lunes, 24 de noviembre de 2008

¡SOCORRO!

¡Socorro! No sé qué he hecho, pero han desaparecido los enlaces que tenía, como supongo recordaréis algunos. Es lo que ocurre cuando te pones a jugar con lo que no conoces bien. Si alguien puede echarme una mano se lo agradeceré en el alma.
Llevo días sin publicar porque he pillado una faringitis de las mías. Cada año me caen tres o cuatro por lo menos, y una de ellas suele ser de las importantes. Gajes del oficio, complicados con mi ausencia de bazo, que sirve de protección frente a ciertas infecciones. Me he quedado sin voz, aunque he ido a trabajar, y si no me tomo la baja estaré así toda la semana. Hace un frío que pela aquí en Madrid, como en casi toda España, según cuentan. No hago más que tomar antiinflamatorios, limón con miel y otras guarrerías que todos conocéis. Los que nos ganamos la vida hablando sufrimos con frecuencia este tipo de dolencias. No sé vosotros, pero me cuesta adaptarme a esta situación, aunque he aprendido a manejar una clase con otros recursos. En ocasiones así creo que abusamos de ese instrumento tan preciado, no tanto por elevarla (a la fuerza) sino por utilizarla en exceso. Yo soy muy habladora, lo reconozco, y he comprobado que cuando hablo menos y hago trabajar más a los alumnos por su cuenta las clases son más tranquilas. Me pierde el apasionamiento, querer darles casi cuanto sé, sobre todo a través de la palabra, y en realidad la tarea del maestro debe ser abrir caminos, enseñar nuevas rutas, no limitarse a repetir modelos y contenidos ya trillados. Así que la afonía me permite explorar otros rumbos, y, ya que no puedo hablar, escribo y pienso.
Buscando por internet he encontrado una frase curiosa: "Las voces del retorno vivirán la afonía del silencio". También he encontrado un acróstico dedicado a mi querido Joaquín Sabina y un poema titulado AFONÍA POÉTICA de un autor del que sólo se que se llama CASIOPEA. Como me ha parecido curioso os los transcribo, aunque es un poco largo:
La palabra se desmorona
no quedan de ella
sino fragmentos sueltos
que nada dicen
y a nadie nombran.
La palabra no tiene fuerza
da tumbos contra el mundo
y lo lastima imperceptible.
Al amor nos aferramos
como huérfanos sin nido
en el amor nos empeñamos
el amor devirtuamos
con palabras coloridas y sin sentidos.
Es la palabra nuestra herramienta
es la palabra nuestra bandera
es la palabra nuestro asidero
es la palabra nuestro suicidio.
De tanto uso incorrecto
.........innecesario.
Hoy me detengo y miro
el mundo en el que habito
el tiempo en el que muero.
Intentaré hacer algo
sin banderas ni panfletos
y tal vez en no hacer nada
pueda comenzar este sendero.
Por eso hoy me declaro
en afonía poética
mientras reconstruyo mis palabras
una a una y con esmero
a ver si en el camino cobran fuerza
y levantan el mundo donde habito
y el tiempo donde muero.
Quizá estos "tiempos muertos" como son mi afonía y otros avatares de poca importancia sean una buena ocasión para cambiar la rutina y pararse a pensar y hacer otras cosas. Todos nos quejamos de falta de tiempo. Normalmente vamos corriendo de un sitio a otro, nos tomamos el café del recreo a toda prisa, llegamos tarde y mal a muchas citas... A veces voy preparando mentalmente mis clases y mi jornada completa cuando voy al colegio por un camino mil veces recorrido y más de un día me sorprendo redescubriendo las mil tonalidades de los árboles que bordean la carretera, la tranquilidad del campo (un día vi cruzar a toda prisa tres o cuatro jabalíes, otras veces he visto alguna serpiente, o erizos...), el lujo de no transitar entre edificios feos e impersonales. No tengo voz, pero me queda la palabra, esa palabra tan maravillosamente utilizada por grandes escritores. Espero las vuestras.
Y ya que estamos a un mes justo de la Nochebuena, ¿qué me decís del despilfarro que supone tanto alumbrado navideño? ¿No se crearía el mismo ambiente (quien lo necesite) con menos bombillas? ¿Nos podemos permitir este derroche? Dicen que es para animar al consumo. Yo personalmente me siento agobiada por tanta luz artificial y por tanta superficialidad. Y qué decir de los machacones villancicos en fechas tan tempranas... buf, dan ganas de no pisar un centro comercial hasta las rebajas de enero, o ni eso, visto el panorama.
Salud y buena semana a todos.

