidades lo demuestra. La escasa hora y media del espectáculo supo a poco, desde luego, pero tuvo una prórroga en el vestíbulo y en las escaleras tras la función. Lo poco que hablaron fue casi todo en inglés, pero no hacía falta saber idiomas para entender un trabajo que se supone de meses y largas horas de ensayo. El precio de la entrada es elevado, desde luego, como cualquier otra obra que exige personas en escena y no enlatadas (del precio del cine también se podría hablar...), pero yo recomiendo que vayáis a verlo si queréis pasar un rato diferente.
Y al día siguiente vi algo completamente distinto, Una historia de violencia en DVD porque no pude verla cuando la pasaron por televisión y también se me escapó en el cine en su día. David Cronenberg nunca deja indiferente. Ya me impactó con Inseparables, con el impagable Jeremy Irons haciendo dos papeles (es todo un señor capaz de los más diversos matices, especialmente los dramáticos) y hace poco con Promesas del Este, otra vez con Viggo Mortensen, por quien siento debilidad, lo confieso. Supongo que habéis visto las tres, pero por si acaso no os desvelaré gran cosa del argumento. Las tres hablan del lado oscuro del ser humano, de sus muchos recovecos y de lo que puede llegar a hacer en un momento dado. Cualquiera de apariencia "normal" e inocente llega a esconder terribles secretos o realizar actos repulsivos. Nadie está libre de bordear o incluso meterse de lleno en la locura y la violencia más extrema. La literatura ha dado claros ejemplos de todo ello. Dicen que en las facultades de Medicina recomiendan la lectura de algunas obras, como Crimen y castigo, por ejemplo, para estudiar ciertas patologías. Los grandes autores lo son porque diseccionan con su pluma y otros instrumentos el alma y sus matices, inabarcables e imprevisibles, sea en novela, teatro, poesía, cine, escultura o pintura. Ése es el valor del arte y no el precio que puede llegar a alcanzar, pero como todo está hoy en venta y es objeto de mercadeo se pierde de vista. Y llevando el asunto a mi trabajo, ¿cómo se van a llenar los museos, cines o teatros en el futuro si no despertamos en los niños y jóvenes el amor por las obras bellas? No hay mucho espacio para ello en los programas educativos actuales. Joselu (Profesor en la Secundaria) se quejaba hace poco de la situación de la literatura, y los más pesimistas auguran el fin del libro como tal soporte para dentro de diez años. No creo que la literatura muera nunca, aunque es posible que la disfrutemos de otras maneras. La magia de la palabra bien dicha es inmortal. El hombre empezó muy pronto a contar historias y a guardar constancia de lo que ocurría a su alrededor, y lo seguirá haciendo por mucho que cambien los soportes utilizados para ello.
El miércoles vamos de excursión a la zona de Cercedilla y aprovechando que veremos El Mirador de los Poetas estoy buscando algún poema de Vicente Aleixandre y Luis Rosales apropiado para niños, pero me está costando encontrarlo por la edad de mis alumnos. He descubierto que pueden dejar testimonio escrito de su visita en un cuaderno guardado a tal efecto y les animaré a ello. Hay que aprovechar estas circunstancias para enseñarles algo diferente y mostrarles otros horizontes fuera del aula. Ya os contaré cómo resulta el día.
Feliz semana a todos.