3 comentarios:

Joselu dijo...

Espero que a lo largo de la semana mejores de tu afonía y si es necesario tómate una baja para reponerte. Si nosotros no estamos bien, difícilmente podemos llevar acertadamente la clase. Te imagino torrencial, explicando a tus alumnos tu forma de ver las cosas, abriéndoles caminos, saliéndote de la rutina, apasionadamente, con entrega completa, sin restricciones. Tu profesión es buena parte de tu vida.
En cuanto al despilfarro navideño, yo no sé qué pensar. Lo veo a través de los ojos de mis hijas y para ellas es la mejor época del año. Les encanta el ambiente navideño, el calendario de Adviento, los villancicos, las cenas y comidas familiares, los regalos (¿cómo no?). A mí me gusta vivir la Navidad como un decorado de fondo pero que no llega a penetrar en mi intimidad como cuando iba a Andalucía en Semana Santa y me arrullaba con los tambores y las procesiones sin ir nunca a ellas. Me encantaba que estuvieran allí, pero yo no iba a participar en ellas. Me atrae este tiempo de la Navidad. No sé si un mundo laico podría prescindir de ella. ¿Por qué la sustituiríamos? ¿Luces navideñas? Preferiría que las encendieran a mediados de diciembre y no en noviembre como hacen. La Navidad es como nuestro Ramadam, pero en vez de no comer lo que hacemos es atiborrarnos. Un poco más de accesis no estaría mal.
Un saludo, colega.

Yolanda dijo...

Joselu: Sabía que no me fallarías, pero no encuentro el apartado de Diseño como ocurría antes. He pinchado en todos los enlaces: Configuración-Plantilla-Editar entrada... nada, no lo encuentro. Quizá al cambiar la configuración sin darme cuenta me lo he cargado. Sé que antes aparecía, como me indicaste, pero ha desaparecido. ¿Qué más puedo hacer?
Sigo afónica y el médico me ha dado tres días de baja, como era de suponer. Espero estar bien para el viernes, que celebramos una comida por nuestro día, aunque no tenemos fiesta. Aprovecharé para ordenar papeles y escribir algo. Me han pedido ya varias veces que escriba algo para el número de Navidad del periódico digital del colegio y mis alumnos también están en ello. Cuesta salirse d elos tópicos, pero cada uno vive esta época a su manera. Cuando se tiene hijos pequeños se siente con más ilusión, luego sólo queda la sensación de cumplir con mil compromisos y gastar demasiado. Yo recurro a historias navideñas poco usuales (tengo un libro de relatos eróticos que están muy bien)y felicito con poemas de distinto tipo, pero es imposible escapar del todo del ambiente navideño, sea el que sea.
Un abrazo, colega.

Miguel dijo...

Hay que cuidarse esa voz querida colega. Es nuestra mejor arma y tenemos que mimarla. Yo me siento desvalido y casi vencido cuando estoy afónico. La verdad es que no sé dar clase sin aspavientos y cambios de voz continuos. El curso pasado tuve una afonía y lo pasé fatal. No me aclaraba para dar clase. Por eso comprendo tu situación. Pero no pierdas el ánimo porque ya verás como si te cuidas, muy pronto estarás en plenitud de facultades.
Por otra parte, tengo que decirte que a mí la Navidad me produce una alegría que no sé describir. Me gusta todo lo de la Navidad. Siempre me ha gustado. Pero tienes razón, el afán mercantilista obliga a enceder las luces demasiado pronto. Aún no estamos en Navidad.
Un saludo y a cuidarse.