martes, 4 de noviembre de 2008

NO ESTAMOS SOLOS


Quizá sea cierto que no estamos solos en le universo, que hay alguien allá lejos, en otro sistema solar o galaxia, vaya usted a saber. Quizá nunca lleguemos a comprobarlo. Asomamos tímidamente la patita apenas unos pasos más allá de nuestro planeta y ya nos creemos los reyes del mambo. No soy la primera ni la única en creer que más valdría emplear todo ese dineral en limpiar nuestra casa, nuestra maltratada Tierra, en lugar de buscar otro lugar de asilo muy lejano y mucho más costoso. No sé qué absurda ambición lleva a tal empresa: demostrar que un país es mejor que otro, justificar secretos fines bélicos, poner más espías y más potentes... Se alzan miles de voces llamando a la cordura, pregonando que nos estamos cargando nuestra única casa, y nada, no hay manera: venga a fabricar basura por tierra, mar y aire, haciendo oídos sordos al cambio climático, la desertización y la pobreza galopantes. ¿Quién va a parar todo este desatino? No parecemos dispuestos a cambiar nuestra forma de vida, olvidando que si escupimos al cielo la porquería nos caerá encima tarde o temprano. No hará falta ninguna invasión alienígena para acabar con nuestra "civilización", lo vamos a hacer solitos, sin injerencias extrañas. Pero qué brutos somos... En los colegios nos hartamos de tratar el tema de la educación ambiental y tenemos el enemigo en casa: apenas pisan la calle los chavales se encuentran con miles de ejemplos contrarios. Es como cuando en una clase de Educación Vial les preguntas cuántos padres se abrochan el cinturón de seguridad y levantan la mano la mitad, como mucho. Penoso.
Esta gran máquina que es internet propaga en tiempo récord imágenes bellísimas de nuestro mundo. De África a Groenlandia, de los templos orientales a las montañas Rocosas todo es un mosaico maravilloso pero frágil en manos inconscientes de su poder: podemos llevar a cabo obras fantásticas, pero también destruir en un momento lo que ha costado tanto tiempo crear. Nos creemos dueños de la Tierra cuando sólo somos sus inquilinos. El mar parece infinito y limpio, pero esconde cantidades ingentes de basura. Nos hemos acostumbrado a usar y tirar sin medida con el pretexto de que eso es bueno para el libre mercado, y aquí tenemos el resultado: la funesta crisis nos ha sacudido en nuestro orgullo consumista, nos ha perdido la ambición, la desmesura. Incapaces de administrar nuestro inmenso patrimonio no sabemos renunciar a cuatro cosas superfluas. Oscuros intereses impiden que surjan y se desarrollen energías alternativas al petróleo. No hemos sabido combinar progreso y vida sostenible para todos. Los ricos cada vez son más ricos (cuatro en todo el mundo, nada más) y los pobres más pobres. Y la Tierra se queja, pero no queremos escuchar sus lamentos. La oímos, pero no la escuchamos. Alarmistas estúpidos que son algunos, como diría el inefable Aznar. Qué bobada es ésa del cambio climático, con lo verde que está mi campo de golf en pleno desierto... Qué maravilla de progreso que permite construir torres de cientos de pisos y urbanizaciones ganando terreno al mar, no me diga que eso no es bueno, si somos la pera... Y tan contentos, ciegos como estamos.
La Tierra es tan pequeñita en medio del espacio, tan indefensa, tan frágil... Y está en manos de su peor verdugo, su autodenominado dueño y señor. Hay otros mundos, pero están en éste, como decía el anuncio. Hay no sé cuántas galaxias y estrellas miles de veces mayores que el Sol, pero nosotros estamos aquí y ahora y de nada vale mirar hacia planetas inalcanzables. Estamos gozosamente presos en este pedacito de universo sin acertar a cuidarlo debidamente. ¿De verdad somos tan pequeños como asegura ese power point tan sugerente? No hay vida insignificante, por chiquito que sea nuestro Sol comparado con Arturo, por ejemplo. Cualquier vida es grandiosa, qué más da que allá arriba brillen gigantes apenas vislumbrados. Yo creo en la grandeza de cada existencia porque comparto mi espacio con personas que me sonríen, que respiran el mismo aire que yo, que sufren y gozan como yo, que sienten mis mismas inquietudes y albergan los mismos anhelos. En cada ser humano habita la Humanidad entera. Todos podemos alcanzar en algún momento el paraíso y también bajamos a los infiernos con la misma facilidad. Que pregunten a una madre si la respiración de su hijo es insignificante, o a un amante la cercanía del amado, o al solitario la sonrisa de una compañía. Sé que mañana volveré a hacer mi trabajo con el mismo entusiasmo de siempre, volveré a sentarme junto a un pequeño que balbucea al leer y trataré de poner un poco de calor en la mañana otoñal. Eso es la vida, la mía, la de tantos otros. Tan grande en su anonimato, tan feliz en su cotidianidad.
Y siguiendo la estela de Joselu, ojalá tengamos algo que celebrar dentro de unas horas. Muchos confiamos en Obama, esperemos que no nos defraude.
Buenas noches a todos.

sábado, 1 de noviembre de 2008



¡Hola a todos! Estoy contenta porque he sobrevivido al maldito Halloween sin soportar tiradas de huevos en mi casa o en mis coches. Parece que los monstruitos importados esta vez no me han elegido como blanco. Quizá contribuyó la noche, que estaba muy poco apetecible y a lo mejor les disuadió de la excursión gamberra. En cualquier caso, me alegro. Eso sí, Equinoccio estaba plagado de ellos y los locales parecían la reproducción de la casa de los Monster, aquella fantástica serie de nuestros años jóvenes.
Fui al cine, como cada viernes. Vi Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz Yanes. Muy distinta de su anterior trabajo, Alatriste, desde luego, que me gustó mucho a pesar de que recibió críticas de todos los colores. Se empeñan en decir que ésta no es la segunda parte de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, no sé por qué. Es del mismo corte, pero con mujeres más de armas tomar. Todos los actores son estupendos, ellas como ladronas y vengadoras aguerridas y ellos como matones sin escrúpulos bastante cabrones, salvo Diego Luna, del que te enamoras sin querer. El mundo de la delincuencia mejicana es terrible, hombres y mujeres sin escrúpulos para quienes la vida de una persona no vale un higo. La fotografía y la música (el título es de un tema de Paco de Lucía, guitarrista genial) acompañan perfectamente la acción. Ellas están soberbias. Por lo visto el personaje de Victoria Abril no era tan duro, pero ella insistió en hacerlo así. Elena Anaya es la más frágil. Ariadna Gil lleva el sufrimiento en la piel y Pilar López de Ayala es el contrapunto necesario. Entre ellas hay unos lazos indestructibles, establecen una relación como sólo las mujeres unidas en la adversidad saben crear. Así somos las mujeres: podemos ser las mejores aliadas y las peores enemigas. Fuertes y quebradizas a la vez, soportamos las mayores adversidades sin llegar a rompernos y raramente aceptamos la derrota. Incluso cuando caemos en la depresión o en alguna grave enfermedad no nos permitimos hundirnos del todo. Me encantan las historias de mujeres auténticas y fuertes, y por supuesto nos soporto a las frívolas y coquetas. Creo que ya os recomendé Mil soles espléndidos, una historia dura y maravillosa. Hace tiempo leí Madres e hijas, una recopilación de Laura Freixas de relatos de diversas autoras en Anagrama, así como Atlas de geografía humana y Modelos de mujer, de mi admirada Almudena Grandes. Por suerte abundan las obras sobre mujeres excepcionales simplemente por serlo, sin llegar a ser heroínas imposibles o personajes de cartón piedra. Cuántas mujeres corrientes son ejemplo de valor y arrojo sin dárselas de nada, sirviendo de pilares de toda la familia, cuidando de disminuidos e inválidos y multiplicando los escasos recursos de que disponen. Y antes de que se enfaden los hombres, aclaro que me molestan igual las críticas infundadas hacia ellos. No soporto los estereotipos como "todos los hombres son iguales" o las críticas infundadas. Aparte de que hay de todo, evidentemente, conozco muchos hombres que no tienen nada que ver con esa imagen de machistas egoístas que muchas mujeres se empeñan en proclamar. Hombres y mujeres estamos condenados a entendernos, queramos o no. Basta con un poco de sentido común y de flexibilidad.
Hablando de hombres y mujeres, os debo contaros cómo conocí a mi marido. Yo trabajaba en 1982 en el "Antonio Machado" de Majadahonda. Era tutora de 5º y una de mis alumnas, Almudena, era hija de una colega, Lali, a la que por cierto vi ayer. Un día me dijo que un vecino suyo preguntaba por mí, y yo, lógicamente intrigada, le pregunté por qué. Me contestó que eran "cosas de Almudena". Unos días después se me acerca con un sobrecito y me dice: "Oye, que la cosa va en serio, que el chico te quiere conocer". Dentro de él había una foto de carnet en cuyo reverso ponía: "¡Hola, Yolanda! Soy Paco, me gustaría conocerte pronto." "¿Y ahora qué hago?", pregunté a Lali. "Pues no sé, contéstale o vete una tarde a casa y os presento" (eran vecinos). Así que le mandé una foto a través de Almudena con mi teléfono y aquella misma tarde me llamó. Yo por aquel entonces iba a la Universidad y no tenía libre hasta el fin de semana, pero tenía prisa por conocerme y como al día siguiente, martes, teníamos Claustro quedamos a las 7, cuando él salía de trabajar.Fuimos caminando hasta la Plaza Colón y al poco empezó a llover. ¡Nos pusimos como sopas! Pero nos caímos bien y... hasta ahora. Nos casamos en 1985 y nuestro hijo César nació en 1987. Somos muy felices.
Tiempo después me enteré de cómo se le había ocurrido a Almudena que podíamos congeniar. Al parecer, una mañana se le estropeó el coche a Lali y mi marido se ofreció a llevarlas. Por el camino le iba diciendo a la niña algo así como: "Vaya rollo el cole, tendrás un maestro viejo y antipático..." Y Almudena, que me quería mucho, le contestó: "Pues no, es una maestra joven y muy guapa". Mi marido, ocurrencias suyas, le dijo: "Pues a ver si me la presentas". Y dicho y hecho, como os he contado. Ya veis qué caprichoso es el destino, de qué manera más casual una encuentra al hombre de su vida. Realmente es cierto eso de que nunca se sabe cuándo un día puede ser realmente especial.
Mañana os contaré por qué he puesto la imagen de nuestro maltratado planeta, hoy me he ido por otros derroteros.
Feliz domingo a todos.